Toda la gente procuraba tocarlo, porque salía de Él una fuerza que sanaba a todos

Icono de los doce apóstoles
La reunión de los doce apóstoles, por By Anonymousfile source, Public Domain, Link

Carta del Apostol San Pablo a los Efeseos

Ef 2, 19-22
Hermanos: Ya no son ustedes extranjeros ni advenedizos; son conciudadanos de los santos y pertenecen a la familia de Dios, porque han sido edificados sobre el cimiento de los apóstoles y de los profetas, siendo Cristo Jesús la piedra angular.

Sobre Cristo, todo el edificio se va levantando bien estructurado, para formar el templo santo del Señor, y unidos a Él también ustedes se van incorporando al edificio, por medio del Espíritu Santo, para ser morada de Dios.

Evangelio según San Lucas

Lc 6, 12-19
Por aquellos días, Jesús se retiró al monte a orar y se pasó la noche en oración con Dios.

Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, eligió a doce de entre ellos y les dio el nombre de apóstoles. Eran Simón, a quien llamó Pedro, y su hermano Andrés; Santiago y Juan; Felipe y Bartolomé; Mateo y Tomás; Santiago, el hijo de Alfeo, y Simón, llamado el Fanático; Judas, el hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.

Al bajar del monte con sus discípulos y sus apóstoles, se detuvo en un llano. Allí se encontraba mucha gente, que había venido tanto de Judea y Jerusalén, como de la costa de Tiro y de Sidón. Habían venido a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; y los que eran atormentados por espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarlo, porque salía de Él una fuerza que sanaba a todos.

 

El discípulo no es más que el maestro, ni el criado más que su señor

Jueves santo
Lavatorio de pies de los doce apóstoles, por José Luiz Bernardes Ribeiro. Dominio público, link.

Génesis

Gn 49, 29-32; 50, 15-26
En aquellos días, Jacob llamó a sus hijos y les dio estas instrucciones: “Yo voy a reunirme con los míos. Sepúltenme junto a mis padres, en la cueva del campo de Makpelá, frente a Mambré, en Canaán. Es el campo que Abraham le compró a Efrón, el hitita, para que lo enterraran. Ahí sepultaron a Abraham y a su esposa Sara, a Isaac y a su esposa Rebeca, y ahí sepulté yo a Lía“. Cuando terminó de dar este encargo a sus hijos, Jacob expiró y fue a reunirse con los suyos.

Los hermanos de José, al ver que había muerto su padre, dijeron: “A ver si José no nos guarda rencor y no nos hace pagar todo el daño que le hicimos“. Por eso le mandaron este recado: “Antes de morir, tu padre nos encargó que te dijéramos esto: ‘Perdona, por favor, a tus hermanos su crimen, su pecado y el daño que te hicieron’. También nosotros, siervos del Dios de tu padre, te pedimos que nos perdones“. Cuando José oyó el recado se puso a llorar.

Fueron después sus hermanos personalmente a verlo y, postrados ante él, le dijeron: “Aquí nos tienes. Somos esclavos tuyos”. José les replicó: “No tengan miedo. ¿Podemos acaso oponernos a los designios de Dios? Ustedes quisieron hacerme daño, pero Dios lo convirtió en un bien para hacer sobrevivir a un pueblo numeroso, como pueden ver. Así que no tengan miedo; yo los mantendré a ustedes y a sus pequeñuelos“. Y los consoló y les habló con mucho cariño.

José permaneció en Egipto junto con la familia de su padre y vivió hasta los ciento diez años; vio a los bisnietos de Efraín y en sus brazos nacieron los hijos de Makir, hijo de Manasés. Finalmente José les dijo a sus hermanos: “Yo voy a morir ya, pero ciertamente Dios cuidará de ustedes y los hará salir de este país a la tierra que juró dar a Abraham, a Isaac y a Jacob“. José los hizo jurar diciendo: “Cuando Dios los haga salir de esta tierra, se llevarán mis huesos de aquí“. Y luego murió José.

Evangelio seg[un San Mateo

Mt 10, 24-33
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles:

“El discípulo no es más que el maestro, ni el criado más que su señor. Le basta al discípulo ser como su maestro y al criado ser como su señor. Si al señor de la casa lo han llamado Satanás, ¡qué no dirán de sus servidores!

No teman a los hombres. No hay nada oculto que no llegue a descubrirse; no hay nada secreto que no llegue a saberse. Lo que les digo de noche, repítanlo en pleno día y lo que les digo al oído, pregónenlo desde las azoteas.

No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman, más bien, a quien puede arrojar al lugar de castigo el alma y el cuerpo.

¿No es verdad que se venden dos pajarillos por una moneda? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae por tierra si no lo permite el Padre. En cuanto a ustedes, hasta los cabellos de su cabeza están contados. Por lo tanto, no tengan miedo, porque ustedes valen mucho más que todos los pájaros del mundo.

A quien me reconozca delante de los hombres, yo también lo reconoceré ante mi Padre, que está en los cielos; pero al que me niegue delante de los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre, que está en los cielos”.

 

Yo soy José. ¿Vive todavía mi padre?

José
José reconocido por sus hermanos“, por Léon Pierre Urbain Bourgeois – Fuente, Public Domain, Link

Génesis

Gn 44, 18-21. 23-29; 45, 1-5
En aquellos días, se acercó Judá a José y le dijo:

Con tu permiso, señor, tu siervo va a pronunciar algunas palabras a tu oído; no te enojes con tu siervo, pues tú eres como un segundo faraón. Tú, señor, nos preguntaste: ‘¿Tienen padre o algún hermano?’ Nosotros te respondimos: ‘Sí, tenemos un padre anciano, con un hijo pequeño, que le nació en su vejez. Como es el único que le queda de su madre, pues el otro hermano ya murió, su padre lo ama tiernamente’. Entonces tú dijiste a tus siervos: ‘Tráiganmelo para que yo lo vea con mis propios ojos, pues si no viene su hermano menor con ustedes, no los volveré a recibir’.

Cuando regresamos a donde está nuestro padre, tu siervo, le referimos lo que nos habías dicho. Nuestro padre nos dijo: ‘Vuelvan a Egipto y cómprennos víveres’. Nosotros le dijimos: ‘No podemos volver, a menos que nuestro hermano menor vaya con nosotros. Sólo así volveríamos, porque no podemos presentarnos ante el ministro del faraón, si no va con nosotros nuestro hermano menor’. Nuestro padre, tu siervo, nos dijo entonces: ‘Ya saben que mi mujer me dio dos hijos: uno desapareció y ustedes me dijeron que una fiera se lo había comido y ya no lo he vuelto a ver. Ahora se llevan también a éste; si le ocurre una desgracia, me van a matar de dolor’ “.

Entonces José ya no pudo aguantarse más y ordenó a todos los que lo acompañaban que salieran de ahí. Nadie se quedó con él cuando se dio a conocer a sus hermanos. José se puso a llorar a gritos; lo oyeron los egipcios y llegó la noticia hasta la casa del faraón.

Después les dijo a sus hermanos: “Yo soy José. ¿Vive todavía mi padre?” Sus hermanos no podían contestarle, porque el miedo se había apoderado de ellos. José les dijo: “Acérquense“. Se acercaron y él continuó: “Yo soy su hermano José, a quien ustedes vendieron a los egipcios. Pero no se asusten ni se aflijan por haberme vendido, pues Dios me mandó a Egipto antes que a ustedes para salvarles la vida“.

Evangelio según San Mateo

Mt 10, 7-15
En aquel tiempo, envió Jesús a los Doce con estas instrucciones:

“Vayan y proclamen por el camino que ya se acerca el Reino de los cielos. Curen a los leprosos y demás enfermos; resuciten a los muertos y echen fuera a los demonios. Gratuitamente han recibido este poder; ejérzanlo, pues, gratuitamente.

No lleven con ustedes, en su cinturón, monedas de oro, de plata o de cobre. No lleven morral para el camino ni dos túnicas ni sandalias ni bordón, porque el trabajador tiene derecho a su sustento.

Cuando entren en una ciudad o en un pueblo, pregunten por alguien respetable y hospédense en su casa hasta que se vayan. Al entrar, saluden así: ‘Que haya paz en esta casa‘. Y si aquella casa es digna, la paz de ustedes reinará en ella; si no es digna, el saludo de paz de ustedes no les aprovechará. Y si no los reciben o no escuchan sus palabras, al salir de aquella casa o de aquella ciudad, sacúdanse el polvo de los pies. Yo les aseguro que el día del juicio, Sodoma y Gomorra serán tratadas con menos rigor que esa ciudad”.

 

Lecturas del Domingo – El Señor es nuestro Dios y nosotros su pueblo

Jesus y sus discípulos
Jesús y sus discípulos, por James Tissot – Public Domain, Link

Libro del Éxodo

Ex 19, 2-6a
En aquellos días, el pueblo de Israel salió de Refidim, llegó al desierto del Sinaí y acampó frente al monte. Moisés subió al monte para hablar con Dios. El Señor lo llamó desde el monte y le dijo:

“Esto dirás a la casa de Jacob, esto anunciarás a los hijos de Israel: ‘Ustedes han visto cómo castigué a los egipcios y de qué manera los he levantado a ustedes sobre alas de águila y los he traído a mí. Ahora bien, si escuchan mi voz y guardan mi alianza, serán mi especial tesoro entre todos los pueblos, aunque toda la tierra es mía. Ustedes serán para mí un reino de sacerdotes y una nación consagrada’ ”.

Salmo 99, 2. 3. 5

El Señor es nuestro Dios y nosotros su pueblo.

Alabemos a Dios todos los hombres,
sirvamos al Señor con alegría
y con júbilo entremos en su templo.

El Señor es nuestro Dios y nosotros su pueblo.

Reconozcamos que el Señor es Dios,
que Él fue quien nos hizo y somos suyos,
que somos su pueblo y su rebaño.

El Señor es nuestro Dios y nosotros su pueblo.

Porque el Señor es bueno, bendigámoslo,
Porque es eterna su misericordia
y su fidelidad nunca se acaba.

El Señor es nuestro Dios y nosotros su pueblo.

Carta del Apostol San Pablo a los Romanos

Rom 5, 6-11
Hermanos: Cuando todavía no teníamos fuerzas para salir del pecado, Cristo murió por los pecadores en el tiempo señalado. Difícilmente habrá alguien que quiera morir por un justo, aunque puede haber alguno que esté dispuesto a morir por una persona sumamente buena. Y la prueba de que Dios nos ama está en que Cristo murió por nosotros, cuando aún éramos pecadores.

Con mayor razón, ahora que ya hemos sido justificados por su sangre, seremos salvados por Él del castigo final. Porque, si cuando éramos enemigos de Dios, fuimos reconciliados con Él por la muerte de su Hijo, con mucho más razón, estando ya reconciliados, recibiremos la salvación participando de la vida de su Hijo. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido ahora la reconciliación.

Evangelio según San Mateo

Mt 9, 36—10, 8
En aquel tiempo, al ver Jesús a las multitudes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. Entonces dijo a sus discípulos: “La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por lo tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos”.

Después, llamando a sus doce discípulos, les dio poder para expulsar a los espíritus impuros y curar toda clase de enfermedades y dolencias.

Éstos son los nombres de los doce apóstoles: el primero de todos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago y su hermano Juan, hijos de Zebedeo; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo; Simón, el cananeo, y Judas Iscariote, que fue el traidor.

A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: “No vayan a tierra de paganos ni entren en ciudades de samaritanos. Vayan más bien en busca de las ovejas perdidas de la casa de Israel. Vayan y proclamen por el camino que ya se acerca el Reino de los cielos. Curen a los leprosos y demás enfermos; resuciten a los muertos y echen fuera a los demonios. Gratuitamente han recibido este poder; ejérzanlo, pues, gratuitamente”.

 

No sólo de pan vive el hombre, sino también de toda palabra que sale de la boca de Dios

Milagro de la multiplicación de los panes y los pescados
Milagro de la multiplicación de los panes y los pescados, por Bernardo Strozzi – Public Domain, Link

Hechos de los Apóstoles

Hch 5, 34-42
En aquellos días, un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley respetado por todo el pueblo, se levantó en el sanedrín, mandó que hicieran salir por un momento a los apóstoles y dijo a la asamblea:

“Israelitas, piensen bien lo que van a hacer con esos hombres. No hace mucho surgió un tal Teudas, que pretendía ser un caudillo, y reunió unos cuatrocientos hombres. Fue ejecutado, dispersaron a sus secuaces y todo quedó en nada. Más tarde, en la época del censo, se levantó Judas el Galileo y muchos lo siguieron. Pero también Judas pereció y se desbandaron todos sus seguidores. En el caso presente, yo les aconsejo que no se metan con esos hombres; suéltenlos. Porque si lo que se proponen y están haciendo es de origen humano, se acabará por sí mismo. Pero si es cosa de Dios, no podrán ustedes deshacerlo. No se expongan a luchar contra Dios”.

Los demás siguieron su consejo: mandaron traer a los apóstoles, los azotaron, les prohibieron hablar en nombre de Jesús y los soltaron. Ellos se retiraron del sanedrín, felices de haber padecido aquellos ultrajes por el nombre de Jesús.

Y todos los días enseñaban sin cesar y anunciaban el Evangelio de Cristo Jesús, tanto en el templo como en las casas.

Evangelio según San Juan

Jn 6, 1-15
En aquel tiempo, Jesús se fue a la otra orilla del mar de Galilea o lago de Tiberíades. Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía curando a los enfermos. Jesús subió al monte y se sentó allí con sus discípulos.

Estaba cerca la Pascua, festividad de los judíos. Viendo Jesús que mucha gente lo seguía, le dijo a Felipe: “¿Cómo compraremos pan para que coman éstos?” Le hizo esta pregunta para ponerlo a prueba, pues Él bien sabía lo que iba a hacer. Felipe le respondió: “Ni doscientos denarios de pan bastarían para que a cada uno le tocara un pedazo de pan”. Otro de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: “Aquí hay un muchacho que trae cinco panes de cebada y dos pescados. Pero, ¿qué es eso para tanta gente?” Jesús le respondió: “Díganle a la gente que se siente”. En aquel lugar había mucha hierba. Todos, pues, se sentaron ahí; y tan sólo los hombres eran unos cinco mil.

Enseguida tomó Jesús los panes, y después de dar gracias a Dios, se los fue repartiendo a los que se habían sentado a comer. Igualmente les fue dando de los pescados todo lo que quisieron. Después de que todos se saciaron, dijo a sus discípulos: “Recojan los pedazos sobrantes, para que no se desperdicien”. Los recogieron y con los pedazos que sobraron de los cinco panes llenaron doce canastos.

Entonces la gente, al ver el signo que Jesús había hecho, decía: “Éste es, en verdad, el profeta que habría de venir al mundo”. Pero Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró de nuevo a la montaña, Él solo.

 

Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura

Imagen del Sagrado Corazón de Jesús
Vitral del Sagrado Corazón de Jesús, en San Pablo, Brazil. WilfredorCC0, Link

Hechos de los Apóstoles

Hch 4,13-21
En aquellos días, los sumos sacerdotes, los ancianos y los escribas, se quedaron sorprendidos al ver el aplomo con que Pedro y Juan hablaban, pues sabían que eran hombres del pueblo sin ninguna instrucción. Ya los habían reconocido como pertenecientes al grupo que andaba con Jesús, pero no se atrevían a refutarlos, porque ahí estaba de pie, entre ellos, el hombre paralítico que había sido curado.

Por consiguiente, les mandaron que salieran del sanedrín, y ellos comenzaron a deliberar entre sí: “¿Qué vamos a hacer con estos hombres? Han hecho un milagro evidente, que todo Jerusalén conoce y que no podemos negar; pero a fin de que todo esto no se divulgue más entre el pueblo, hay que prohibirles con amenazas hablar en nombre de Jesús”.

Entonces mandaron llamar a Pedro y a Juan y les ordenaron que por ningún motivo hablaran ni enseñaran en nombre de Jesús. Ellos replicaron: “Digan ustedes mismos si es justo delante de Dios obedecerlos a ustedes antes que a Dios. Nosotros no podemos dejar de contar lo que hemos visto y oído”.

Los miembros del sanedrín repitieron las amenazas y los soltaron, porque no encontraron la manera de castigarlos, ya que el pueblo entero glorificaba a Dios por lo sucedido.

Evangelio según San Marcos

Mc 16, 9-15
Habiendo resucitado al amanecer del primer día de la semana, Jesús se apareció primero a María Magdalena, de la que había arrojado siete demonios. Ella fue a llevar la noticia a los discípulos, los cuales estaban llorando, agobiados por la tristeza; pero cuando la oyeron decir que estaba vivo y que lo había visto, no le creyeron.

Después de esto, se apareció en otra forma a dos discípulos, que iban de camino hacia una aldea. También ellos fueron a anunciarlo a los demás; pero tampoco a ellos les creyeron.

Por último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no les habían creído a los que lo habían visto resucitado. Jesús les dijo entonces: “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura”.

 

La Palabra del Viernes 28 de Octubre de 2022

Carta del Apostol San Pablo a los Efesios 2, 19-22

Hermanos: Ya no son ustedes extranjeros ni advenedizos; son conciudadanos de los santos y pertenecen a la familia de Dios, porque han sido edificados sobre el cimiento de los apóstoles y de los profetas, siendo Cristo Jesús la piedra angular.

Sobre Cristo, todo el edificio se va levantando bien estructurado, para formar el templo santo del Señor, y unidos a Él también ustedes se van incorporando al edificio, por medio del Espíritu Santo, para ser morada de Dios.

Evangelio según San Lucas 6, 12-19

Por aquellos días, Jesús se retiró al monte a orar y se pasó la noche en oración con Dios.

Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, eligió a doce de entre ellos y les dio el nombre de apóstoles. Eran Simón, a quien llamó Pedro, y su hermano Andrés; Santiago y Juan; Felipe y Bartolomé; Mateo y Tomás; Santiago, el hijo de Alfeo, y Simón, llamado el Fanático; Judas, el hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.

Al bajar del monte con sus discípulos y sus apóstoles, se detuvo en un llano. Allí se encontraba mucha gente, que había venido tanto de Judea y Jerusalén, como de la costa de Tiro y de Sidón. Habían venido a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; y los que eran atormentados por espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarlo, porque salía de Él una fuerza que sanaba a todos.

Jesus y sus discípulos
Jesús y sus discípulos, por James TissotOnline Collection of Brooklyn Museum; Photo: Brooklyn Museum, 2007, 00.159.129_PS2.jpg, Public Domain, Link

La Palabra del Viernes 30 de Septiembre de 2022

Jesus y sus discípulos
Jesús y sus discípulos, por James TissotOnline Collection of Brooklyn Museum; Photo: Brooklyn Museum, 2007, 00.159.129_PS2.jpg, Public Domain, Link

Evangelio según San Lucas 10, 13-16

En aquel tiempo, Jesús dijo: “¡Ay de ti, ciudad de Corozaín! ¡Ay de ti, ciudad de Betsaida! Porque si en las ciudades de Tiro y de Sidón se hubieran realizado los prodigios que se han hecho en ustedes, hace mucho tiempo que hubieran hecho penitencia, cubiertas de sayal y de ceniza. Por eso el día del juicio será menos severo para Tiro y Sidón que para ustedes. Y tú, Cafarnaúm, ¿crees que serás encumbrada hasta el cielo? No. Serás precipitada en el abismo“.

Luego, Jesús dijo a sus discípulos: “El que los escucha a ustedes, a mí me escucha; el que los rechaza a ustedes, a mí me rechaza y el que me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado“.

Job 38, 1. 12-21; 40, 3-5

El Señor le habló a Job desde el seno de la tormenta y le dijo:
“¿Acaso alguna vez en tu vida
le has dado órdenes a la mañana
o le has señalado su lugar a la aurora,
para que ciña a la tierra por los bordes
y sacuda de ella a los malvados;
para que ponga de relieve sus contornos
y la tiña de colores como un vestido;
para que prive a los malvados del amparo de las tinieblas
y acabe con el poder del hombre criminal?

¿Has llegado hasta donde nace el mar
o te has paseado por el fondo del océano?
¿Se te han franqueado las puertas de la muerte
o has visto los portones del país de los muertos?
¿Has calculado la anchura de la tierra?
Dímelo, si lo sabes.

¿Sabes en dónde vive la luz
y en dónde habitan las tinieblas?
¿Podrías conducirlas a su morada
o enseñarles el camino de su casa?
Si lo sabes, es que para entonces tú ya habrías nacido
y el número de tus años sería incontable”.

Job le respondió al Señor:

“He hablado a la ligera, ¿qué puedo responder?
Me taparé la boca con la mano.
He estado hablando y ya no insistiré más;
ya no volveré a hablar”.

Lecturas del VI Domingo de Pascua 22 de Mayo de 2022: La Paz les dejo, Mi Paz les doy

Jesus y sus discípulos
Jesús y sus Discípulos, por James TissotOnline Collection of Brooklyn Museum; Photo: Brooklyn Museum, 2007, 00.159.129_PS2.jpg, Public Domain, Link

No teman, es el mensaje que nos deja Jesús en este VI Domingo de Pascua. “El que me ama, cumplirá mi Palabra”.

Hechos de los Apóstoles 15, 1-2. 22-29

En aquellos días, vinieron de Judea a Antioquía algunos discípulos y se pusieron a enseñar a los hermanos que si no se circuncidaban conforme a la ley de Moisés, no podrían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; al fin se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más fueran a Jerusalén para tratar el asunto con los apóstoles y los presbíteros.

Los apóstoles y los presbíteros, de acuerdo con toda la comunidad cristiana, juzgaron oportuno elegir a algunos de entre ellos y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Los elegidos fueron Judas (llamado Barsabás) y Silas, varones prominentes en la comunidad. A ellos les entregaron una carta que decía:

Nosotros, los apóstoles y los presbíteros, hermanos suyos, saludamos a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia, convertidos del paganismo. Enterados de que algunos de entre nosotros, sin mandato nuestro, los han alarmado e inquietado a ustedes con sus palabras, hemos decidido de común acuerdo elegir a dos varones y enviárselos, en compañía de nuestros amados hermanos Bernabé y Pablo, que han consagrado su vida a la causa de nuestro Señor Jesucristo. Les enviamos, pues, a Judas y a Silas, quienes les trasmitirán, de viva voz, lo siguiente: ‘El Espíritu Santo y nosotros hemos decidido no imponerles más cargas que las estrictamente necesarias. A saber: que se abstengan de la fornicación y de comer lo inmolado a los ídolos, la sangre y los animales estrangulados. Si se apartan de esas cosas, harán bien’. Los saludamos”.

Salmo 66, 2-3. 5. 6 y 8

R. (4) Que te alaben, Señor, todos los pueblos. Aleluya.
Ten piedad de nosotros y bendícenos;
vuelve, Señor, tus ojos a nosotros.
Que conozca la tierra tu bondad
y los pueblos tu obra salvadora. R.
R. Que te alaben, Señor, todos los pueblos. Aleluya.
Las naciones con júbilo te canten,
porque juzgas al mundo con justicia;
con equidad tú juzgas a los pueblos
y riges en la tierra a las naciones. R.
R. Que te alaben, Señor, todos los pueblos. Aleluya.
Que te alaben, Señor, todos los pueblos,
que los pueblos te aclamen todos juntos.
Que nos bendiga Dios
Y que le rinda honor el mundo entero. R.
R. Que te alaben, Señor, todos los pueblos. Aleluya.

Apocalipsis del Apostol San Juan 21, 10-14. 22-23

Un ángel me transportó en espíritu a una montaña elevada, y me mostró a Jerusalén, la ciudad santa, que descendía del cielo, resplandeciente con la gloria de Dios. Su fulgor era semejante al de una piedra preciosa, como el de un diamante cristalino.

Tenía una muralla ancha y elevada, con doce puertas monumentales, y sobre ellas, doce ángeles y doce nombres escritos, los nombres de las doce tribus de Israel. Tres de estas puertas daban al oriente, tres al norte, tres al sur y tres al poniente. La muralla descansaba sobre doce cimientos, en los que estaban escritos los doce nombres de los apóstoles del Cordero.

No vi ningún templo en la ciudad, porque el Señor Dios todopoderoso y el Cordero son el templo. No necesita la luz del sol o de la luna, porque la gloria de Dios la ilumina y el Cordero es su lumbrera.

Evangelio según San Juan 14, 23-29

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “El que me ama, cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará y haremos en él nuestra morada. El que no me ama no cumplirá mis palabras. La palabra que están oyendo no es mía, sino del Padre, que me envió. Les he hablado de esto ahora que estoy con ustedes; pero el Paráclito, el Espíritu Santo que mi Padre les enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo cuanto yo les he dicho.

La paz les dejo, mi paz les doy. No se la doy como la da el mundo. No pierdan la paz ni se acobarden. Me han oído decir: ‘Me voy, pero volveré a su lado’. Si me amaran, se alegrarían de que me vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Se lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, crean”.

 

El Crecimiento de la Iglesia fuera de la Ley Judía

Moisés y los mandamientos
“Moisés y los mandamientos”, por Philippe de ChampaigneWeb Gallery of Art:   Image  Info about artwork, Public Domain, Link

Siempre hemos hablado de lo rigurosa que son las leyes originales otorgadas por Dios a Moisés, y que casi por mil quinientos años gobernaron directamente al pueblo Judío.

Después de la Resurrección de Jesús, y luego de muchos años de apostolado y enseñanzas de Pablo, muchos grupos de paganos –los que no conocían a Jesús– las leyes judías parecía excesivamente injustas, estrictas y fuera de tiempo.

Cuando Pablo habló de esta situación con unas comunidades, éstas explotaron violentamente, dejando en claro que no querían seguir siguiendo una cultura arcaica, que estaba muriendo poco a poco.

Pablo y Bernabé, en lugar de caer en las provocaciones, decidieron tomar el tema con los apóstoles, quienes enviaron una carta dirigida a esas comunidades, y en las que expresaron un verdadero cambio en la doctrina de la Ley de Moisés:

“El Espíritu Santo y nosotros hemos decidido no imponerles más cargas que las estrictamente necesarias”.

Y así, el dominio que por más de 15 siglos había mantenido La Ley, comenzaba a desmoronarse, dando pie a La Palabra, el nuevo mensaje de amor de Jesús.