Lecturas del IV Domingo de Pascua 8 de Mayo de 2022: Mis ovejas conocen mi voz

Imagen de El Buen Pastor
El Buen Pastor, por Alfred Handel, d. 1946[2], photo: Toby Hudson (Own work) [CC BY-SA 3.0 (Fuente) o GFDL], via Wikimedia Commons.
Hoy es el Cuarto Domingo de Pascua. El tema de hoy son las ovejas; pero nos los animalitos, sino todos nosotros, el gran rebaño de Dios en la Tierra. Y no somos un rebaño limitado sólo a Israel, sino de todo el mundo. En la primera lectura escuchamos que el Reino de Dios está abierto para los paganos, no sólo para la alta curia Israelita, luego en el Apocalipsis del Apostol San Juan, se nos habla de todos los mártires por la Palabra de Dios, y decimos todos, de todos los confines del mundo.

Y finalmente Jesús nos habla de su rebaño, el cual no está limitado a un solo pueblo.

Hechos de los Apóstoles 13, 14. 43-52

En aquellos días, Pablo y Bernabé prosiguieron su camino desde Perge hasta Antioquía de Pisidia, y el sábado entraron en la sinagoga y tomaron asiento. Cuando se disolvió la asamblea, muchos judíos y prosélitos piadosos acompañaron a Pablo y a Bernabé, quienes siguieron exhortándolos a permanecer fieles a la gracia de Dios.

El sábado siguiente, casi toda la ciudad de Antioquía acudió a oír la palabra de Dios. Cuando los judíos vieron una concurrencia tan grande, se llenaron de envidia y comenzaron a contradecir a Pablo con palabras injuriosas. Entonces Pablo y Bernabé dijeron con valentía: “La palabra de Dios debía ser predicada primero a ustedes; pero como la rechazan y no se juzgan dignos de la vida eterna, nos dirigiremos a los paganos. Así nos lo ha ordenado el Señor, cuando dijo: Yo te he puesto como luz de los paganos, para que lleves la salvación hasta los últimos rincones de la tierra”.

Al enterarse de esto, los paganos se regocijaban y glorificaban la palabra de Dios, y abrazaron la fe todos aquellos que estaban destinados a la vida eterna.

La palabra de Dios se iba propagando por toda la región. Pero los judíos azuzaron a las mujeres devotas de la alta sociedad y a los ciudadanos principales, y provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé, hasta expulsarlos de su territorio.

Pablo y Bernabé se sacudieron el polvo de los pies, como señal de protesta, y se marcharon a Iconio, mientras los discípulos se quedaron llenos de alegría y del Espíritu Santo.

Salmo 99, 2. 3. 5

R. (3c) El Señor es nuestro Dios y nosotros su pueblo. Aleluya.
Alabemos a Dios todos los hombres,
sirvamos al Señor con alegría
y con júbilo entremos en su templo. R.
R. El Señor es nuestro Dios y nosotros su pueblo. Aleluya.
Reconozcamos que el Señor es Dios,
que Él fue quien nos hizo y somos suyos,
que somos su pueblo y su rebaño. R.
R. El Señor es nuestro Dios y nosotros su pueblo. Aleluya.
Porque el Señor es bueno, bendigámoslo,
Porque es eterna su misericordia
y su fidelidad nunca se acaba. R.
R. El Señor es nuestro Dios y nosotros su pueblo. Aleluya.

Apocalipsis 7, 9. 14b-17

Yo, Juan, vi una muchedumbre tan grande, que nadie podía contarla. Eran individuos de todas las naciones y razas, de todos los pueblos y lenguas. Todos estaban de pie, delante del trono y del Cordero; iban vestidos con una túnica blanca y llevaban palmas en las manos.

Uno de los ancianos que estaban junto al trono, me dijo:

“Éstos son los que han pasado por la gran persecución
y han lavado y blanqueado su túnica con la sangre del Cordero.
Por eso están ante el trono de Dios y le sirven día y noche en su templo,
y el que está sentado en el trono los protegerá continuamente.

Ya no sufrirán hambre ni sed,
no los quemará el sol ni los agobiará el calor.
Porque el Cordero, que está en el trono, será su pastor
y los conducirá a las fuentes del agua de la vida
y Dios enjugará de sus ojos toda lágrima”.

Evangelio según San Juan 10, 27-30

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: “Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy la vida eterna y no perecerán jamás; nadie las arrebatará de mi mano. Me las ha dado mi Padre, y Él es superior a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. El Padre y yo somos uno”.

 

 

La Hora de los Pobres, los Perseguidos y los que Sufren

los cuatro seres vivientes
Cuatro seres vivientes, también conocidos como los portadores o asesores del trono

El domingo escuchamos el Sermón de la Montaña, la enseñanza de Jesús de que, a pesar de todo lo horrible por lo que podamos estar pasando, debemos tener esperanza de que pasará y nuestra recompensa será grande en el Reino de los Cielos.

Hoy escucharemos una parte del Apocalípsis del Apóstol San Juan que está muy relacionada a esta enseñanza.

Yo, Juan, vi un ángel que venía del oriente. Traía consigo el sello del Dios vivo y gritaba con voz poderosa a los cuatro ángeles encargados de hacer daño a la tierra y al mar.
Les dijo: “¡No hagan daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que terminemos de marcar con el sello la frente de los servidores de nuestro Dios!” Y pude oír el número de los que habían sido marcados: eran ciento cuarenta y cuatro mil, procedentes de todas las tribus de Israel.
Vi luego una muchedumbre tan grande, que nadie podía contarla. Eran individuos de todas las naciones y razas, de todos los pueblos y lenguas. Todos estaban de pie, delante del Trono y del Cordero; iban vestidos con una túnica blanca; levaban palmas en las manos y exclamaban con voz poderosa: “La salvación viene de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero”.
Y todos los ángeles que estaban alrededor del trono, de los ancianos y de los cuatro seres vivientes, cayeron rostro en tierra delante del trono y adoraron a Dios, diciendo: “Amén. La alabanza, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, el honor, el poder y la fuerza, se le deben para siempre a nuestro Dios”.
Entonces, uno de los ancianos me preguntó: “¿Quiénes son y de dónde han venido los que llevan la túnica blanca?” Yo le respondí: “Señor mío, tú eres quien lo sabe”. Entonces él me dijo: “Son los que han pasado por la gran persecución y han lavado y blanqueado su túnica con la sangre del cordero”.

 

Domingo de Corpus Christi, el Cuerpo y la Sangre de Cristo 2018

El Cuerpo y Sangre de Cristo
Cuerpo y Sangre de Cristo, por Nheyob, cropped by TahcOwn work, CC BY-SA 4.0, Link

Este día celebramos la alianza de Dios con la humanidad, que primero se realizó con el pueblo Judío y después concretizó con el resto de los pueblos de la Tierra gracias al sacrificio de Jesús, el Cristo, que murió en cuerpo, derramando su propia sangre.

Y en ese sentido, las lecturas de hoy están centradas en las alianzas que se muestran en la Biblia. Primero, escuchamos del libro del Éxodo que Moisés, cuando bajaba del monte Sinaí con las tablas de las leyes, explicó al pueblo su contenido y, el pueblo, contestó a una sola voz: “Haremos todo lo que dice el Señor”.

Al día siguiente, desde temprano Moisés levanto un altar con 12 piedras –una por cada una de las doce tribus originales de Israel– y luego mandó a un grupo de jóvenes que sacrificaran unos novillos en honor a Dios, y la mitad de la sangre se puso en vasijas, y la otra mitad se derramó sobre el altar.

Finalmente, Moisés leyó al pueblo el libro de la Alianza y roció al pueblo con la sangre diciendo: “Esta es la sangre de la alianza que El Señor ha hecho con ustedes, conforme a las palabras que han oído”.

Una nota importante: recordemos que el pueblo israelita estaba vagando por el desierto, aún no se establecía en la llamada tierra prometida, y el sacrificar aunque fuese un sólo novillo, era un situación muy difícil, pues no pensemos que estaban pastando miles de cabezas de ganado. La carne de los sacrificios no se iba a consumir, sino a inmolar (quemar hasta deshacerse en vapor que subiría a Dios, las cenizas eran después sobre el pueblo). Eran tiempos en que estaba prohibidísimo realizar gastos innecesarios. Así que, estos actos eran verdaderos sacrificios por parte del pueblo para alabar a Dios.

Relacionado: ¿De dónde viene el concepto de cordero para sacrificio?

Y luego, San Pablo nos dice: “Cristo es el mediador de una alianza nueva. Con su muerte, hizo que fueran perdonados los delitos cometidos durante la antigua alianza, para que los llamados por Dios pudieran recibir la herencia eterna que Él les había prometido”.

Finalmente, el Evangelio de hoy relata que, durante la última cena, Jesús tomó un pan, lo bendijo y se los dio a los discípulos diciendo: “Tomen, esto es mi cuerpo”, luego tomó una copa de vino, la bendijo y la paso con estas palabras: “Esta es mi sangre, sangre de la alianza, que se derrama por todos. Yo les aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el Reino de Dios”.

El Cuerpo y la Sangre de Cristo.

Después de que terminaron de cenar, cantaron un himno –posiblemente un salmo– y salieron hacia el monte de los olivos.

 

La escala de los sacrificios en la antigüedad

Sacrificio de animalitos
Sacrificio de animalitos, por English: Kraipale PainterJastrow (2007), Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=1557795

Todas las culturas antiguas ofrecían sacrificios de animales a sus dioses. Hablemos de la Judía por ser la antecesora del cristianismo, y cómo establecieron una jerarquía de acuerdo a las posibilidades de cada quien.

En primer lugar, todos tenían que pagar; no importaba si eras pobre o el más rico de todos. Era responsabilidad de todos mantener al templo y a los sacerdotes.

La cuestión era que se tenía que llevar al animal al templo, y ahí se le degollaba en honor a Dios como ofrenda a Dios y en respuesta por todos los pecados de la familia. Se dejaba correr la sangre por una venida y el resto del cuerpo se inmolaba. Checa lo que dijimos hace tiempo del sacrificio del macho cabrío.

Esta es la jerarquía de los sacrificios:

  • Ternera: el que tenía más dinero.
  • Cabra: Los medianos altos.
  • Cordero: Los que tenían poco dinero, pero les sobraba algo.
  • Tórtola: La gente pobre.
  • Pichón: Los más pobres.

¿A qué viene todo esto? Cuando Jesús fue llevado al templo para ser presentado, su familia tuvo que comprar un animalito para ofrecerlo en sacrificio.

La Sagrada Familia compró… un par de pichones.

El ejemplo más grande de humildad.

Apocalipsis – Parte IV

los cuatro seres vivientes
Una de las mejores representaciones del relato del dia de hoy con los cuatro seres vivientes, los 24 ancianos, y el Cordero, todos ante Dios.

Ahora Juan nos platica que está presente frente al trono de Dios. Nos dice que hay 24 ancianos (dos por cada uno de las 12 tribus originales de Israel) y cuatro seres vivientes, con alas y llenos de ojos. Todos los miembros reunidos frente al trono de Dios están constantemente alabándolo y grlorificándolo.

Recuerda que los múltiples ojos quieren decir que están eimpre alerta, son de mirada penetrante y que no se les escapa nada.

¿Quiénes o qué son estos seres? Piensa que son algo así como los asesores de Dios, y representan muchas de las cualidades del Señor:

  • Un León: representa realeza y nobleza.
  • Un Toro: representa fortaleza.
  • Un Hombre: Inteligencia, sabiduría.
  • Una Aguila: Un ser sublime.

Pero, he aquí un dato muy curioso: estos seres han sido mencionados antes en la Biblia. Para ser más específicos en:

  • Ezequiel, capítulo 1.
  • Daniel, 7, 7-13.

Recuerda también que Ezequiel y Daniel tenían el don de la profecía, y hablaban de eventos muy similares al apocalipsis de Juan.

¿Quiere esto decir que Juan copió los datos mencionados por los dos anteriores profetas? No, sino todo lo contrario: Juan reafirma y confirma los predicho por los Ezquiel y Daniel, pero además agrega una gran número de elementos a sus profecías.

Ahora tenemos tres fuentes diferentes que confirman la veracidad del los eventos relatados en el apocalipsis.

¿Porqué son seres tan terríficos los relacionados con Dios? Nuestro entendimiento es limitado. Recuerda que no debemos tratar de entender estas lecturas en los límites de una vida y razón humana. Esto va más allá, y nada nos dice que todo tiene que ser al estilo humano.

La entrada del Cordero

Dios en el trono tiene un libro con cerrado con siete sellos. Un angel proclama: ¿quién es lo suficientemente puro para romper los sellos y abrir el libro? Cuando Juan ve que nadie es digno de romper los sellos se pone a llorar. Pero un anciano le dice que no se preocupe, el Cordero recién sacrificado es el único que tiene el derecho, la dignidad y la pureza para proceder.

Entonces un Cordero está de pie, frente a Dios, y él es quien toma al libro.

¿Porqué no es Jesús en su forma humana, como nos lo han narrado los evangelios?, ¿Porqué tiene que ser en forma aberrante, en forma de Cordero?

De nueva cuenta, no pienses en los límites humanos. El mismo Juan luego dice que el Cordero toma con su “mano derecha” el libro y comienza a romper los sellos. Fíjate que dice “mano” y no “pata“. Eso nos indica que la visión del narrador cambia constantemente, y muy posiblemente lo que él cree que es un cordero, tal vez sea una interpretación de su corazón. No lo sabemos. Sólo conocemos lo que Juan nos está diciendo en su carta.

La siguiente parte será la apertura de los siete sellos… y la aparición de los famosos Cuatro Caballos del Apocalipsis.