Domingo de la Divina Misericordia

Santo Tomás
Santo Tomás, imagen de dominio público.  https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=6804893

Hoy es el segundo domingo de Pascua, al cual se le conoce también como el Domingo de la Divina Misericordia del Señor. Hoy escucharemos en el Evangelio de San Juan, un verdadero ejemplo de este poder del perdón de Dios sobre uno de sus mismos seguidores, Tomás.

“Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: ‘La paz esté con ustedes’. Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Cuando los discípulos vieron a Jesús, se llenaron de alegría.
“De nuevo les dijo Jesús: ‘La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo’. Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: ‘Reciban el Espíritu Santo. A quienes les perdonen los pecados les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar’.
“Tomás, uno de los doce a quien llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando vino Jesús, y los otros discípulos le decían: ‘Hemos visto al Señor’. Pero él les contestó: ‘Si no veo en sus manos la señal de los clavos y si no meto mi dedo en los agujeros de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré'”.

¿Qué les parece? ¡Tomás poniendo condiciones para poder creer! Pero, así nos pasa a nosotros cuando decimos cosas como: ‘Señor, si me concedes este milagro, haré una donación a la Iglesia, o ayudaré a los pobres, o le daré una mano a los enfermos’.

Tal vez no somos tan distintos de Santo Tomás.

Sigue la lectura:

“Ocho días después, estaba reunidos los discípulos a puerta cerrada y Tomás estaba con ellos. Jesús se presentó de nuevo en medio de ellos y les dijo: ‘La paz esté con ustedes’. Luego le dijo a Tomás: ‘Aquí están mis manos; acerca tu dedo. Trae acá tu mano, métela en mi costado y no sigas dudando, sino cree’. Tomás respondió: ‘¡Señor mío y Dios mío!’. Jesús añadió: ‘Tu crees porque me has visto; dichosos los que creen sin haber visto'”.

La lectura termina en forma de predicción para todos los tiempos:

“Otras muchas señales milagrosas hizo Jesús en presencia de sus discípulos, pero no están escritas en este libro. Se escribieron estas para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengan vida en su nombre”.

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Oscar Editor

Oscar es el editor de NosRodea.com

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