Lecturas del Domingo: Agosto 9, 2020 – ¡Sálvame Señor!

San Pedro hundiéndose en el agua
San Pedro hundiéndose en el agua, por <a href=”https://en.wikipedia.org/wiki/en:Eero_J%C3%A4rnefelt” class=”extiw” title=”w:en:Eero Järnefelt”>Eero Järnefelt</a> – Photograph by <a href=”//commons.wikimedia.org/wiki/User:A333″ title=”User:A333″>Antti Leppänen</a>, Public Domain, Link

Los milagros existen, y en ocasiones, cuando se nos conceden, tenemos tanto miedo que no los reconocemos. Hoy, el décimo noveno domingo ordinario, tenemos un pasaje tomado del Evangelio de San Mateo justo después del milagro de la multiplicación de los panes y pescados de la semana pasada.

“En aquel tiempo, inmediatamente después de la multiplicación de los panes, Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca y se dirigieran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Después de despedirla, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba él sólo ahí”.

La barca con los discípulos había avanzado hasta dentro del mar (posiblemente el mar de Galilea) y Jesús no estaba con ellos. Pongamos atención a que Mateo hace hincapié en “subió al monte a solas” y “estaba él sólo ahí“.

“Entretanto, la barca iba ya muy lejos de la costa y las olas la sacudían, porque el viento era contrario. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el agua. Los discípulos, al verlo andar sobre el agua, se espantaron y decían: ‘¡Es un fantasma!’ y daban gritos de terror. Pero Jesús les dijo enseguida: ‘Tranquilícense y no teman. Soy yo!’.
“Entonces le dijo Pedro: ‘Señor, si eres tú, mándame ir a tí caminando sobre el agua'”.

Pedro tiene fe en ese momento y cree que Jesús le puede conceder el milagro de andar sobre el mar. Su misma fe se lo permitirá, pero…

“Jesús le contestó: ‘Ven’. Pedro bajó de la barca y comenzó a caminar sobre el agua hacia Jesús; pero al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, comenzó a hundirse y gritó: ‘¡Sálvame, Señor!’ Inmediatamente Jesús le tendió la mano, lo sostuvo y le dijo: ‘Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?'”.

Pedro, el que será nombrado líder de la Iglesia, líder de los apóstoles, el brazo fuerte de Jesús, el poseedor de las llaves del cielo… también era un hombre sencillo, con miedos y alegrías, dudas y fe. Pedro nos representa a todos en todos los tiempos.

¿Por qué dudamos cuando Dios nos da todas las cosas para sobrepasar esas terribles pruebas que la vida nos pone en el camino? La respuesta es sencilla: porque somos humanos, como Pedro. Pero, gracias a más de dos mil años de enseñanza Católica Cristiana, también hemos evolucionado en nuestro pensamiento. La vida de muchos mártires del cristianismo es ejemplo de no tener miedo, sino fe.

“En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaba en la barca se postraron ante Jesús diciendo: ‘Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios'”.

Tu madre está gravemente enferma y de repente, gracias a las oraciones y los milagros de la medicina, empieza a sentirse mejor. Pero, una tarde recae. ¡Se te viene abajo el mundo! ¡Todo lo que había mejorado se viene abajo! ¡NO! ¡Ten fe!

No temas. Pide a Dios el milagro que necesitas. Pídelo con mucha fe. Y cuando te llegue, no temas ni dudes. Abrázalo y póstrate ante Jesús diciendo: ‘Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios’.

 

 

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Oscar Editor

Oscar es el editor de NosRodea.com

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