El Señor es mi pastor, nada me falta:
En verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas.Me guÃa por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo porque tú vas conmigo:
Tu vara y tu cayado me sosiegan.Preparas una mesa ante mÃ,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.Tu bondad y misericordia me acompañan
todos los dÃas de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor,
por años sin término.
Salmo 22, 1-3a. 3b-4, 5, 6