“Ignoro por qué capricho extraño puede el hombre robarse a sí su propio el tesoro de la vida, cuando la vida, por sí misma, a cada instante corre a entregarse a la muerte.” El Rey Lear. Shakespeare.
Continuación. Entonces, ¿debemos abrazar a la muerte? No. Lo que debes abrazar es a la vida que Dios te dio al momento que puso un Alma en tu cuerpo. El tiempo que tenemos aquí es muy corto, y con él debemos demostrar que estamos listos para el siguiente paso.
De nada te sirve que te vayas a esconder debajo de una piedra, o de un refugio nuclear, o que quieras esconder tu sentimientos, o que no hagas nada porque de todas formas, todo se va a perder.
Tu tienes que vivir tu vida, disfrutarla, convivir con los tuyos, fortalecer el Espíritu con los que te rodean para que, cuando llegue el momento, podamos todos ir hacia Dios bien fuertes, con la seguridad de haber hecho Su voluntad y listos para recibir nuestra recompensa.
¡Ánimo!