Tiempo: Aproximadamente, 40 años después de la muerte y Resurrección de Jesús.
Situación: Los seguidores de Jesús, a quienes los romanos han declarado enemigos del estado, están siendo perseguidos y masacrados. El movimiento inicial se ha empezado a estancar y empiezan a haber muchas pérdidas humanas. Jerusalén está en llamas, el templo ha sido destrozado, y los judÃos han vuelto a ser expulsados de la ciudad y, otra vez, se vuelven un pueblo dispersado y errante. Muchos de ellos son llevados a Roma, y los demás se esparcen por Europa.
Los apóstoles ya han muerto, casi todos de forma terrible. Todos… excepto Juan.
Juan está viejo y enfermo, y ya hay una orden en su contra. Le han dicho que su única esperanza es huir a la isla de Patmos, un lugar usado para destierro de los criminales, pero a donde pocas veces van los romanos.
Sin embargo, hay un problema: Sólo se le permite la entrada a las mujeres para llevar alimento y otras cosas a los reos y desterrados que ahà viven. A Juan no le queda de otra y lo visten como mujer. De contrabando logran meterlo a la Isla en donde está a salvo.
Ante esta situación, los discÃpulos le han pedido que mientras esté en Patmos, no ofrezca celebración ni haga ritos, pues de otra forma será descubierto y se le matará; pero no sólo a él, sino a toda la red de personas que ayudaron para salvarlo.
Asà pues, Juan se encuentra prácticamente solo, enfermo, y sin saber qué hacer. De vez en cuando le llegan noticias del desarrollo del movimiento. Pero no todas muy buenas.
Los problemas en las 7 iglesias
La comunidad cristiana primitiva ha crecido. Se han establecido 7 iglesias por toda Asia Menor, cada una con su propio lÃder. Y obviamente están comenzando a haber problemas y divisiones: de liderazgo, cuál es más importante, cual es más rica, etc.
Juan está triste por estas diferencias y por las divisiones que están comenzando a presentarse. Esto está descorazonando a los fieles.
Pero lo que más le duele a Juan es que no puede oficiar la celebración de eucaristÃa, el recordatorio de la vida, pasión, muerte y resurrección de Jesús.
Sin embargo, un dÃa recibe un mensaje: No debe preocuparse más; si el no puede llevar misa, la misa vendrá a él.
Y aquà es cuando la cosa se pone buena.