Este domingo escuchamos acerca de la multiplicación de los panes y los pescados, uno de los más maravillosos milagros de nuestro Señor Jesús.
Hoy escucaremos que, en el Libro de Reyes, también hay una anecdota similar pero en menor escala, que sevirá como preámbulo para el acontecimiento de Cristo. Sin embargo, ésto le sucedió 500 años antes al profeta Eliseo:
“Entonces vino un hombre de Baal-salisa, trayendo en su alforja alimentos de primicias para el hombre de Dios: veinte panes de cebada y espigas de grano nuevo.
“Y Eliseo dijo: ‘Da a la gente para que coma’. Y su criado respondió: ‘¿Cómo voy a poner esto delante de cien hombres?’.
“Pero él volvió a decir: ‘Da a la gente para que coma, porque asà ha dicho el Señor: Comerán, y sobrará’.
“Entonces él lo puso delante de ellos. Y comieron, y sobró, conforme a la palabra del Señor”.
Para Dios, no existen las barreras.