
Éxodo
Ex 24, 3-8
En aquellos dÃas, Moisés bajó del monte Sinaà y refirió al pueblo todo lo que el Señor le habÃa dicho y los mandamientos que le habÃa dado. Y el pueblo contestó a una voz: “Haremos todo lo que dice el Señor“.
Moisés puso por escrito todas las palabras del Señor. Se levantó temprano, construyó un altar al pie del monte y puso al lado del altar doce piedras conmemorativas, en representación de las doce tribus de Israel.
Después mandó a algunos jóvenes israelitas a ofrecer holocaustos e inmolar novillos, como sacrificios pacÃficos en honor del Señor; tomó la mitad de la sangre, la puso en vasijas y derramó sobre el altar la otra mitad.
Entonces tomó el libro de la alianza y lo leyó al pueblo, y el pueblo respondió: “Obedeceremos; haremos todo lo que manda el Señor“.
Luego Moisés roció al pueblo con la sangre, diciendo: “Esta es la sangre de la alianza que el Señor ha hecho con ustedes, conforme a las palabras que han oÃdo“.
Evangelio según San Juan
Jn 11, 19-27
En aquel tiempo, muchos judÃos habÃan ido a ver a Marta y a MarÃa para consolarlas por la muerte de su hermano Lázaro. Apenas oyó Marta que Jesús llegaba, salió a su encuentro; pero MarÃa se quedó en casa. Le dijo Marta a Jesús: “Señor, si hubieras estado aquÃ, no habrÃa muerto mi hermano. Pero aún ahora estoy segura de que Dios te concederá cuanto le pidas“.
Jesús le dijo: “Tu hermano resucitará“. Marta respondió: “Ya sé que resucitará en la resurrección del último dÃa“. Jesús le dijo: “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mÃ, aunque haya muerto, vivirá; y todo aquel que está vivo y cree en mÃ, no morirá para siempre. ¿Crees tú esto?” Ella le contestó: “SÃ, Señor. Creo firmemente que tú eres el MesÃas, el Hijo de Dios, el que tenÃa que venir al mundo“.