
Hechos de los Apóstoles 8, 1-8
El mismo dÃa de la muerte de Esteban, se desató una violenta persecución contra la Iglesia de Jerusalén, y todos, menos los apóstoles, se dispersaron por Judea y por Samaria.
Unos hombres piadosos sepultaron a Esteban e hicieron gran duelo por él. Entre tanto, Saulo hacÃa estragos en la Iglesia: entraba en las casas para llevarse a hombres y mujeres y meterlos en la cárcel.
Los que se habÃan dispersado, al pasar de un lugar a otro, iban difundiendo el Evangelio. Felipe bajó a la ciudad de Samaria y predicaba ahà a Cristo. La multitud escuchaba con atención lo que decÃa Felipe, porque habÃan oÃdo hablar de los milagros que hacÃa y los estaban viendo: de muchos poseÃdos salÃan los espÃritus inmundos, lanzando gritos, y muchos paralÃticos y lisiados quedaban curados. Esto despertó gran alegrÃa en aquella ciudad.
