Hoy es el tercer domingo de Adviento, y en este dÃa encendemos la vela rosa, la cual represanta la alegrÃa y el regocijo. En tiempos antiguos se usaba para anunciar a la gente que no sabÃa leer que quedaban dos semanas antes de la Navidad. Este es un domingo de alegrÃa y de gozo en Dios. Para muchos de nosotros, esto puede parecer un poco fuera de lugar, especialmente si estamos pasando por dificultades.
- “¡Alégrense!” — ¿Podemos decrirle eso a una persona pobre, que está muriendo de hambre?
- “¡Alégrense!” — ¿Podemos decrirle eso a una persona que acaba de perder un ser querido?
- “¡Alégrense!” — ¿Podemos decrirle eso a una persona que está a punto de ir a la cárcel, por cualquiera que sea la situación?
Ciertamente, es muy difÃcil. Pero, como nos dice el profeta IsaÃas en la primera lectura:
“El espÃritu del Señor está sobre mÃ, porque me ha ungido y me ha enviado para anunciar la buena nueva a los pobres. A curar a los de corazón quebrantado, a proclamar el perdón a los cautivos, la libertad a los prisioneros, y a pregonar el año de gracia del Señor”.
Asà que, tal vez “¡Alégrense!” no sea la expresión más adecuada que podamos decir a la gente descrita arriba, pero sà un “¡ánimo!”, o palabras de aliento en la forma que más estemos acostumbrados. Pero lo más importante, es el anuncio de la buena nueva. Y eso nos corresponde a nosotros, por más difÃcil que sea el ambiente o la situación.
Sigue diciendo IsaÃas:
“Me alegro en el Señor con toda mi alma y me lleno de júbilo en mi Dios, porque me revistió con vestiduras de salvación y me cubrió con un manto de justicia, como el novio que se pone la corona, como la novia que se adorna con sus joyas. Asà como la tierra hecha sus brotes y el jardÃn hace germinar lo sembrado en él, asà el Señor hará brotar la justicia y la alabanza ante todas las naciones”.
¡Ajá! ¡Ahà está la buena nueva! La Esperanza, la fe de que Dios hará justicia. Ese es el mensaje que debemos compartir. Ahà estará la alegrÃa.
San Pablo nos habla el dÃa de hoy de algo similar:
“Hermanos, vivan siempre alegres, oren sin cesar, den gracias en toda ocasión, pues eso es lo que Dios quiere de ustedes en Cristo Jesús. No impidan la acción del EspÃritu Santo, ni desprecien el don de profecÃa; pero sométanlo todo a prueba y quédense con lo bueno. Absténganse de toda clase de mal. Que el Dios de la Paz los santifique a ustedes en todo y que todo su ser, espÃritu, alma y cuerpo, se conserve irreprochablehasta la llegada de nuestro Señor Jesucristo. El que los ha llamado es fiel y cumplirá su promesa”.
Finalmente, el dÃa de hoy tambien celebramos a San Juan. La semana pasada tuvimos una presentación previa, pero muy similar de Juan, y ahora Juan el evangelista nos dice sobre el bautista:
“Yo soy la voz que grita en el desierto: ´Enderecen el caminodel Señor´ como lo anunció el profeta IsaÃas”