La lectura de este domingo es bien interesante y poderosa. Nos topamos con Jesús que ha pasado 40 dÃas en el desierto, en ayunas, y sólo orando.
Este perÃodo de tiempo lo recordamos nosotros con la Cuaresma.
Después de los 40 dÃas dicen las Escrituras “sintió hambre“. En su condición de humano Jesús tenÃa necesidades humanas.
En eso se le aparece el diablo. Y lo tienta. Primero con comida, tratando de convencerlo que convierta en panes las piedras. ¡El chamuco sabe de dónde cojeamos! Y siempre nos va a atacar en donde más andamos necesitados.
Ahora se lo lleva a un monte elevado para la tentación del poder. ImagÃnate las pelÃculas actuales en las que pasan muchas imágenes alrededor del protagonista a alta velocidad. AsÃ, el diablo le presenta todos los reinos de la Tierra y le dice que serán suyos si se arrodilla y lo adora.
Luego viene la última tentación: El colorado se lleva a Jesús a lo alto del templo (el templo de Jerusalén es el edificio más alto de la región. Desde su parte mayor se puede ver toda la ciudad) y le dice que se tire, pues si es el hijo de Dios, no le pasará nada.
A todas estas tentaciones Jesús responde:
“Está escrito no sólo de pan vive el hombre” a la tentación de la comida.
“Está escrito: adorarás al Señor, tu Dios, y a Él sólo servirás” a la tentación del poder.
“Está escrito: no tentarás al Señor” a la última tentación.
Concluidas las tentaciones, el diablo se retiró de Él, hasta que llegara la hora.
Hasta que llegara la hora.