La Gran Misericordia de Dios

Hagar y su hijo
Agar y el ángel en el desierto, por Francesco Cozza – Public Domain, Link

Génesis

Gn 21, 5. 8-20
Abraham tenía cien años, cuando nació su hijo Isaac. Creció el niño y lo destetaron; ese día Abraham dio un gran banquete.

Sara vio jugando con su hijo Isaac al hijo que Agar, la egipcia, le había dado a Abraham, y le dijo a éste: “Despide a esa esclava y a su hijo, pues el hijo de esa esclava no va a compartir la herencia con mi hijo Isaac“.

Abraham lo sintió mucho, por tratarse de su hijo, pero Dios lo consoló, diciéndole: “No te aflijas ni por el niño ni por tu esclava. Hazle caso a Sara en lo que te dice, porque es Isaac quien continuará tu descendencia. Aunque al hijo de la esclava lo convertiré en un gran pueblo, por ser descendiente tuyo“.

Se levantó, pues, Abraham de mañana, tomó pan y un odre de agua y se lo puso a Agar en los hombros, le entregó al niño y la despidió. Ella se fue y anduvo errante por el desierto de Berseba. Cuando se le acabó el agua, Agar dejó al niño bajo un matorral y fue a sentarse enfrente, a distancia como de un tiro de arco, pues decía: “No quiero ver morir al niño“.

Entonces el niño rompió a llorar y Dios oyó el llanto del niño. El ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: “¿Qué te pasa, Agar? No tengas miedo, porque Dios ha oído el llanto del niño que está ahí. Levántate, toma al niño y llévalo de la mano, porque voy a convertirlo en un gran pueblo“. Entonces Dios le abrió los ojos y vio un pozo con agua. Fue, llenó el odre y le dio a beber al niño. Dios asistió al niño, que creció, vivió en el desierto y llegó a ser un gran tirador de arco.

Evangelio según San Mateo

Mt 8, 28-34
En aquel tiempo, cuando Jesús desembarcó en la otra orilla del lago, en tierra de los gadarenos, dos endemoniados salieron de entre los sepulcros y fueron a su encuentro. Eran tan feroces, que nadie se atrevía a pasar por aquel camino. Los endemoniados le gritaron a Jesús: “¿Qué quieres de nosotros, Hijo de Dios? ¿Acaso has venido hasta aquí para atormentarnos antes del tiempo señalado?

No lejos de ahí había una numerosa piara de cerdos que estaban comiendo. Los demonios le suplicaron a Jesús: “Si vienes a echarnos fuera, mándanos entrar en esos cerdos“. El les respondió: “Está bien“.

Entonces los demonios salieron de los hombres, se metieron en los cerdos y toda la piara se precipitó en el lago por un despeñadero y los cerdos se ahogaron.

Los que cuidaban los cerdos huyeron hacia la ciudad a dar parte de todos aquellos acontecimientos y de lo sucedido a los endemoniados. Entonces salió toda la gente de la ciudad al encuentro de Jesús, y al verlo, le suplicaron que se fuera de su territorio.

¡Fuchi! Yo no como puerco por impuro

"Pig in a bucket" by Ben Salter - Flickr: ¿Me hablaban?. Licensed under CC BY 2.0 via Commons.
Pig in a bucket” by Ben SalterFlickr: ¿Me hablaban?. Licensed under CC BY 2.0 via Commons.

En la antigua tradición Judia se menciona que los animales con pezuñas no deben consumirse porque han sido criados con desperdicios y no en una forma limpia y sana. Luego, las primeras misiones cristinanas le agregaron que, por el hecho de tener pezuñas (hoofs), eran animales diabólicos, pues semejaban al enemigo.

Por muchos años se ha dicho que todo animal con pezuña dividida nunca debe ser comido.

Afortunadamente, Jesús nos trajo una solución a todo esto: En una ocasión Pedro le hizo la mención de que los puercos son animales impuros, y Nuestro Señor lo reprendió diciendo:

“¡No llames impuro a lo que Mi Padre ha hecho!“

Decir que uno de los animalitos de la Creación es impuro es negar que Dios es Perfecto porque hace cosas imperfectas.

Asi es señoras y señores, reconozcamos que todos los seres somos creación de Dios y olvidémosnos de ideas tan tontas e ignorantes que nos impiden vivir a plenitud.