
Segunda Carta del Apostol San Pablo a los Corintios
2 Cor 1, 18-22
Hermanos: Dios es testigo de que la palabra que les dirigimos a ustedes no fue primero “sÔ y luego “no“. Cristo Jesús, el Hijo de Dios, a quien Silvano, Timoteo y yo les hemos anunciado, no fue primero “sÔ y luego “no“. Todo Él es un “sÓ. En Él, todas las promesas han pasado a ser realidad. Por Él podemos responder “Amén” a Dios, quien a todos nosotros nos ha dado fortaleza en Cristo y nos ha consagrado. Nos ha marcado con su sello y ha puesto el EspÃritu Santo en nuestro corazón, como garantÃa de lo que vamos a recibir.
Evangelio según San Mateo
Mt 5, 13-16
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discÃpulos:
“Ustedes son la sal de la tierra. Si la sal se vuelve insÃpida, ¿con qué se le devolverá el sabor? Ya no sirve para nada y se tira a la calle para que la pise la gente.
Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad construida en lo alto de un monte; y cuando se enciende una vela, no se esconde debajo de una olla, sino que se pone sobre un candelero, para que alumbre a todos los de la casa.
Que de igual manera brille la luz de ustedes ante los hombres, para que viendo las buenas obras que ustedes hacen, den gloria a su Padre, que está en los cielos”.