Domingo de Pentecostés, 2021

Pentecostés
Vitral celebrando el Pentecostés en la Parroquia de Santa María de la Asunción. Lawrence, MA. Foto NosRodea.com

Hoy se cumplen 50 días desde el inicio de la Pascua. Se han cumplido aproximadamente 7 semanas desde la Resurrección de Jesús después de su Pasión.

Jesus Resucitado se apareció muchas veces a sus discípulos en este tiempo, y la semana pasada celebramos su Ascención al Cielo en medio de una gran multitud que lo vio al final perderse detrás de una nube.

Pero Jesús no nos dejó solos. El día de hoy celebramos la llegada del Espíritu Santo y el verdadero nacimiento de la Iglesia en el mundo. La llegada de la Tercera Persona de la Santísima Trinidad se simboliza con el fuego que se posa sobre todos los reunidos en el nombre de Jesús.

Dice el Libro de los Hechos de los Apóstoles:

El día de Pentecostés, todos los discípulos estaban reunidos en un mismo lugar. De repente, se oyó un gran ruido que venía del cielo, como cuando sopla un viento fuerte, que resonó por toda la casa donde se encontraban. Entonces aparecieron lenguas de fuego que se distribuyeron y se posaron sobre ellos; se llenaron todos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en otros idiomas, según el Espíritu les inducía a expresarse.
En esos días había en Jerusalén judíos devotos, venidos de todas partes del mundo. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma.
Atónitos, y llenos de admiración, preguntaban: ‘¿Qué no son galileos todos estos que están hablando? ¿Cómo, pues, los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay medos, partos y elamitas; otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia y en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene. Algunos somos visitantes, venidos de Roma, judíos y prosélitos; también hay cretenses y árabes. Y sin embargo, cada quien los oye hablar de las maravillas de Dios en su propia lengua.

Así, todos y cada uno de los presentes tienen la misión de escuchar la historia de Jesús desde su nacimiento hasta su Pasión y Resurrección, y después regresar a sus lugares de origen y llevar esa Palabra. Y lo hacen en su propia lengua.

Este es el verdadero nacimiento de la Iglesia de Dios.