El Evangelio de este pasado fin de semana nos habló de una enseñanza de Jesús con respecto al castigo que tendrán los que no se quieren deshacer de sus cosas malas, cosas que los tienen atados a esta vida terrenal.
Esto nos lleva a reflexionar acerca del muchas veces malinterpretado tema de que los ricos no irán al cielo por el simple hecho de ser ricos.
Recordemos que no es el hecho de trabajar duro para hacerse de propiedades o tener riquezas. Se trata de ver cómo conseguiste esas y que haces con ellas.
Santiago, uno de los doce apóstoles, nos dice que:
“Lloren y laméntense, ustedes, los ricos por las desgracias que les esperan. Sus riquezas se han corrompido; la polilla se ha comido sus vestidos; enmohecido está su oro y su plata, y ese moho será la prueba contra ustedes y consumirá sus carnes, como el fuego. Con esto ustedes han atesorado un castigo para los últimos dÃas”.
Ciertamente, un regaño muy fuerte, con trágica advertencia. Pero, aquà mismo vemos varias claves importantes: Primero, “la polilla se ha comido sus vestidos“; gente ha acumulado cantidades de bienes y sólo los tiene guardados, sin usarlos. Si hablamos de vestidos, cuánta gente está sin lo más necesario de ropa, y el rico que tiene cientos y cientos de prendas no las usa, ni las dona, ni nada. Sólo ahÃ, llenándose de polilla.
La segunda clave, el moho –esa horrible bacteria– ha contaminado el oro y la plata del rico insensible. Esto es, el dinero no se ha puesto a trabajar, se ha quedado estancado. Y no se le ha dado a nadie, ni como salario justo –pues se le ha robado a los trabajadores–, ni como ayuda a los necesitados. Sólo ahÃ, llenándose de moho.
No, no pienses que por el sólo hecho de ser pobre tienes ganado el cielo. Tampoco pienses que si te ganas un dinero estás condenado al infierno.
Trabaja duro, genera riqueza. Pero usa esa riqueza para hacer bien. Becas para estudiantes pobres, reparaciones de casas a los necesitados, comida para los que no tienen, donaciones a las escuelas, ayuda a esas madres solteras o parejas pobres…
No permitas nunca que tu ropa de miles de dólares se llene de polilla en el clóset, o que tu dinero e inversiones se queden en el banco sin ayudar a los demás.
Porque de verdad esperan desgracias para los que que no siguen estas advertencias.