Crédito de la Imagen: “Jesús hablando con el jóven rico” por Heinrich Hofmann – Public Domain, Link
Números
Num 11, 25-29
En aquellos dÃas, el Señor descendió de la nube y habló con Moisés. Tomó del espÃritu que reposaba sobre Moisés y se lo dio a los setenta ancianos. Cuando el espÃritu se posó sobre ellos, se pusieron a profetizar.
Se habÃan quedado en el campamento dos hombres: uno llamado Eldad y otro, Medad. También sobre ellos se posó el espÃritu, pues aunque no habÃan ido a la reunión, eran de los elegidos y ambos comenzaron a profetizar en el campamento.
Un muchacho corrió a contarle a Moisés que Eldad y Medad estaban profetizando en el campamento. Entonces Josué, hijo de Nun, que desde muy joven era ayudante de Moisés, le dijo: “Señor mÃo, prohÃbeselo“. Pero Moisés le respondió: “¿Crees que voy a ponerme celoso? Ojalá que todo el pueblo de Dios fuera profeta y descendiera sobre todos ellos el espÃritu del Señor“.
Salmo 18
Los mandamientos del Señor alegran el corazón.
La ley del Señor es perfecta del todo
y reconforta el alma;
inmutables son las palabras del Señor
y hacen sabio al sencillo.
Los mandamientos del Señor alegran el corazón.
La voluntad de Dios es santa
y para siempre estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos.
Los mandamientos del Señor alegran el corazón.
Aunque tu servidor se esmera
en cumplir tus preceptos con cuidado,
¿quién no falta, Señor, sin advertirlo?
Perdona mis errores ignorados.
Los mandamientos del Señor alegran el corazón.
Presérvame, Señor, de la soberbia,
no dejes que el orgullo me domine;
asÃ, del gran pecado
tu servidor podrá encontrarse libre.
Los mandamientos del Señor alegran el corazón.
Carta del Apostol Santiago
Sant 5, 1-6
Lloren y laméntense, ustedes, los ricos, por las desgracias que les esperan. Sus riquezas se han corrompido; la polilla se ha comido sus vestidos; enmohecidos están su oro y su plata, y ese moho será una prueba contra ustedes y consumirá sus carnes, como el fuego. Con esto ustedes han atesorado un castigo para los últimos dÃas.
El salario que ustedes han defraudado a los trabajadores que segaron sus campos está clamando contra ustedes; sus gritos han llegado hasta el oÃdo del Señor de los ejércitos. Han vivido ustedes en este mundo entregados al lujo y al placer, engordando como reses para el dÃa de la matanza. Han condenado a los inocentes y los han matado, porque no podÃan defenderse.
Evangelio según San Marcos
Mc 9, 38-43. 45. 47-48
En aquel tiempo, Juan le dijo a Jesús: “Hemos visto a uno que expulsaba a los demonios en tu nombre, y como no es de los nuestros, se lo prohibimos“. Pero Jesús le respondió:
“No se lo prohÃban, porque no hay ninguno que haga milagros en mi nombre, que luego sea capaz de hablar mal de mÃ. Todo aquel que no está contra nosotros, está a nuestro favor.
Todo aquel que les dé a beber un vaso de agua por el hecho de que son de Cristo, les aseguro que no se quedará sin recompensa.
Al que sea ocasión de pecado para esta gente sencilla que cree en mÃ, más le valdrÃa que le pusieran al cuello una de esas enormes piedras de molino y lo arrojaran al mar.
Si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela; pues más te vale entrar manco en la vida eterna, que ir con tus dos manos al lugar de castigo, al fuego que no se apaga. Y si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo; pues más te vale entrar cojo en la vida eterna, que con tus dos pies ser arrojado al lugar de castigo. Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo; pues más te vale entrar tuerto en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos al lugar de castigo, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga”.