Hoy recibimos a Jesús en Jerusalen, con hojas de palma y las extendemos a su paso. Es el mismo recibimiento de los reyes.
Pero dentro de siete dias lo vamos a estar crucificando.
Jesús ha viajado por toda la región por un corto tiempo. Algunos dicen que sólo han sido unos cuantos meses, pero otros dicen que han sido tres años.
Y esta es la primera vez que entra a Jerusalen, la ciudad más grande de Judea, la capital del mundo judio.
Jesús ya tiene fama: muchos lo consideran un mago, otros un profeta, y otras más lo ven como un enemogo del status-quo, su llegada amenaza el estilo de vida de los sacerdotes y escribas quienes se creen los amos del pueblo.
Sólo Él sabe lo que está por pasar. Y a lo mejor no está seguro de qué es exactamente el martirio. Pero una cosa es segura: se está acercando la hora de los enemigos… y al mismo tiempo la victoria de Dios.