En las bodas el vino mejor se sirve primero y el barato se deja para el final

Dice el evangelio del domingo pasado que el mayordomo le dijo al novio de la boda de Caná:

Todo el mundo sirve primero el vino mejor, y cuando los invitados ya han bebido bastante, se sirve el corriente. Tu en cambio has guardado el vino mejor hasta ahora”.

Así es el espejismo del mundo: nos pone lo bueno al principio… para después mostrarnos la verdadera cara.

El glamour de lo malo nos atrae, pero al final nos venimos quedando con el agrio vino que nos dejará un amargo sabor de boca por el resto de la fiesta.