La Palabra del Martes 25 de Octubre de 2022

La Boda de Caná
La Boda de Caná, por Giotto di Bondone, Public Domain, Link

Carta del Apostol San Pablo a los Efesios 5, 21-33

Hermanos: Respétense unos a otros, por reverencia a Cristo: que las mujeres respeten a sus maridos, como si se tratara del Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza y salvador de la Iglesia, que es su cuerpo. Por lo tanto, así como la Iglesia es dócil a Cristo, así también las mujeres sean dóciles a sus maridos en todo.

Maridos, amen a sus esposas como Cristo amó a su Iglesia y se entregó por ella para santificarla, purificándola con el agua y la palabra, pues Él quería presentársela a sí mismo toda resplandeciente, sin mancha ni arruga ni cosa semejante, sino santa e inmaculada.

Así los maridos deben amar a sus esposas, como cuerpos suyos que son. El que ama a su esposa se ama a sí mismo, pues nadie jamás ha odiado a su propio cuerpo, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo.

Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola cosa. Este es un gran misterio, y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.

En una palabra, que cada uno de ustedes ame a su mujer como a sí mismo, y que la mujer respete a su marido.

Evangelio según San Lucas 13, 18-21

En aquel tiempo, Jesús dijo:

“¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo? Se parece a la semilla de mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció y se convirtió en un arbusto grande y los pájaros anidaron en sus ramas”.

Y dijo de nuevo: “¿Con qué podré comparar al Reino de Dios? Con la levadura que una mujer mezcla con tres medidas de harina y que hace fermentar toda la masa”.

 

La humilde semilla del grano de mostaza

semilla de mostaza
La semilla del grano de mostaza mide entre uno y dos milímetros, pero cuando crece puede alcanzar los 30 pies de alto (unos 10 metros)

La semillita del grano de mostaza es una de las más pequeña de todas. Y llega a convertirse en un frondoso árbol al que las las más humildes criaturas se le acercan por su sombra.

En el Evangelio de San Mateo del domingo pasado escuchamos acerca del tiempo de la cosecha en la parábola del trigo y la cizaña. Hoy leerémos también sobre cómo la Palabra de Dios (la semillita de mostaza), al llegar a la tierra correcta (el corazón de la gente buena) se convierte en manto gigante para cubrir (dar esperanza y salvación) a todos los humildes y nobles de alma.

“Jesús les propuso esta otra parábola: El Reino de los cielos es semejante a la semilla de mostaza que un hombre siembra en el huerto. Ciertamente es la más pequeña de todas las semillas, pero cuando crece, llega a ser más grande que las hortalizas y se convierte en un arbusto, de manera que los pájaros vienen y hacen nido en sus ramas.
“Les dijo también otra parábola: El Reino de los cielos se parece a un poco de levadura que tomó una mujer y las mezcló con tres medidas de harina, y toda la masa acabó por fermentar.
“Jesús decía a la muchedumbre todas estas cosas con parábolas, y sin parábolas nada les decía, para que se cumpliera lo que dijo el profeta: Abriré mi boca y les hablaré con parábolas; anunciaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo”.

La levadura es la Palabra. Las tazas de harina son los corazones de los hombres buenos. La masa es todos aquellos donde la palabra encontró su lugar.

El que tenga oídos, que oiga.