¿Qué es lo que está permitido hacer en sábado: el bien o el mal?

Imagen de Jesús sanando a l hombre de la mano paralizada
“Jesús sana al hombre de la mano paralizada”, por Sibeaster – Public Domain, Link

Carta del Apostol San Pablo a los Colosenses

Col 1, 24–2, 3
Hermanos: Ahora me alegro de sufrir por ustedes, porque así completo lo que falta a la pasión de Cristo en mí, por el bien de su cuerpo, que es la Iglesia.

Por disposición de Dios, yo he sido constituido ministro de esta Iglesia para predicarles por entero su mensaje, o sea el designio secreto que Dios ha mantenido oculto desde siglos y generaciones y que ahora ha revelado a su pueblo santo.

Dios ha querido dar a conocer a los suyos la gloria y riqueza que este designio encierra para los paganos, es decir, que Cristo vive en ustedes y es la esperanza de la gloria; ese mismo Cristo, que nosotros predicamos, cuando corregimos a los hombres y los instruimos con todos los recursos de la sabiduría, a fin de que todos sean cristianos perfectos. Por eso precisamente me empeño y lucho con la fuerza de Cristo, que actúa poderosamente en mí.

Quiero que sepan cuántos esfuerzos estoy haciendo por ustedes, por los de Laodicea y por todos los que no me conocen personalmente. Se lo digo a ustedes para que todos se animen, y unidos íntimamente en el amor, puedan alcanzar en toda su riqueza el conocimiento pleno y perfecto del designio secreto de Dios, que es Cristo, en el cual están ocultos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia.

Evangelio según San Lucas

Lc 6, 6-11
Un sábado, Jesús entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada. Los escribas y fariseos estaban acechando a Jesús para ver si curaba en sábado y tener así de qué acusarlo.

Pero Jesús, conociendo sus intenciones, le dijo al hombre de la mano paralizada: “Levántate y ponte ahí en medio“. El hombre se levantó y se puso en medio. Entonces Jesús les dijo: “Les voy a hacer una pregunta: ¿Qué es lo que está permitido hacer en sábado: el bien o el mal, salvar una vida o acabar con ella?” Y después de recorrer con la vista a todos los presentes, le dijo al hombre: “Extiende la mano“. El la extendió y quedó curado.

Los escribas y fariseos se pusieron furiosos y discutían entre sí lo que le iban a hacer a Jesús.

 

La Palabra del Miércoles 18 de Enero de 2023

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“Jesús sana al hombre de la mano paralizada”, por SibeasterOwn work, Public Domain, Link

Carta del Apostol San Pablo a los Hebreos 7, 1-3. 15-17

Hermanos: Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios altísimo, salió al encuentro de Abraham, cuando éste volvía de derrotar a los reyes, y lo bendijo. Abraham le dio entonces la décima parte de todo el botín.

El nombre de Melquisedec, significa rey de justicia y el título rey de Salem, significa rey de paz. No se mencionan ni su padre ni su madre, y aparece sin antepasados. Tampoco se encuentra el principio ni el fin de su vida. Es la figura del Hijo de Dios, y como él, permanece sacerdote para siempre.

En efecto, como Melquisedec, Jesucristo ha sido constituido sacerdote, en virtud de su propia vida indestructible y no por la ley, que señalaba que los sacerdotes fueran de la tribu de Leví. La palabra misma de Dios lo atestigua, cuando dice: Tú eres sacerdote para siempre, como Melquisedec.

Evangelio según San Marcos 3, 1-6

En aquel tiempo, Jesús entró en la sinagoga, donde había un hombre que tenía tullida una mano. Los fariseos estaban espiando a Jesús para ver si curaba en sábado y poderlo acusar. Jesús le dijo al tullido: “Levántate y ponte allí en medio”.

Después les preguntó: “¿Qué es lo que está permitido hacer en sábado, el bien o el mal? ¿Se le puede salvar la vida a un hombre en sábado o hay que dejarlo morir?” Ellos se quedaron callados. Entonces, mirándolos con ira y con tristeza, porque no querían entender, le dijo al hombre: “Extiende tu mano”. La extendió, y su mano quedó sana.

Entonces se fueron los fariseos y comenzaron a hacer planes con los del partido de Herodes, para matar a Jesús.

 

Lecturas del Domingo: Septiembre 30, 2018 – Si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela

Piedra de molino
Fotografía de una enorme piedra de molino, por Ramon FVelasquezOwn work, CC BY-SA 3.0, Link

Claro que no es que lo vayas a hacer literalmente. Todo esto empieza en uno de los versículos del Evangelio de San Marcos que nos platica que Jesús les dijo a los discípulos:

“Si tu mano es ocasión de pecado, córtatela; pues más te vale entrar manco en la vida eterna, que ir con tus dos manos al lugar de castigo, al fuego que no se apaga. Y si tu pie es ocasión de pecado, córtatelo; pues más te vale entrar cojo a la vida eterna, que con los dos pies ser arrojado al lugar de castigo. Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo; pues más te vale entrar tuerto en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos al lugar de castigo, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga”.

No, no. Jesús no está hablando de cortarnos o sacarnos esos miembros de nuestro cuerpo. Sino a las cosas que nos tienen atados a este mundo. Piensa que si tienes millones en tu cuenta del banco y ese dinero no lo usas para ayudar a los demás sino que lo quedas para ti, entonces vas a ser arrojado al lugar de castigo. Más te vale que te deshagas de ese gran peso que te tiene atado.

Son las cosas malas las que nos evitarán la entrada en el Reino de Dios, y es mejor que nos desprendamos de ellas, aunque nos duela y nos cueste una mano, un pie o un ojo.

  • Me gasto todo el dinero en vino y sexo. Deshazte de esos vicios, pues no vas a entrar.
  • Estoy engañando a mi pareja. Deshazte de esa relación, pues no vas a entrar.
  • Estoy robando a mis empleados. Deja de hacer eso, pues no vas a entrar.
  • Estoy de flojo en la casa. Deshazte de ese vicio, pues no vas a entrar.
  • Soy miembro de un grupo de gente mala. Renuncia a esas organizaciones, pues no vas a entrar.

Ninguna de estas tareas son fáciles de hacer, y menos si llevas años haciéndolas. Por eso Jesús las compara con perder un miembro del cuerpo humano. Causará mucho dolor, incomodidad y puede que nos ponga en peligro, pero la recompensa es cien por ciento gratificante.

Nos dice Jesús que quien dañe a los otros con estas ofensas “más le valdría que le pusieran al cuello una de esas enormes piedras de molino y lo arrojaran al mar”.

¿Cuál mano, pie u ojo te tienes que quitar tú?