La necesidad de orar siempre y sin desfallecer

Imagen de mujer orando

Sabiduría

Sab 18, 14-16; 19, 6-9
Cuando un profundo silencio envolvía todas las cosas
y la noche estaba a la mitad de su camino,
tu palabra todopoderosa, Señor, como implacable guerrero,
se lanzó desde tu trono real del cielo
hacia la región condenada al exterminio.
Blandiendo como espada tu decreto irrevocable,
sembró la muerte por dondequiera;
tocaba el cielo con la mano y al mismo tiempo pisaba la tierra.

La creación entera, obediente a tus órdenes,
actuó de manera diversa a su modo de proceder
para librar a tus hijos de todo daño.
Una nube protegió con su oscuridad el campamento israelita
y donde antes había agua, surgió la tierra firme;
en el mar Rojo apareció un camino despejado
y en las olas impetuosas, una verde llanura.
Por ahí, protegido por tu mano, pasó todo el pueblo,
mientras contemplaba tus prodigios admirables.
Corrían como potros y brincaban como corderos,
dándote gracias, Señor, por haberlos liberado.

Evangelio según San Lucas

Lc 18, 1-8
En aquel tiempo, para enseñar a sus discípulos la necesidad de orar siempre y sin desfallecer, Jesús les propuso esta parábola:

“En cierta ciudad había un juez que no temía a Dios ni respetaba a los hombres. Vivía en aquella misma ciudad una viuda que acudía a él con frecuencia para decirle: ‘Hazme justicia contra mi adversario’.

Por mucho tiempo, el juez no le hizo caso, pero después se dijo: ‘Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, sin embargo, por la insistencia de esta viuda, voy a hacerle justicia para que no me siga molestando’ ”.

Dicho esto, Jesús comentó: “Si así pensaba el juez injusto, ¿creen acaso que Dios no hará justicia a sus elegidos, que claman a Él día y noche, y que los hará esperar? Yo les digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿creen que encontrará fe sobre la tierra?

¡No te burles de las viejitas que rezan todos los días!

Mujer vieja orando
“Vieja orando” por Rembrandt – www.liechtensteinmuseum.at : Home : Info : Pic, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=5236196

¡No te burles de las viejitas que se la pasan rezando todos los días! Aunque no lo creas, ellas son la fortaleza del mundo. Son la conciencia de la Humanidad. Sus rezos tienen un gran valor, pues como nos lo explica la Biblia, el pedir a Dios de manera incesante es la clave para que nuestras peticiónes sean escuchadas.

¡Y menos te rias de los rezos de las madres por sus hijos! No tienes idea del tesoro y privilegio que gozan aquellos cuyas mamás oran por ellos o ellas todos los días. Las bendiciones de las madres son las más valiosas cuando vienen de sus manos.

Si todavía tienes mamá, atesora que ella te de la bendición cuando sales de la casa o la visitas. Si ya no tienes… ¡pues que mala onda!

Y si eres mamá, recuerda que tus rezos y bendiciones tienen un poder muy grande.

¡Gloria a Dios!

El proceso de Entender

Entender está cañon ¿Cómo podemos llegar a comprender plenamente lo que pasa a nuestro alrededor?, ¿Cómo es posible aceptar condiciones, eventos, experiencias, accidentes, muertes?

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Y luego vienen y nos dicen: todo es voluntad de Dios. Y empezamos a renegar, comenzamos a rebelarnos, a enojarnos, y finalmente a rechazar. Si Dios es infinito en bondad y sólo quiere lo mejor para mí, ¿por qué carajos me ha pasado esto?, ¿por qué se murio mi padre?, ¿por qué me está yendo tan mal en los negocios-escuela-familia-relación?, etc. ¡Que no me vengan ahora a decir que todo lo que me pasa es para mi bien! Entender la voluntad de Dios es difícil… cuando nos está yendo mal. Pero cuando nos está yendo bien, ¡ni nos acordamos!

Dios se manifiesta todos los dias: en la naturaleza, en el dolor, en la enfermedad, en la risa, en la vida, y en la muerte.

Su manifestación es constante por una simple razón: Él está en todo momento a nuestro alrededor, pero nuestro entender humano nos ha cegado de apreciar y encontrar su presencia. Es cierto que lograrlo ver es difícil, pero existe una regla bien sencilla que, con un poco de práctica, te ayudará a entender. Esta regla es: relájate, tranquilízate, olvídate de los malo, y ora.

Repetir de memoria las oraciones que desde pequeños nos enseñaron ayuda: hay estudios científicos que nos explican que la repetición constante de una serie de frases o sonidos, en un ambiente sereno, tiene efectos de tranquilidad. Si te fijas, el Rosario es repetir contantemente el Ave Maria, al grado de que cuando se termina uno queda en otro estado.

Después de eso debe comenzar la oración, es decir la plática con Dios. ¿Plática? Sí, exactamente, una charla como si la tuvieras con otra persona. Platícale tus problemas, tus miedos, tus penas. Si te sientes mal por algo que has hecho reconócelo y confiésaselo. Pero la clave aquí es que debes hacerlo de todo corazón.

El siguiente paso es analizar lo que te está pasando. Mira bien a tu alrededor. Muchas de las veces, lo que te produce miedo es un engaño. ¿Te has metido en un problema serio? Bueno, pues eso no es que Dios te metió a tí. ¿Mataste a alguien?, ¿No puedes salir de una adicción? Esas son situaciones particulares tuyas.

Mi madre murió. Mi Padre murió. Mi mejor amigo falleció. Es cierto, nos duele, pero por favor, comprende que el paso por esta vida ¡es una vacilada! Nuestro expectativa de vida es 80-100 años. Comparados con la edad del universo ¡eso es nada! No quiero decir que nuestra vida no vale, claro que vale, pero más que nuestro cuerpo lo que en realidad tiene valor es tu alma, tu espíritu. Eso es lo que vale y lo que nunca va a morir.

Tu alma es la clave. Cuando morimos, volverá a Dios y es allí donde se fusionará. Y no por 90 ó 100 años, sino por toda la eternidad.

Mientras tanto, estamos aquí en la Tierra, en nuestros cuerpos biológicos imperfectos, esperando que la ciencia perfeccione los métodos para vivir más.

Nunca lo olvides, ora, platica con Dios: Él en verdad escucha.