Primera Carta del Apostol San Juan
1 Jn 5, 5-13
Queridos hijos: ¿Quién es el que vence al mundo? Sólo el que cree que Jesús es el Hijo de Dios. Jesucristo es el que vino por medio del agua y de la sangre; Él vino, no sólo con agua, sino con agua y con sangre. Y el EspÃritu es el que da testimonio, porque el EspÃritu es la verdad. Asà pues, los testigos son tres: el EspÃritu, el agua y la sangre. Y los tres están de acuerdo.
Si aceptamos el testimonio de los hombres, el testimonio de Dios vale mucho más y ese testimonio es el que Dios ha dado de su Hijo.
El que cree en el Hijo de Dios tiene en sà ese testimonio. El que no le cree a Dios, hace de Él un mentiroso, porque no cree en el testimonio que Dios ha dado de su Hijo. Y el testimonio es éste: que Dios nos ha dado la vida eterna y esa vida está en su Hijo. Quien tiene al Hijo, tiene la vida; quien no tiene al Hijo, no tiene la vida.
A ustedes, los que creen en el nombre del Hijo de Dios, les he escrito estas cosas para que sepan que tienen la vida eterna.
Evangelio según San Marcos
Mc 1, 7-11
En aquel tiempo, Juan predicaba diciendo: “Ya viene detrás de mà uno que es más poderoso que yo, uno ante quien no merezco ni siquiera inclinarme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el EspÃritu Santo“.
Por esos dÃas, vino Jesús desde Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán. Al salir Jesús del agua, vio que los cielos se rasgaban y que el EspÃritu, en figura de paloma, descendÃa sobre Él. Se oyó entonces una voz del cielo que decÃa: “Tú eres mi Hijo amado; yo tengo en ti mis complacencias“.