Casi 700 años antes del nacimiento de Jesús, el profeta IsaÃas nos mandó esta profecÃa acerca de la pasión de Jesús, de cómo iba a morir, y cómo iba a reivindicar a la humanidad:
“Él Soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo tuvimos por leproso, herido por Dios y humillado, traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crÃmenes,. Él soportó el castigo que nos trae la paz. Por sus llagas hemos sido curados.”