Tercer domingo del tiempo ordinario. Jesús comienza su prédica pública de conversión y a elegir al grupo de los doce. Dice el Evangelio de San Mateo:
“Al enterarse Jesús de que Juan el Bautista habÃa sido arrestado, se retiró a Galilea, y dejando el pueblo de Nazaret, se fue a vivir a Cafarnaúm, junto al lago, en territorio de Zabulón y NeftalÃ, para que asà se cumpliera lo que habÃa anunciado el profeta IsaÃas:
‘Tierra de Zabulón y NeftalÃ, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los paganos. El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz. Sobre los que vivÃan en tierra de sombras, una luz resplandeció’.
Desde entonces comenzó Jesús a predicar, diciendo: ‘Conviértanse, porque ya está cerca el Reino de los Cielos’.
“Una vez que Jesús caminaba por la ribera del mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado después Pedro, y Andrés, los cuales estaban echando las redes al mar, porque eran pescadores. Jesús les dijo: ‘SÃganme y los haré pescadores de hombres’. Ellos inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Pasando más adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que estaban con su padre en la barca, remendando las redes, y los llamó también. Ellos, dejando en seguida la barca y a su padre, lo siguieron.
“Andaba por toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando la buena nueva del Reino de Dios y curando a la gente de toda enfermedad y dolencia”.
Cuando recibas el llamado de Dios, no lo pienses dos veces. Cuando Jesús te llame, sÃguelo sin importar el trabajo, la familia o los amigos. Cuando Dios te llama, es por que en verdad te necesita.