Este año, el relato de la Transfiguración de Jesús viene más temprano que en ocasiones anteriores.
Hemos hablado de este tema en otras oportunidades, pero hoy tiene singular importancia porque ocurre durante la Cuaresma y, aunque el mensaje es el mismo, siempre encontramos algo nuevo que nos da fortaleza.
Sabemos que después de que el rostro y las vestiduras de Jesús se vuelven “más blancos que la nieve”, el Hijo de Dios se aparece con ElÃas y Moisés a sus lados, y en ese momento se escucha una fuerte voz desde el cielo que dice: “Este es mi Hijo Amado; escúchenlo”.
El mensaje de esta poderosa voz –la Voz de Dios– no es sólo para a Pedro, Santiago y Juan, los apóstoles que acompañaban a Jesús en el monte, sino que es para toda la humanidad en todos los tiempos: “Escúchenlo”.