¿Qué significa ser la sal de la tierra, la luz del mundo? Dice IsaÃas en la primera lectura de hoy:
“Comparte tu pan con el hambriento,
abre tu casa al pobre sin techo,
viste al desnudo
y no des la espalda a tu propio hermano”.
Más de ochocientos años después, san Mateo, en su Evangelio que leemos hoy, nos trae este mensaje de Jesús:
“Ustedes son la sal de la tierra. Si la sal se vuelve insÃpida, ¿con qué se le devolverá el sabor? Ya no sirve para nada y se tira a la calle para que la pise la gente.
“Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad construida en lo alto de un monte; y cuando se enciende una vela, no se esconde debajo de una olla, sino que se pone sobre un candelero, para que alumbre a todos los de la casa.
“Que de igual manera brille la luz de ustedes sobre los hombres, para que viendo las obras buenas que ustedes hacen, den gloria a su Padre, que está en los cielos”.
¿Es esto tan difÃcil? Pues fácil no lo es, y menos en nuestros tiempos. Pero la recompensa lo vale. Terminando la primera lectura de IsaÃas:
“Entonces surgirá tu luz como la aurora y cicatrizarán de prisa tus heridas; te abrirá camino la justicia y la gloria del Señor cerrará tu marcha.
Entonces clamarás al Señor y el te escuchará; lo llamarás y él te dirá:
Aquà estoy“.