Hoy conocemos en la primera lectura acerca de San Esteban, considerado el primer mártir de la Cristiandad. Aunque se sabe poco de su vida, conocemos que, después de la muerte de Jesús, San Esteban se convirtió del Judaismo al Cristianismo, y comenzó a trabajar en Jerusalen, dando discursos y sermones llenos de emoción y fuerza.
Desafortunadamente, esta pasión le causó muchos enemigos que comenzaron a acosarlo. En ese tiempo, por ley del emperador romano y debido a todo el revuelo causado por Jesús, los romanos ya estaban cansados de los judios y les permitieron matar a cualquiera que fuera culpable de blasfemia.
Pues bien, un dÃa estaba San Esteban en la plaza de la ciudad y comenzó a clamar:
“Estoy viendo los cielos abierta y al Hijo del Hombre de pie y a la derecha de Dios”.
Los miembros del sanedrÃn comenzaron a gritar para tratar de callarlo, pero al mismo tiempo se tapaban ellos los oidos… ¡para no escuchar lo que decÃa San Esteban! Házme el favor, a ese grado era su miedo de aceptar la verdad (cualquier semejanza a la actualidad NO es pura coincidencia).
Este evento fue suficiente para acusarlo de blasfemia y obtener su excusa para sacarlo de la ciudad y apedrearlo. Sin embargo, la lectura NO nos dice que murió, sino que “se durmió en el Señor”. Obviamente, sabemos que esto significa su muerte fÃsica, pero no la espiritual.
Y, es que, después de la muerte y resurrección de Jesús, ya todos tenemos ganado la vida espiritual no cegada por la muerte. El nuestro será el Sueño de los Justos.
El joven llamado Saulo
La otra parte de la misma lectura nos menciona que, cuando los sanedrines estaban apedreando a Esteban, arrojaron a su mantos a los pies de uno de sus jóvenes miembros. Este muchacho se llamaba Saulo.
Con el tiempo, este muchachon se iba a convertir en uno de los más fieros perseguidores de la Iglesia Cristiana, pero tendrá un encuentro en el desierto que lo hará transormarse en… San Pablo.