En un dÃa tan importante como es el 9-11, es muy confortante recordar que nuestro Padre Dios, a pesar de todos nuestros pecados, fallas e imperfecciones, siempre está ahà para darnos su Misericordia.
Primero, en el libro del Éxodo, Moisés se atreve a hablar directamente con Dios, quien está sumamente enojado con su pueblo, pues después de haberlo sacado de Egipto se han olvidado de Él y han hecho un becerro de oro y le ofrecen sacrificios y alabanzas. Dios está enojadÃsimo y asegura que los destriurá a todos.
Pero Moisés se atreve a hablarle de tú-a-tú, y le recuerda la promesa que le hizo a Abraham, Issac y Jacob, de que iba a hacer de ellos un pueblo grande y que tendrán posesión de toda la tierra que les prometió.
Y Dios en su Misericordia –y a pesar de su gran enfado– les perdona.
Salmo
Misericordia, Dios mÃo, por tu bondad, por tu inmensa compasión, borra mi culpa, lava del todo mi delito, limpia mi pecado. Salmo 50, 12-13
El hijo pródigo
¡Ah! una de las más bellas narraciones de San Lucas. Un hijo que le pide a su padre su herencia en vida, y luego va a despilfarrarla en todos los excesos posibles. Estando todo gastado, y en un paÃs extraño, no le queda mas que irse de cuidador de cerdos. ¡Y cómo envidia a los animales que se hartan de las bellotas y el no tiene nada para comer!
Se dice a sà mismo: “¡Cuántos trabajadores en casa de mi padre tienen pan de sobra, y yo, aquÃ, me estoy muriendo de hambre! Me levantaré, volveré a mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra tÃ; ya no merezco llamarme hijo tuyo. RecÃbeme como a uno de tus trabajadores”
Y se encaminó y eso fue lo que hizo.
¿Qué es lo que este muchacho representa? A todos nosotros. Su padre nos es otro mas que Dios mismo. Estar en un paÃs lejano quiere decir estár lejos de la gracia de Dios. Dice el hijo: “me levantaré, y volveré a mi padre“, queriendo decir que se arrepiente y quiere volver con Dios.
¿Y la respuesta de su padre? Al verlo llegar se enterneció, lo cubrió de besos, le mando asear y vestir por sus criados (los ángeles) y hasta le mando hacer una fiesta con todo y el cordero gordo que se estaba reservando para una ocasión especial.
La misericordia de Dios es infinita.
Pero… el otro hijo, el que siempre ha estado al lado de su padre, el que siempre le ha obedecido y nunca se ha apartado de su lado… ese está enojadÃsimo, pues se siente traicionado por el padre: ¿Cómo es posible que reciban al descarriado con fiesta y todo?
“El hermano mayor se enojó y no querÃa entrar. Salió entonces el padre y le rogó que entrara”
Ninguno de los dos hijos es perfecto. Pero el amor del padre es el mismo para los dos. El amor de Dios es el mismo para todos los buenos y los malos, pues para los dos grupos el cielo sale igual, la lluvia cae igual.
Pero no te confundas, para ser hijo pródigo el verdadero arrepentimiento es lo que vale. Nada de medias tintas. ¡Ojo con eso!
La lectura del hijo pródigo nos recuerda que todos somos hijos, que nos separamos de nuestro padre, que nos llena la soberbia… pero que Dios siempre está ahà para recibirnos de vuelta.