Las lecturas de hoy se refieren a uno de los temas más difÃciles de tratar: el dinero.
Dice Jesús: “el dinero, tan lleno de injusticias“.
Pero más adelante nos dará una tremenda lección acerca de su uso acertado y hasta justo.
En la primera lectura, el profeta Amós va a dar una buena regañada a todos los comerciantes que hacen trampa y que sólamente están esperando la oportunidade para aprovecharse de los más necesitados: “obligan a los pobres a venderse; por un par de sandalias los compran; y hasta venden el salvado como trigo“.
Pero les advierte: “El Señór, gloria de Israel, lo ha jurado: ´No olvidaré jamás ninguna de estas acciones´“.
“Nadie puede servir a Dios y al dinero”
En el Evangelio de San Lucas, Jesús nos habla del mal administrador a quién su amo lo “agarró” en malos manejos. Cuando es regañado, el hombre se da cuenta de que pronto será despedido y, por su condición no está en condiciones de comenzar a buscar trabajo. A lo mejor no quiere hacerlo; pero eso sÃ, le da vergüenza pedir limosna.
Algo tiene que hacer. Comienza a llamar a todos los que le deben a su amo y les rebaja la deuda haciéndoles nuevos recibos. ¡Vaya que es listo el hombre!
Y es que su intención no es la de perdonar porque su corazón se ha ablandado: está buscando que los deudores estén agradecidos con él cuando lo despidan. Asà tendrá donde quedarse, y tal vez conseguir un nuevo trabajo… de administrador.
La lección del dÃa que nos da Jesús es bien interesante: “Con el dinero, tan lleno de injusticias, gánense amigos que, cuando ustedes mueran, los reciban en el cielo“. Lucas 16, 1-13.
Un cambio grande en la idea del dinero
Y es que, por muchos años nos han dicho que el dinero es malo. Que los ricos no van a ir al cielo. Que renuncies a todas tus riquezas.
Pero el verdadero mensaje va más allá: No, el dinero no es malo. El dinero es un objeto al que muchos le dan un valor que no le corresponde. El verdadero enemigo malo es la Avaricia.
Cuando te preocupas a muerte por las riquezas, al grado de que son lo más importante en tu vida, es cuando finalmente has sucumbido a su poder.
Tal vez tu digas: “¡No, yo no voy a caer en eso!” ¡Oh, pero es tan fácil caer!
Al contrario, sin la presencia de la avaricia el dinero puede hacer maravillas. ¿Cómo es eso posible? Si tienes dinero, si eres un patrón o comerciante, entonces:
- Crea fuentes de trabajo.
- Paga salario justo a los demás.
- No alteres los precios para tu conveniencia.
- No alteres mercancÃa para “sacarle más provecho”.
- Haz trabajar el dinero para los más necesitados.
- En fin, dalea las cosas materiales su lugar correspondiente.
Y como termina Jesús la lectura: “En resumen, no pueden ustedes servir a Dios y al dinero“.