Lecturas del Domingo: Septiembre 15, 2019 – El Hijo Pródigo

El retorno del hijo pródigo
El retorno del hijo pródigo – por Pompeo Batoni – [1], Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=4628046
Los caminos del Señor son misteriosos” dice el conocido refrán. Sin embargo, la realidad es que más que misteriosos, son fascinantes, enternecedores y gratificantes, aunque al principio no lo podamos –o queramos– ver así.

Hoy es el día de la parábola del Hijo Pródigo, la cual nos ayuda a entender mejor los designios de Dios:

“Un hombre tenía dos hijos, y el menor de ellos le dijo a su padre: ‘Padre, dame la parte que me toca de la herencia’. Y él les repartió los bienes.
“No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se fue a un país lejano y allá derrochó toda su fortuna, viviendo de manera disoluta. Después de malgastarlo todo, sobrevino en aquella región y él empezó a pasar necesidades. Entonces, fue a pedirle trabajo a un habitante de aquel país el cual lo mandó a los campos a cuidar cerdos. Tenía tantas ganas de hartarse con las bellotas que comían los cerdos, pero no lo dejaban que se las comiera.
“Se puso entonces a reflexionar y se dijo: ‘¡Cuántos trabajadores en casa de mi padre tienen pan de sobra, y yo, aquí, me estoy muriendo de hambre! Me levantaré, volveré a mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo. Recíbeme como a uno de tus trabajadores’.
“En seguida, se puso en camino hacia la casa de su padre. Estaba todavía lejos, cuando su padre lo vio y se enterneció profundamente. Corrió hacia él, y echándole los brazos al cuello, lo cubrió de besos. El muchacho le dijo: ‘Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo’.
“Pero el padre les dijo a sus criados: ‘¡Pronto! Traigan la túnica más rica y vístansela; pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies; traigan el becerro gordo y mátenlo. Comamos y hagamos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado’. Y empezó el banquete”.

Qué hermoso es escuchar en el Evangelio de San Lucas este episodio, el cual nos muestra la misericordia y el amor de Dios, cuando nos arrepentimos y volvemos hacia Él. El hijo menor hizo cosas terribles: se gastó mucho dinero en cosas malas, vivió desordenadamente, y pecó contra su padre y contra Dios (sólo Él sabe las cosas que hizo este muchacho).

Mucha gente dice que esta es una parábola y que por lo tanto no existieron ninguno de los personajes. Pero, ¿no nos parecen familiares todos ellos y que son salidos de la vida misma? ¿Acaso no hemos escuchado historias semejantes?

El hijo menor se arrepintió, esa es la clave, y sólo así pudo volver a su padre. Pero ese arrepentimiento sólo ocurrió cuando tuvo que sufrir penas y miserias. Hasta ese momento se acordó de su vida cuando aún gozaba del reino de su progenitor.

Dios nos pone pruebas, enfermedades, y situaciones de crisis. Desafortunadamente, muchos de nosotros cometemos el error de olvidarnos de Él y seguimos en nuestros caminos torcidos.

Aprendamos a reconocer el llamado de Dios en nuestras dificultades, y cuando identifiquemos nuestro mal obrar en esas malas pasadas, seamos lo suficientemente humildes para arrepentirnos de todo corazón y podamos volver a nuestro Padre, que nos recibirá con los brazos abiertos y nos llenará de bendiciones, mientras que en todo el cielo habrá una fiesta porque hemos sido encontrados.

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Oscar Editor

Oscar es el editor de NosRodea.com

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