Lecturas del Segundo Domingo de Adviento 2023 – El Mensajero

San Juan Bautista
Juan el Bautista, por Titian – Public Domain, Link

Isaías

Is 40, 1-5. 9-11

Consuelen, consuelen a mi pueblo,
dice nuestro Dios.
Hablen al corazón de Jerusalén
y díganle a gritos que ya terminó el tiempo de su servidumbre
y que ya ha satisfecho por sus iniquidades,
porque ya ha recibido de manos del Señor
castigo doble por todos sus pecados”.

Una voz clama:

Preparen el camino del Señor en el desierto,
construyan en el páramo
una calzada para nuestro Dios.
Que todo valle se eleve,
que todo monte y colina se rebajen;
que lo torcido se enderece y lo escabroso se allane.
Entonces se revelará la gloria del Señor
y todos los hombres la verán”.
Así ha hablado la boca del Señor.

Sube a lo alto del monte,
mensajero de buenas nuevas para Sión;
alza con fuerza la voz,
tú que anuncias noticias alegres a Jerusalén.
Alza la voz y no temas;
anuncia a los ciudadanos de Judá:

“Aquí está su Dios.
Aquí llega el Señor, lleno de poder,
el que con su brazo lo domina todo.
El premio de su victoria lo acompaña
y sus trofeos lo anteceden.
Como pastor apacentará su rebaño;
llevará en sus brazos a los corderitos recién nacidos
y atenderá solícito a sus madres’’.

Salmo 84

Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos al Salvador.

Escucharé las palabras del Señor,
palabras de paz para su pueblo santo.
Está ya cerca nuestra salvación
y la gloria del Señor habitará en la tierra.

Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos al Salvador.

La misericordia y la fidelidad se encontraron,
la justicia y la paz se besaron,
la fidelidad brotó en la tierra,
y la justicia vino del cielo.

Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos al Salvador.

Cuando el Señor nos muestre su bondad,
nuestra tierra producirá su fruto.
La justicia le abrirá camino al Señor
e irá siguiendo sus pisadas.

Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos al Salvador.

Segunda Carta del Apostol San Pedro

2 Pd 3, 8-14
Queridos hermanos: No olviden que para el Señor, un día es como mil años y mil años, como un día. No es que el Señor se tarde, como algunos suponen, en cumplir su promesa, sino que les tiene a ustedes mucha paciencia, pues no quiere que nadie perezca, sino que todos se arrepientan.

El día del Señor llegará como los ladrones. Entonces los cielos desaparecerán con gran estrépito, los elementos serán destruidos por el fuego y perecerá la tierra con todo lo que hay en ella.

Puesto que todo va a ser destruido, piensen con cuánta santidad y entrega deben vivir ustedes esperando y apresurando el advenimiento del día del Señor, cuando desaparecerán los cielos, consumidos por el fuego, y se derretirán los elementos.

Pero nosotros confiamos en la promesa del Señor y esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva, en que habite la justicia. Por lo tanto, queridos hermanos, apoyados en esta esperanza, pongan todo su empeño en que el Señor los halle en paz con Él, sin mancha ni reproche.

Evangelio según San Marcos

Mc 1, 1-8
Éste es el principio del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. En el libro del profeta Isaías está escrito:

He aquí que yo envío a mi mensajero delante de ti,
a preparar tu camino.
Voz del que clama en el desierto:
Preparen el camino del Señor,
enderecen sus senderos”.

En cumplimiento de esto, apareció en el desierto Juan el Bautista predicando un bautismo de arrepentimiento, para el perdón de los pecados. A él acudían de toda la comarca de Judea y muchos habitantes de Jerusalén; reconocían sus pecados y él los bautizaba en el Jordán.

Juan usaba un vestido de pelo de camello, ceñido con un cinturón de cuero y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Proclamaba: “Ya viene detrás de mí uno que es más poderoso que yo, uno ante quien no merezco ni siquiera inclinarme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo”.

Vayan y proclamen por el camino que ya se acerca el Reino de los cielos

Icono de los doce apóstoles
La reunión de los doce apóstoles, por Anonymous – Public Domain, Link

Isaías

Is 30, 19-21. 23-26
Esto dice el Señor Dios de Israel:

“Pueblo de Sión, que habitas en Jerusalén,
ya no volverás a llorar.
El Señor misericordioso, al oír tus gemidos,
se apiadará de ti y te responderá, apenas te oiga.
Aunque te dé el pan de las adversidades
y el agua de la congoja,
ya no se esconderá el que te instruye;
tus ojos lo verán.
Con tus oídos oirás detrás de ti una voz que te dirá:
Éste es el camino.
Síguelo sin desviarte,
ni a la derecha, ni a la izquierda‘.

El Señor mandará su lluvia
para la semilla que siembres
y el pan que producirá la tierra
será abundante y sustancioso.
Aquel día, tus ganados pastarán en dilatadas praderas.
Los bueyes y los burros que trabajan el campo,
comerán forraje sabroso,
aventado con pala y bieldo.

En todo monte elevado y toda colina alta,
habrá arroyos y corrientes de agua
el día de la gran matanza,
cuando se derrumben las torres.
El día en que el Señor vende las heridas de su pueblo
y le sane las llagas de sus golpes,
la luz de la luna será como la luz del sol;
será siete veces mayor,
como si fueran siete días en uno”.

Evangelio según San Mateo

Mt 9, 35–10, 1. 6-8
En aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, predicando el Evangelio del Reino y curando toda enfermedad y dolencia. Al ver a las multitudes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. Entonces dijo a sus discípulos: “La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por lo tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos“.

Después, llamando a sus doce discípulos, les dio poder para expulsar a los espíritus impuros y curar toda clase de enfermedades y dolencias. Les dijo: “Vayan en busca de las ovejas perdidas de la casa de Israel. Vayan y proclamen por el camino que ya se acerca el Reino de los cielos. Curen a los leprosos y demás enfermos; resuciten a los muertos y echen fuera a los demonios. Gratuitamente han recibido este poder; ejérzanlo, pues, gratuitamente“.

 

La Inmaculada Concepción de la Virgen María

Virgen María, Madre de Jesucristo
La Virgen en Oración“, por Giovanni Battista Salvi da Sassoferrato – Public Domain, Link

Génesis

Gn 3, 9-15. 20
Después de que el hombre y la mujer comieron del fruto del árbol prohibido, el Señor Dios llamó al hombre y le preguntó: “¿Dónde estás?” Éste le respondió: “Oí tus pasos en el jardín; tuve miedo, porque estoy desnudo, y me escondí“. Entonces le dijo Dios: “¿Y quién te ha dicho que estabas desnudo? ¿Has comido acaso del árbol del que te prohibí comer?” Respondió Adán: “La mujer que me diste por compañera me ofreció del fruto del árbol y comí“. El Señor Dios dijo a la mujer: “¿Por qué has hecho esto?” Repuso la mujer: “La serpiente me engañó y comí“.

Entonces dijo el Señor Dios a la serpiente:

“Porque has hecho esto,
serás maldita entre todos los animales
y entre todas las bestias salvajes.
Te arrastrarás sobre tu vientre y comerás polvo
todos los días de tu vida.
Pondré enemistad entre ti y la mujer,
entre tu descendencia y la suya;
y su descendencia te aplastará la cabeza,
mientras tú tratarás de morder su talón”.

El hombre le puso a su mujer el nombre de “Eva“, porque ella fue la madre de todos los vivientes.

Salmo 97

Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas.

Cantemos al Señor un canto nuevo,
pues ha hecho maravillas:
Su diestra y su santo brazo
le han dado la victoria.

Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas.

El Señor ha dado a conocer su victoria
y ha revelado a las naciones su justicia.
Una vez más ha demostrado Dios
su amor y su lealtad hacia Israel.

Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas.

La tierra entera ha contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Que todos los pueblos y naciones
aclamen con júbilo al Señor.

Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas.

Carta del Apostol San Pablo a los Efesios

Ef 1, 3-6. 11-12

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en Él
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en Cristo, antes de crear el mundo,
para que fuéramos santos
e irreprochables a sus ojos, por el amor,
y determinó, porque así lo quiso,
que, por medio de Jesucristo, fuéramos sus hijos,
para que alabemos y glorifiquemos la gracia
con que nos ha favorecido por medio de su Hijo amado.

Con Cristo somos herederos también nosotros. Para esto estábamos destinados, por decisión del que lo hace todo según su voluntad: para que fuéramos una alabanza continua de su gloria, nosotros, los que ya antes esperábamos en Cristo.

Evangelio según San Lucas

Lc 1, 26-38
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba María.

Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo“. Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo.

El ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y Él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin“.

María le dijo entonces al ángel: “¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?” El ángel le contestó: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios“. María contestó:

“Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho”.

Y el ángel se retiró de su presencia.

 

No todo el que me diga: ‘¡Señor, Señor!’, entrará en el Reino de los cielos

Ilustración del la casa sólida
Parábola del edificio construido sobre roca sólida.

Isaías

Is 26, 1-6
Aquel día se cantará este canto en el país de Judá:

“Tenemos una ciudad fuerte;
ha puesto el Señor, para salvarla,
murallas y baluartes.
Abran las puertas para que entre el pueblo justo,
el que se mantiene fiel,
el de ánimo firme para conservar la paz,
porque en ti confió.
Confíen siempre en el Señor,
porque el Señor es nuestra fortaleza para siempre;
porque Él doblegó a los que habitaban en la altura;
a la ciudad excelsa la humilló,
la humilló hasta el suelo,
la arrojó hasta el polvo
donde la pisan los pies, los pies
de los humildes,
los pasos de los pobres”.

Evangelio según San Mateo

Mt 7, 21. 24-27
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:

“No todo el que me diga: ‘¡Señor, Señor!’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre, que está en los cielos.

El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, se parece a un hombre prudente, que edificó su casa sobre roca. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos y dieron contra aquella casa; pero no se cayó, porque estaba construida sobre roca.

El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, se parece a un hombre imprudente, que edificó su casa sobre arena. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos, dieron contra aquella casa y la arrasaron completamente”.

¿Cuántos panes tienen?

Milagro de la multiplicación de los panes y los pescados
Milagro de la multiplicación de los panes y los pescados, por Bernardo Strozzi – Public Domain, Link

Isaías

Is 25, 6-10

En aquel día, el Señor del universo
preparará sobre este monte
un festín con platillos suculentos
para todos los pueblos;
un banquete con vinos exquisitos
y manjares sustanciosos.
Él arrancará en este monte
el velo que cubre el rostro de todos los pueblos,
el paño que oscurece a todas las naciones.
Destruirá la muerte para siempre;
el Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros
y borrará de toda la tierra la afrenta de su pueblo.
Así lo ha dicho el Señor.

En aquel día se dirá:
Aquí está nuestro Dios,
de quien esperábamos que nos salvara.
Alegrémonos y gocemos con la salvación que nos trae,
porque la mano del Señor reposará en este monte“.

Evangelio según San Mateo

Mt 15, 29-37
En aquel tiempo, llegó Jesús a la orilla del mar de Galilea, subió al monte y se sentó. Acudió a Él mucha gente, que llevaba consigo tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros enfermos. Los tendieron a sus pies y Él los curó. La gente se llenó de admiración, al ver que los lisiados estaban curados, que los ciegos veían, que los mudos hablaban y los tullidos caminaban; por lo que glorificaron al Dios de Israel.

Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: “Me da lástima esta gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, porque pueden desmayarse en el camino“. Los discípulos le preguntaron: “¿Dónde vamos a conseguir, en este lugar despoblado, panes suficientes para saciar a tal muchedumbre?” Jesús les preguntó: “¿Cuántos panes tienen?” Ellos contestaron: “Siete, y unos cuantos pescados“.

Después de ordenar a la gente que se sentara en el suelo, Jesús tomó los siete panes y los pescados, y habiendo dado gracias a Dios, los partió y los fue entregando a los discípulos, y los discípulos a la gente. Todos comieron hasta saciarse, y llenaron siete canastos con los pedazos que habían sobrado.

 

Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven

Doce apóstoles
Jesús enseñando a sus discípulos, por James Tissot – Public Domain, link.

Isaías

Is 11, 1-10

En aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé,
un vástago florecerá de su raíz.
Sobre Él se posará el espíritu del Señor,
espíritu de sabiduría e inteligencia,
espíritu de consejo y fortaleza,
espíritu de piedad y temor de Dios.

No juzgará por apariencias,
ni sentenciará de oídas;
defenderá con justicia al desamparado
y con equidad dará sentencia al pobre;
herirá al violento con el látigo de su boca,
con el soplo de sus labios matará al impío.
Será la justicia su ceñidor,
la fidelidad apretará su cintura.

Habitará el lobo con el cordero,
la pantera se echará con el cabrito,
el novillo y el león pacerán juntos
y un muchachito los apacentará.
La vaca pastará con la osa
y sus crías vivirán juntas.
El león comerá paja con el buey.

El niño jugará sobre el agujero de la víbora;
la creatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente.
No harán daño ni estrago
por todo mi monte santo,
porque así como las aguas colman el mar,
así está lleno el país de la ciencia del Señor.

Aquel día la raíz de Jesé se alzará
como bandera de los pueblos,
la buscarán todas las naciones
y será gloriosa su morada.

Evangelio según San Lucas

Lc 10, 21-24
En aquella misma hora, Jesús se llenó de júbilo en el Espíritu Santo y exclamó: “¡Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! ¡Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien! Todo me lo ha entregado mi Padre y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar“.

Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: “Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. Porque yo les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron“.

 

Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa

Jesús sanando al sirviente del oficial romano
Jesús sanando al sirviente del oficial romano por Paolo Veronese – Public Domain, Link

Isaías

Is 2, 1-5
Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y Jerusalén:

En días futuros, el monte de la casa del Señor
será elevado en la cima de los montes,
encumbrado sobre las montañas,
y hacia él confluirán todas las naciones.

Acudirán pueblos numerosos, que dirán:
Vengan, subamos al monte del Señor,
a la casa del Dios de Jacob,
para que Él nos instruya en sus caminos
y podamos marchar por sus sendas.
Porque de Sión saldrá la ley,
de Jerusalén, la palabra del Señor“.

Él será el árbitro de las naciones
y el juez de pueblos numerosos.
De las espadas forjarán arados
y de las lanzas, podaderas;
ya no alzará la espada pueblo contra pueblo,
ya no se adiestrarán para la guerra.

¡Casa de Jacob, en marcha!
Caminemos a la luz del Señor.

Evangelio según San Mateo

Mt 8, 5-11
En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaúm, se le acercó un oficial romano y le dijo: “Señor, tengo en mi casa un criado que está en cama, paralítico, y sufre mucho“. Él le contestó: “Voy a curarlo“.

Pero el oficial le replicó: “Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa; con que digas una sola palabra, mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; cuando le digo a uno: ‘¡Ve!’, él va; al otro: ‘¡Ven!’, y viene; a mi criado: ‘¡Haz esto!’, y lo hace“.

Al oír aquellas palabras, se admiró Jesús y dijo a los que lo seguían: “Yo les aseguro que en ningún israelita he hallado una fe tan grande. Les aseguro que muchos vendrán de oriente y de occidente y se sentarán con Abraham, Isaac y Jacob en el Reino de los cielos“.

 

Primer Domingo de Adviento 2023: Estén alertas

Fotografía de un boquete en una pared debido a un robo.
Ladrones robaron un almacés de juguetes para niños sin recursos en México.

Isaías

Is 63, 16b-17. 19b; 64, 2b-7

Tú, Señor, eres nuestro padre y nuestro redentor;
ése es tu nombre desde siempre.
¿Por qué, Señor, nos has permitido alejarnos de tus
mandamientos
y dejas endurecer nuestro corazón
hasta el punto de no temerte?
Vuélvete, por amor a tus siervos,
a las tribus que son tu heredad.
Ojalá rasgaras los cielos y bajaras,
estremeciendo las montañas con tu presencia.

Descendiste y los montes se estremecieron con tu presencia.
Jamás se oyó decir, ni nadie vio jamás
que otro Dios, fuera de ti,
hiciera tales cosas en favor de los que esperan en él.
Tú sales al encuentro
del que practica alegremente la justicia
y no pierde de vista tus mandamientos.

Estabas airado porque nosotros pecábamos
y te éramos siempre rebeldes.
Todos éramos impuros
y nuestra justicia era como trapo asqueroso;
todos estábamos marchitos, como las hojas,
y nuestras culpas nos arrebataban, como el viento.

Nadie invocaba tu nombre
nadie se levantaba para refugiarse en ti,
porque nos ocultabas tu rostro
y nos dejabas a merced de nuestras culpas.
Sin embargo, Señor, tú eres nuestro padre;
nosotros somos el barro y tú el alfarero;
todos somos hechura de tus manos.

Salmo 79

Señor, muéstranos tu favor y sálvanos.

Escúchanos, pastor de Israel,
tú, que estás rodeado de querubines,
manifiéstate,
despierta tu poder y ven a salvarnos.

Señor, muéstranos tu favor y sálvanos.

Señor, Dios de los ejércitos, vuelve tus ojos:
mira tu viña y visítala,
protege la cepa plantada por tu mano,
el renuevo que tú mismo cultivaste.

Señor, muéstranos tu favor y sálvanos.

Que tu diestra defienda al que elegiste,
al hombre que has fortalecido.
Ya no nos alejaremos de ti;
consérvanos la vida y alabaremos tu poder.

Señor, muéstranos tu favor y sálvanos.

Primera Carta del Apostol San Pablo a los Corintios

1 Co 1, 3-9
Hermanos: Les deseamos la gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y de Cristo Jesús, el Señor.

Continuamente agradezco a mi Dios los dones divinos que les ha concedido a ustedes por medio de Cristo Jesús, ya que por Él los ha enriquecido con abundancia en todo lo que se refiere a la palabra y al conocimiento; porque el testimonio que damos de Cristo ha sido confirmado en ustedes a tal grado, que no carecen de ningún don, ustedes, los que esperan la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. Él los hará permanecer irreprochables hasta el fin, hasta el día de su advenimiento. Dios es quien los ha llamado a la unión con su Hijo Jesucristo, y Dios es fiel.

Evangelio según San Marcos

Mc 13, 33-37
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:

“Velen y estén preparados, porque no saben cuándo llegará el momento. Así como un hombre que se va de viaje, deja su casa y encomienda a cada quien lo que debe hacer y encarga al portero que esté velando, así también velen ustedes, pues no saben a qué hora va a regresar el dueño de la casa: si al anochecer, a la medianoche, al canto del gallo o a la madrugada. No vaya a suceder que llegue de repente y los halle durmiendo. Lo que les digo a ustedes, lo digo para todos: permanezcan alerta”.

Lecturas del Domingo – Den al César lo que es del César

Foto de un denario, la moneda de la que habla la lectura de hoy
Denario, la moneda de la que habla la lectura de hoy. Al frente tiene la figura de Tiberius y la inscripción “César Augusto Tiberius, hijo del divino Augustus“. CC BY-SA 3.0, Link

Isaías

Is 45, 1. 4-6

Así habló el Señor a Ciro, su ungido,
a quien ha tomado de la mano
para someter ante él a las naciones
y desbaratar la potencia de los reyes,
para abrir ante él los portones
y que no quede nada cerrado:

“Por amor a Jacob, mi siervo, y a Israel, mi escogido,
te llamé por tu nombre y te di un título de honor,
aunque tú no me conocieras.
Yo soy el Señor y no hay otro;
fuera de mí no hay Dios.
Te hago poderoso, aunque tú no me conoces,
para que todos sepan, de oriente a occidente,
que no hay otro Dios fuera de mí.
Yo soy el Señor y no hay otro”.

Salmo 95

Cantemos la grandeza del Señor.

Cantemos al Señor un canto nuevo,
que le cante al Señor toda la tierra.
Su grandeza anunciemos a los pueblos;
de nación en nación sus maravillas.

Cantemos la grandeza del Señor.

Cantemos al Señor, porque Él es grande,
más digno de alabanza y más tremendo
que todos los dioses paganos, que ni existen;
ha sido el Señor quien hizo el cielo.

Cantemos la grandeza del Señor.

Alaben al Señor, pueblos del orbe,
reconozcan su gloria y su poder
y tribútenle honores a su nombre.
Ofrézcanle en sus atrios sacrificios.

Cantemos la grandeza del Señor.

Caigamos en su templo de rodillas.
Tiemblen ante el Señor los atrevidos.
Reina el Señor“. digamos a los pueblos.
El gobierna a las naciones con justicia.

Cantemos la grandeza del Señor.

Primera Carta del Apostol San Pablo a los Tesalonicenses

1 Tes 1, 1-5
Pablo, Silvano y Timoteo deseamos la gracia y la paz a la comunidad cristiana de los tesalonicenses, congregada por Dios Padre y por Jesucristo, el Señor.

En todo momento damos gracias a Dios por ustedes y los tenemos presentes en nuestras oraciones. Ante Dios, nuestro Padre, recordamos sin cesar las obras que manifiestan la fe de ustedes, los trabajos fatigosos que ha emprendido su amor y la perseverancia que les da su esperanza en Jesucristo, nuestro Señor.

Nunca perdemos de vista, hermanos muy amados de Dios, que Él es quien los ha elegido. En efecto, nuestra predicación del Evangelio entre ustedes no se llevó a cabo sólo con palabras, sino también con la fuerza del Espíritu Santo, que produjo en ustedes abundantes frutos.

Evangelio según San Mateo

Mt 22, 15-21
En aquel tiempo, se reunieron los fariseos para ver la manera de hacer caer a Jesús, con preguntas insidiosas, en algo de que pudieran acusarlo.

Le enviaron, pues, a algunos de sus secuaces, junto con algunos del partido de Herodes, para que le dijeran: “Maestro, sabemos que eres sincero y enseñas con verdad el camino de Dios, y que nada te arredra, porque no buscas el favor de nadie. Dinos, pues, qué piensas: ¿Es lícito o no pagar el tributo al César?

Conociendo Jesús la malicia de sus intenciones, les contestó: “Hipócritas, ¿por qué tratan de sorprenderme? Enséñenme la moneda del tributo“. Ellos le presentaron una moneda. Jesús les preguntó: “¿De quién es esta imagen y esta inscripción?” Le respondieron: “Del César“. Y Jesús concluyó:

“Den, pues, al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”.

 

Lecturas del Domingo – Date tiempo para Dios

Parábola del gran banquete
El Gran Banquete“, por Brunswick Monogrammist – Public Domain, Link

Isaías

Is 25, 6-10

En aquel día, el Señor del universo
preparará sobre este monte
un festín con platillos suculentos
para todos los pueblos;
un banquete con vinos exquisitos
y manjares sustanciosos.
Él arrancará en este monte
el velo que cubre el rostro de todos los pueblos,
el paño que oscurece a todas las naciones.
Destruirá la muerte para siempre;
el Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros
y borrará de toda la tierra la afrenta de su pueblo.
Así lo ha dicho el Señor.

En aquel día se dirá:
Aquí está nuestro Dios,
de quien esperábamos que nos salvara.
Alegrémonos y gocemos con la salvación que nos trae,
porque la mano del Señor reposará en este monte“.

Salmo 22

Habitaré en la casa del Señor toda la vida

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace reposar
y hacia fuentes tranquilas me conduce
para reparar mis fuerzas.

Habitaré en la casa del Señor toda la vida

Por ser un Dios fiel a sus promesas
me guía por el sendero recto;
así, aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú estás conmigo.
Tu vara y tu cayado me dan seguridad.

Habitaré en la casa del Señor toda la vida

Tú mismo me preparas la mesa,
a despecho de mis adversarios;
me unges la cabeza con perfume
y llenas mi copa hasta los bordes.

Habitaré en la casa del Señor toda la vida

Carta del Apostol San Pablo a los Filipenses

Fil 4, 12-14. 19-20
Hermanos: Yo sé lo que es vivir en pobreza y también lo que es tener de sobra. Estoy acostumbrado a todo: lo mismo a comer bien que a pasar hambre; lo mismo a la abundancia que a la escasez. Todo lo puedo unido a aquel que me da fuerza. Sin embargo, han hecho bien ustedes en socorrerme, cuando me vi en dificultades.

Mi Dios, por su parte, con su infinita riqueza, remediará con esplendidez todas las necesidades de ustedes, por medio de Cristo Jesús. Gloria a Dios, nuestro Padre, por los siglos de los siglos. Amén.

Evangelio según San Mateo

banquete de bodas
¡Sáquenlo de aquí!

Mt 22, 1-14
En aquel tiempo, volvió Jesús a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo:

“El Reino de los cielos es semejante a un rey que preparó un banquete de bodas para su hijo. Mandó a sus criados que llamaran a los invitados, pero éstos no quisieron ir.

Envió de nuevo a otros criados que les dijeran: ‘Tengo preparado el banquete; he hecho matar mis terneras y los otros animales gordos; todo está listo. Vengan a la boda‘. Pero los invitados no hicieron caso. Uno se fue a su campo, otro a su negocio y los demás se les echaron encima a los criados, los insultaron y los mataron.

Entonces el rey se llenó de cólera y mandó sus tropas, que dieron muerte a aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad.

Luego les dijo a sus criados: ‘La boda está preparada; pero los que habían sido invitados no fueron dignos. Salgan, pues, a los cruces de los caminos y conviden al banquete de bodas a todos los que encuentren‘. Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y la sala del banquete se llenó de convidados.

Cuando el rey entró a saludar a los convidados vio entre ellos a un hombre que no iba vestido con traje de fiesta y le preguntó: ‘Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de fiesta?‘ Aquel hombre se quedó callado. Entonces el rey dijo a los criados: ‘Átenlo de pies y manos y arrójenlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y la desesperación. Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos“.