Lecturas del Domingo: Noviembre 10, 2019 – Nuestra vida eterna

Una novia para siete hermanos
Una novia para siete hermanos

La lectura del Evangelio de San Lucas de este domingo está basada en un hecho real que se ha repetido por cientos de años: el que una viuda se case con los hermanos del marido muerto en secuencia. Aunque parece inusual, no son pocas las culturas que lo han vivido y que sus comunidades aún lo mencionan:

“En aquel tiempo, se acercaron a Jesús algunos saduceos. Como los saduceos niegan la resurrección de los muertos le preguntaron: ‘Maestro, Moisés nos dejó escrito que si alguno tiene un hermano casado que muere sin haber tenido hijos, se case con la viuda para dar descendencia a su hermano. Hubo una vez siete hermanos, el mayor de los cuales se casó sin dejar hijos. El segundo, el tercero y los demás, hasta el séptimo, tomaron por esposa a la viuda y todos murieron sin dejar sucesión. Por fin, murió también la viuda. Ahora bien, cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será esposa la mujer, pues lo siete estuvieron casados con ella?’
Jesús les dijo: ‘En esta vida, hombres y mujeres se casan, pero en la vida futura, los que sean juzgados dignos de ella y de la resurrección de los muertos, no se casarán ni podrán ya morir, porque serán como los ángeles e hijos de Dios, pues Él los habrá resucitado.
Y que los muertos resucitan, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor, Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob. Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para Él, todos viven”.

Así, que no nos preocupe qué va a pasar con nosotros cuando estemos en el Reino de Dios: ni si nos veremos jóvenes, o viejos, o hermosos, o feos, o flacos, o gordos. Me veré con mi antiguo amor o con el actual, etc.

Seremos como luces que no tienen ni sexo ni forma física y que ya no necesitan estar en pareja o en grupos sociales, pues todo lo tendremos con Dios, pues estaremos con Él y Él con nosotros.

Dios está con nosotros.

 

Lecturas del Domingo: Noviembre 6, 2016 – Dios es un Dios de vivos

Siete hermanos
La lección de los siete hermanos

Esta es una semana del perfecto número siete. La primera lectura, del libro de los Macabeos, nos narra la terrible historia de siete hermanos que fueron matados uno a uno frente a su madre –y después ella misma muere– en manos del rey Antíoco Epifanes, quien estaba enfurecido con ellos porque se negaban a comer carne de cerdo.

Recordemos que, en la antigua Ley de Moisés, está escrito que comer carne de animales con pezuñas es impuro.

Los muchachos y su madre ofendieron al rey al negarse a comer ese tipo de alimento y por eso fueron tratados de manera tan salvaje. Pero, nunca sucumbieron y obedecieron la Ley hasta el final.

Sin duda, ellos son de los primeros mártires, ejemplos de poner a Dios sobre todas las cosas, incluso sobre el dolor y la muerte.

Evangelio: siete hermanos para una viuda

Los saduceos, judios descendiente del juez Zadok en tiempos de Salomón, son rivales de los fariseos y se presentan a si mismos como los conocedores de la Ley. Caifás, el sumo sacerdote que enjuició a Jesús, era saduceo.

En fin, para poner a prueba a Nuestro Señor, le platican la historia de siete hermanos, el mayor de los cuales se casó pero no tuvo hijos. Los otros seis fueron tomando a la viuda en sucesión pero tampoco tuvieron descendencia y murieron.

¡Pobre viuda! ¡Qué aguante!

Finalmente, murio la viuda. ¿Con cuál de los hermanos será esposa la mujer, si estuvo casada con los siete?

La respuesta de Jesús me la interpretó una amiga hace muchos años: “En el cielo seremos como luces, y no será necesario formar parte de familias, ni padres, ni madres, ni hijos, ni esposos. Seremos luces flotando alrededor de Dios”.

Jesús les responde: “En la vida futura, los que sean juzgados dignos de ella y de la resurrección de los muertos, no se casarán ni podrán ya morir, porque serán como ángeles e hijos de Dios, pues Él los habrá resucitado”.
Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para Él todos viven”