Ella, en su pobreza ha echado todo lo que tenía para vivir

La viuda y su hijo
La viuda y su hijo, por James Tissot – Public Domain, Link

Tobías

Tb 12, 1. 5-15. 20
Cuando terminaron los festejos de la boda de Tobías y Sara, Tobit llamó a su hijo Tobías y le dijo: “Tenemos que pagarle lo debido al hombre que te ha acompañado y darle una buena recompensa“. Tobías llamó a Rafael y le dijo: “Recibe como recompensa la mitad de todo lo que hemos traído y vete en paz“.

Entonces Rafael se llevó a los dos aparte y les dijo:

“Bendigan a Dios y glorifíquenlo delante de todos los vivientes por los beneficios que les ha hecho y canten himnos de alabanza a su nombre. Proclamen dignamente las obras del Señor y no sean negligentes en reconocerlas. Es bueno guardar el secreto del rey, pero es todavía mejor proclamar y celebrar las obras del Señor. Hagan el bien, y el mal no los alcanzará. Es buena la oración con el ayuno, y la limosna con la justicia. Es mejor tener poco viviendo con rectitud, que tener mucho haciendo el mal. Es mejor dar limosnas que acumular tesoros. La limosna libra de la muerte y purifica de todo pecado. Quienes dan limosna tendrán larga vida; los pecadores y los malvados son enemigos de sí mismos.

Voy a decirles toda la verdad, sin ocultarles nada. Les acabo de decir que es bueno guardar el secreto del rey y que es mejor todavía proclamar y celebrar las obras del Señor. Sepan, pues, que cuando ustedes dos, Tobías y Sara, oraban, yo ofrecía sus oraciones al Señor de la gloria, como un memorial; y lo mismo hacía, cuando tú, Tobit, enterrabas a los muertos. Y cuando te levantaste sin dudar y dejaste tu comida y fuiste a sepultar a aquel muerto, precisamente entonces yo fui enviado para ponerte a prueba. Dios me envió de nuevo a curarte a ti y a Sara, tu nuera. Yo soy Rafael, uno de los siete santos ángeles que estamos presentes ante el Señor de la gloria.

Así pues, den gracias al Señor en la tierra y alaben a Dios. Por mi parte, yo vuelvo junto a aquel que me ha enviado. Ustedes escriban todas las cosas que les han sucedido”.

Y desapareció.

Evangelio según San Marcos

Mc 12, 38-44
En aquel tiempo, enseñaba Jesús a la multitud y le decía:

¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplios ropajes y recibir reverencias en las calles; buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; se echan sobre los bienes de las viudas haciendo ostentación de largos rezos. Estos recibirán un castigo muy riguroso”.

En una ocasión Jesús estaba sentado frente a las alcancías del templo, mirando cómo la gente echaba allí sus monedas. Muchos ricos daban en abundancia. En esto, se acercó una viuda pobre y echó dos moneditas de muy poco valor. Llamando entonces a sus discípulos, Jesús les dijo: “Yo les aseguro que esa pobre viuda ha echado en la alcancía más que todos. Porque los demás han echado de lo que les sobraba; pero ésta, en su pobreza ha echado todo lo que tenía para vivir“.

La Palabra del Lunes 21 de Noviembre de 2022

La Segunda Venida de Cristo
La Segunda Venida de Cristo, por un autor anónimo, Grecia – Fuente, Public Domain, Link

Apocalipsis 14,1-3. 4b-5

Yo, Juan, tuve otra visión: Vi al Cordero, en pie sobre el monte Sión y con Él, ciento cuarenta y cuatro mil personas, que llevaban grabado en la frente el nombre del Cordero y el nombre de su Padre.

Y oí un ruido que venía del cielo, parecido al estruendo del mar y al estampido de un trueno poderoso; el ruido que oía era como el de un gran coro acompañado de arpas. Cantaban un cántico nuevo ante el trono, ante los cuatro seres vivientes y los ancianos.

Y nadie podía cantar el cántico, fuera de los ciento cuarenta y cuatro mil, que habían sido rescatados de la tierra. Estos son los que acompañan al Cordero a dondequiera que va; estos son los que han sido rescatados de entre los hombres, las primicias para Dios y para el Cordero; en la boca de ellos no hubo mentira y son irreprochables ante Dios.

Evangelio según San Lucas 2,:1-4

En aquel tiempo, levantando los ojos, Jesús vio a unos ricos que echaban sus donativos en las alcancías del templo. Vio también a una viuda pobre, que echaba allí dos moneditas, y dijo: “Yo les aseguro que esa pobre viuda ha dado más que todos. Porque éstos dan a Dios de lo que les sobra; pero ella, en su pobreza, ha dado todo lo que tenía para vivir”.

Lecturas del Domingo 7 de Noviembre de 2021: El Señor es Fiel a su Palabra

La viuda y su hijo
La viuda y su hijo, por James TissotOnline Collection of Brooklyn Museum; Photo: Brooklyn Museum, 2008, 00.159.211_PS2.jpg, Public Domain, Link

Hoy es el 32avo (trigésimo segundo) domingo del tiempo ordinario. Hoy veremos que Dios siempre cumple a su palabra, y que Él ayudará siempre a los oprimidos y los más débiles. Las viudas de las lecturas de hoy también nos darán una lección de fe y valor.

Primer Libro de Reyes 17, 10-16

En aquel tiempo, el profeta Elías se puso en camino hacia Sarepta. Al llegar a la puerta de la ciudad, encontró allí a una viuda que recogía leña. La llamó y le dijo: “Tráeme, por favor, un poco de agua para beber”. Cuando ella se alejaba, el profeta le gritó: “Por favor, tráeme también un poco de pan”. Ella le respondió: “Te juro por el Señor, tu Dios, que no me queda ni un pedazo de pan; tan sólo me queda un puñado de harina en la tinaja y un poco de aceite en la vasija. Ya ves que estaba recogiendo unos cuantos leños. Voy a preparar un pan para mí y para mi hijo. Nos lo comeremos y luego moriremos”.

Elías le dijo: “No temas. Anda y prepáralo como has dicho; pero primero haz un panecillo para mí y tráemelo. Después lo harás para ti y para tu hijo, porque así dice el Señor de Israel: ‘La tinaja de harina no se vaciará, la vasija de aceite no se agotará, hasta el día en que el Señor envíe la lluvia sobre la tierra’ ”.

Entonces ella se fue, hizo lo que el profeta le había dicho y comieron él, ella y el niño. Y tal como había dicho el Señor por medio de Elías, a partir de ese momento, ni la tinaja de harina se vació, ni la vasija de aceite se agotó.

Salmo 145, 7. 8-9a. 9bc-10

R. (1) El Señor siempre es fiel a su palabra.
El Señor siempre es fiel a su palabra,
y es quien hace justicia al oprimido;
Él proporciona pan a los hambrientos
y libera al cautivo. R.
R. El Señor siempre es fiel a su palabra.
Abre el Señor los ojos de los ciegos
y alivia al agobiado.
Ama el Señor al hombre justo
y toma al forastero a su cuidado. R.
R. El Señor siempre es fiel a su palabra.
A la viuda y al huérfano sustenta
y trastorna los planes del inicuo.
Reina el Señor eternamente,
reina tu Dios, oh Sión, reina por siglos. R.
R. El Señor siempre es fiel a su palabra.

Carta a los Hebreos 9, 24-28

Hermanos: Cristo no entró en el santuario de la antigua alianza, construido por mano de hombres y que sólo era figura del verdadero, sino en el cielo mismo, para estar ahora en la presencia de Dios, intercediendo por nosotros.

En la antigua alianza, el sumo sacerdote entraba cada año en el santuario para ofrecer una sangre que no era la suya; pero Cristo no tuvo que ofrecerse una y otra vez a sí mismo en sacrificio, porque en tal caso habría tenido que padecer muchas veces desde la creación del mundo. De hecho, Él se manifestó una sola vez, en el momento culminante de la historia, para destruir el pecado con el sacrificio de sí mismo.

Y así como está determinado que los hombres mueran una sola vez y que después de la muerte venga el juicio, así también Cristo se ofreció una sola vez para quitar los pecados de todos. Al final se manifestará por segunda vez, pero ya no para quitar el pecado, sino para salvación de aquellos que lo aguardan y en él tienen puesta su esperanza.

Evangelio según San Marcos 12, 38-44

En aquel tiempo, enseñaba Jesús a la multitud y le decía: “¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplios ropajes y recibir reverencias en las calles; buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; se echan sobre los bienes de las viudas haciendo ostentación de largos rezos. Éstos recibirán un castigo muy riguroso”.

En una ocasión Jesús estaba sentado frente a las alcancías del templo, mirando cómo la gente echaba allí sus monedas. Muchos ricos daban en abundancia. En esto, se acercó una viuda pobre y echó dos moneditas de muy poco valor. Llamando entonces a sus discípulos, Jesús les dijo: “Yo les aseguro que esa pobre viuda ha echado en la alcancía más que todos. Porque los demás han echado de lo que les sobraba; pero ésta, en su pobreza ha echado todo lo que tenía para vivir”.

Lecturas del Domingo: Noviembre 10, 2019 – Nuestra vida eterna

Una novia para siete hermanos
Una novia para siete hermanos

La lectura del Evangelio de San Lucas de este domingo está basada en un hecho real que se ha repetido por cientos de años: el que una viuda se case con los hermanos del marido muerto en secuencia. Aunque parece inusual, no son pocas las culturas que lo han vivido y que sus comunidades aún lo mencionan:

“En aquel tiempo, se acercaron a Jesús algunos saduceos. Como los saduceos niegan la resurrección de los muertos le preguntaron: ‘Maestro, Moisés nos dejó escrito que si alguno tiene un hermano casado que muere sin haber tenido hijos, se case con la viuda para dar descendencia a su hermano. Hubo una vez siete hermanos, el mayor de los cuales se casó sin dejar hijos. El segundo, el tercero y los demás, hasta el séptimo, tomaron por esposa a la viuda y todos murieron sin dejar sucesión. Por fin, murió también la viuda. Ahora bien, cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será esposa la mujer, pues lo siete estuvieron casados con ella?’
Jesús les dijo: ‘En esta vida, hombres y mujeres se casan, pero en la vida futura, los que sean juzgados dignos de ella y de la resurrección de los muertos, no se casarán ni podrán ya morir, porque serán como los ángeles e hijos de Dios, pues Él los habrá resucitado.
Y que los muertos resucitan, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor, Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob. Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para Él, todos viven”.

Así, que no nos preocupe qué va a pasar con nosotros cuando estemos en el Reino de Dios: ni si nos veremos jóvenes, o viejos, o hermosos, o feos, o flacos, o gordos. Me veré con mi antiguo amor o con el actual, etc.

Seremos como luces que no tienen ni sexo ni forma física y que ya no necesitan estar en pareja o en grupos sociales, pues todo lo tendremos con Dios, pues estaremos con Él y Él con nosotros.

Dios está con nosotros.

 

Dios es un juez que no se deja impresionar

La viuda y su hijo
La viuda y su hijo, por James TissotOnline Collection of Brooklyn Museum; Photo: Brooklyn Museum, 2008, 00.159.211_PS2.jpg, Public Domain, Link

Siguiendo con el tema de este domingo pasado –en que hablábamos del fariseo y del publicano– hoy traemos la primera lectura:

“El Señor es un juez que no se deja impresionar por apariencias. No menosprecia a nadie por ser pobre y escucha las súplicas del oprimido. No desoye los gritos angustiosos del huérfano ni las quejas insistentes de la viuda.
“Quien sirve a Dios con todo su corazón es oído y su plegaria llega hasta el cielo. La oración del humilde atraviesa las nubes, y mientras él no obtiene lo que pide, permanece sin descanso y no desiste, hasta que el altísimo lo atiende y el justo juez le hace justicia”.

Ora, ora y ora. No dejes de orar, y con paciencia, el Señor escuchará tu oración.

Lecturas del Domingo: Noviembre 6, 2016 – Dios es un Dios de vivos

Siete hermanos
La lección de los siete hermanos

Esta es una semana del perfecto número siete. La primera lectura, del libro de los Macabeos, nos narra la terrible historia de siete hermanos que fueron matados uno a uno frente a su madre –y después ella misma muere– en manos del rey Antíoco Epifanes, quien estaba enfurecido con ellos porque se negaban a comer carne de cerdo.

Recordemos que, en la antigua Ley de Moisés, está escrito que comer carne de animales con pezuñas es impuro.

Los muchachos y su madre ofendieron al rey al negarse a comer ese tipo de alimento y por eso fueron tratados de manera tan salvaje. Pero, nunca sucumbieron y obedecieron la Ley hasta el final.

Sin duda, ellos son de los primeros mártires, ejemplos de poner a Dios sobre todas las cosas, incluso sobre el dolor y la muerte.

Evangelio: siete hermanos para una viuda

Los saduceos, judios descendiente del juez Zadok en tiempos de Salomón, son rivales de los fariseos y se presentan a si mismos como los conocedores de la Ley. Caifás, el sumo sacerdote que enjuició a Jesús, era saduceo.

En fin, para poner a prueba a Nuestro Señor, le platican la historia de siete hermanos, el mayor de los cuales se casó pero no tuvo hijos. Los otros seis fueron tomando a la viuda en sucesión pero tampoco tuvieron descendencia y murieron.

¡Pobre viuda! ¡Qué aguante!

Finalmente, murio la viuda. ¿Con cuál de los hermanos será esposa la mujer, si estuvo casada con los siete?

La respuesta de Jesús me la interpretó una amiga hace muchos años: “En el cielo seremos como luces, y no será necesario formar parte de familias, ni padres, ni madres, ni hijos, ni esposos. Seremos luces flotando alrededor de Dios”.

Jesús les responde: “En la vida futura, los que sean juzgados dignos de ella y de la resurrección de los muertos, no se casarán ni podrán ya morir, porque serán como ángeles e hijos de Dios, pues Él los habrá resucitado”.
Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para Él todos viven”

Lecturas del Domingo: Octubre 16, 2016 – El Poder de la Oración

La viuda y el juez
La Viuda y el Juez por Anonymous artists from New York hired by Pacific Press Publishing Company expressly to illustrate this book (page 8) – Christ’s Object Lessons by Ellen Gould Harmon White, page 167 https://archive.org/details/christsobjectles00whitrich, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=50789840

Hoy conoceremos el poder de la oración y el sacrificio a Dios. Enla primera lectura escuchamos cómo los Israelitas están a punto de enfrentarse al gran ejército amalecita, el cual en ese tiempo era considerado el más poderoso del mundo.

Pero todo está desproporcionado, por 5 mil amalecitas hay un Israelita, así que es bien fácil pensar que cualquiera se hubiera dado por vencido rápidamente.

¿No es lo mismo que nos pasa a nosotros?, ¿Qué sucede cuando nos dicen que ese mal que tenemos casi no tiene probabilidades para desaparecer?, ¿Qué hacemos cuando estamos a punto de perder el trabajo y las posibilidades de encontrar otro son mínimas?

Pues bien, los Israelitas –y nosotros– tienen a Moisés, quien le dice a Josué que tome a su ejército y vaya a enfrentar al enemigo. Él, por su parte, se irá a un monte a orar a Dios por la victoria.

Mientras Josué peleaba, Moisés oraba y mantenia en alto los brazos, lo que hacie que Israel dominara. Cada vez que Mosiés bajaba los brazos –obviamente por cansancio– los amalecitas dominaban la batalla.

Aarón y Jur estaban con Moisés, entre los dos lo ayudaron a mantener los brazos arriba, aunque estuviera muriéndose del dolor, los calambres, y el esfuerzo. Así, Josué pudo terminar la batalla… y acabó con los amalecitas.

Así debe ser tu oración: sin desfallecer. Cuando enfrentes al enemigo, a la enfermedad, a la injusticia, tu arma es la oración, pero también NO debes renunciar al apoyo de otros, pues en nuestra condición humana, sómos débiles y necesitamos a los demás.

Ora, ora, ora. Y la respuesta te llegará. No deseches el apoyo de otros: familia, congregación, la medicina, los doctores, etc. Todos son parte de la misma respuesta.

El Juez Malo

Y para terminar, Jesús nos recuerda cómo la oración insistente produce resultados. La parábola del juez injusto nos presenta a un malvado juez, “que no teme a Dios ni a los hombres”. Esta descripción la usa Jesús para darnos a entender que el tipo es un verdadero malo.

Una viuda le ruega todos los dias que le haga justicia (no sabemos porqué, sólo sabemos que le está yendo mal y que clama por ayuda). En esos tiempos, las viudas son despreciadas por la sociedad. En verdad son ceros a la izquierda, pues no pueden votar, ni tienen peso político. Muchas veces son dejadas a su suerte, sin comida ni sustento y la mayoría que no tiene familia simplemente morían.

Jesús nos pone los elementos más extremos: el juez malo pero poderos, y la viuda impotente, que no tiene otro recurso mas que insistirle, insistirle, e insistirle por justicia.

Otra vez tenemos: ¡oración, oración, y oración!

El hombre, harto ya de tanto ruego de la pobre viuda, decide hacerle justicia, no porque se le haya ablandado el corazón, ¡Sino para que ya lo deje en paz!

Y termina diciendo nuestro Señor:

“Si así pensaba el juez injusto, ¿creen ustedes acaso que Dios no hará justicia a sus elegidos, que claman a Él día y noche, y que los hará esperar? Yo les digo que les hará justicia sin tardar.”

Lecturas del Domingo: Junio 5, 2016 – Resucitar a los muertos

Elías resucitando al hijo de la viuda
“Elías resucitando al hijo de la viuda”, por Louis Hersenthttp://www.bridgemanartondemand.com/art/144259/Elijah_Resuscitating_the_Son_of_the_Widow_of_Sarepta, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=8338339

Después de la cuaresma y Pentecostés, hoy retomamos el tiempo ordinario. Las lecturas del día de hoy se basan en uno de los mayores milagros que cualquiera puede presenciar: la resucitación de un ser querido.

Elías, en la primera lectura, se ha estado quedando con una viuda pobre, que junto con su hijo, estaba a punto de morir de hambre. Gracias a la presencia del Profeta –Elías es considerado por el pueblo judío como el profeta más grande– la comida no se acaba. Desafortunadamente, el hijo de la viuda muere, y ella le reclama de manera amarga por la muerte del pequeño.

Elías toma al niño, lo lleva a otra alcoba, implora a Dios por la vida del muchacho, y lo cubre con su cuerpo tres veces, con lo que el pequeño resucita.

En el Evangelio de hoy, Jesús y sus discípulos ven como afuera de la ciudad de Naím sacan a enterrar a un muerto, hijo único de una viuda pobre. Fíjate que son dos relatos con personajes similares: viudas pobres que lo han perdido todo, y ahora a sus hijos también. Esta parte ha sido importantemente resaltada para presentar el pueblo Judío que Jesús está a la altura de Elías (obviamente sabemos que es alguien mucho mayor), pero las escrituras tienen que ir convenciendo a los descendientes de Abraham poco a poco de la estatura del Hijo de Dios.

Jesús también resucita al muchacho y se lo entrega a la viuda. Ahora, este milagro no sólo lo presencia una persona, sino todos los que iban en el sepelio y los discípulos. La lectura nos dice que todos se llenaron de miedo –entendible, puesto que los presentes ven a un muerto revivir– pero lo más importante es que la noticia empezó a correr a más pueblos.

Jesús resucitará a más personas, culminando con su amigo Lázaro, y así no dejará duda de su lugar en el Trono de Dios.