Hoy es el segundo domingo de Pascua, al cual se le conoce también como el Domingo de la Divina Misericordia del Señor. Hoy escucharemos en el Evangelio de San Juan, un verdadero ejemplo de este poder del perdón de Dios sobre uno de sus mismos seguidores, Tomás.
“Al anochecer del dÃa de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discÃpulos, por miedo a los judÃos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: ‘La paz esté con ustedes’. Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Cuando los discÃpulos vieron a Jesús, se llenaron de alegrÃa.
“De nuevo les dijo Jesús: ‘La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, asà también los envÃo yo’. Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: ‘Reciban el EspÃritu Santo. A quienes les perdonen los pecados les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar’.
“Tomás, uno de los doce a quien llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando vino Jesús, y los otros discÃpulos le decÃan: ‘Hemos visto al Señor’. Pero él les contestó: ‘Si no veo en sus manos la señal de los clavos y si no meto mi dedo en los agujeros de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré'”.
¿Qué les parece? ¡Tomás poniendo condiciones para poder creer! Pero, asà nos pasa a nosotros cuando decimos cosas como: ‘Señor, si me concedes este milagro, haré una donación a la Iglesia, o ayudaré a los pobres, o le daré una mano a los enfermos’.
Tal vez no somos tan distintos de Santo Tomás.
Sigue la lectura:
“Ocho dÃas después, estaba reunidos los discÃpulos a puerta cerrada y Tomás estaba con ellos. Jesús se presentó de nuevo en medio de ellos y les dijo: ‘La paz esté con ustedes’. Luego le dijo a Tomás: ‘Aquà están mis manos; acerca tu dedo. Trae acá tu mano, métela en mi costado y no sigas dudando, sino cree’. Tomás respondió: ‘¡Señor mÃo y Dios mÃo!’. Jesús añadió: ‘Tu crees porque me has visto; dichosos los que creen sin haber visto'”.
La lectura termina en forma de predicción para todos los tiempos:
“Otras muchas señales milagrosas hizo Jesús en presencia de sus discÃpulos, pero no están escritas en este libro. Se escribieron estas para que ustedes crean que Jesús es el MesÃas, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengan vida en su nombre”.