La Natividad del Señor – ¡Feliz Navidad 2023!

Pintura representando la adoración del niño Jesús por los pastores. María y José están con Él.
La Adoración de los Pastores, por Gerard van Honthorst – Public Domain, Link

Isaías

Is 52, 7-10

¡Qué hermoso es ver correr sobre los montes
al mensajero que anuncia la paz,
al mensajero que trae la buena nueva,
que pregona la salvación,
que dice a Sión: “Tu Dios es rey”!

Escucha: Tus centinelas alzan la voz
y todos a una gritan alborozados,
porque ven con sus propios ojos al Señor,
que retorna a Sión.

Prorrumpan en gritos de alegría, ruinas de Jerusalén,
porque el Señor rescata a su pueblo, consuela a Jerusalén.
Descubre el Señor su santo brazo
a la vista de todas las naciones.
Verá la tierra entera
la salvación que viene de nuestro Dios.

Salmo 97

Toda la tierra ha visto al Salvador.

Cantemos al Señor un canto nuevo,
pues ha hecho maravillas.
Su diestra y su santo brazo
le han dado la victoria.

Toda la tierra ha visto al Salvador.

El Señor ha dado a conocer su victoria,
y ha revelado a las naciones su justicia.
Una vez más ha demostrado Dios
su amor y su lealtad hacia Israel.

Toda la tierra ha visto al Salvador.

La tierra entera ha contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Que todos los pueblos y naciones
aclamen con júbilo al Señor.

Toda la tierra ha visto al Salvador.

Cantemos al Señor al son del arpa,
suenen los instrumentos.
Aclamemos al son de los clarines
al Señor, nuestro rey.

Toda la tierra ha visto al Salvador.

Carta del Apostol San Pablo a los Hebreos

Hb 1, 1-6
En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios en el pasado a nuestros padres, por boca de los profetas. Ahora, en estos tiempos, nos ha hablado por medio de su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas y por medio del cual hizo el universo.

El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios, la imagen fiel de su ser y el sostén de todas las cosas con su palabra poderosa. Él mismo, después de efectuar la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la majestad de Dios, en las alturas, tanto más encumbrado sobre los ángeles, cuanto más excelso es el nombre que, como herencia, le corresponde.

Porque ¿a cuál de los ángeles le dijo Dios: Tú eres mi Hijo; yo te he engendrado hoy? ¿O de qué ángel dijo Dios: Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo? Además, en otro pasaje, cuando introduce en el mundo a su primogénito, dice: Adórenlo todos los ángeles de Dios.

Evangelio según San Juan

Jn 1, 1-18 o 1, 1-5. 9-14

En el principio ya existía aquel que es la Palabra,
y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios.
Ya en el principio Él estaba con Dios.
Todas las cosas vinieron a la existencia por Él
y sin Él nada empezó de cuanto existe.
Él era la vida, y la vida era la luz de los hombres.
La luz brilla en las tinieblas
y las tinieblas no la recibieron.

Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan.
Éste vino como testigo, para dar testimonio de la luz,
para que todos creyeran por medio de él.
Él no era la luz, sino testigo de la luz.

Aquel que es la Palabra era la luz verdadera,
que ilumina a todo hombre que viene a este mundo.
En el mundo estaba;
el mundo había sido hecho por Él
y, sin embargo, el mundo no lo conoció.

Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron;
pero a todos los que lo recibieron
les concedió poder llegar a ser hijos de Dios,
a los que creen en su nombre,
los cuales no nacieron de la sangre,
ni del deseo de la carne, ni por voluntad del hombre,
sino que nacieron de Dios.

Y aquel que es la Palabra se hizo hombre
y habitó entre nosotros.
Hemos visto su gloria,
gloria que le corresponde como a unigénito del Padre,
lleno de gracia y de verdad.

Juan el Bautista dio testimonio de Él, clamando:
“A éste me refería cuando dije:
‘El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí,
porque ya existía antes que yo’ ”.

De su plenitud hemos recibido todos gracia sobre gracia.
Porque la ley fue dada por medio de Moisés,
mientras que la gracia y la verdad vinieron por Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás.
El Hijo unigénito, que está en el seno del Padre,
es quien lo ha revelado.

Domingo de la Resurrección del Señor – Pascua 2022

La resurrección de Jesús
La Resurrección de Jesús, por Luca GiordanoWeb Gallery of Art:   Image  Info about artwork, Public Domain, Link

Hechos de los Apóstoles 10, 34a. 37-43

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:

“Ya saben ustedes lo sucedido en toda Judea, que tuvo principio en Galilea, después del bautismo predicado por Juan: cómo Dios ungió con el poder del Espíritu Santo a Jesús de Nazaret, y cómo éste pasó haciendo el bien, sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con Él.

Nosotros somos testigos de cuanto Él hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de la cruz, pero Dios lo resucitó al tercer día y concedió verlo, no a todo el pueblo, sino únicamente a los testigos que Él, de antemano, había escogido: a nosotros, que hemos comido y bebido con Él después de que resucitó de entre los muertos.

Él nos mandó predicar al pueblo y dar testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que cuantos creen en Él reciben, por su medio, el perdón de los pecados’’.

Salmo 117, 1-2. 16ab-17. 22-23

R. (24) Éste es el día del triunfo del Señor. Aleluya.
Te damos gracias, Señor, porque eres bueno,
porque tu misericordia es eterna.
Diga la casa de Israel:
Su misericordia es eterna”.
R. Éste es el día del triunfo del Señor. Aleluya.
La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es nuestro orgullo.
No moriré, continuaré viviendo
para contar lo que el Señor ha hecho.
R. Éste es el día del triunfo del Señor. Aleluya.
La piedra que desecharon los constructores
es ahora la piedra angular.
Esto es obra de la mano del Señor,
es un milagro patente.
R. Éste es el día del triunfo del Señor. Aleluya.

Carta del Apostol San Pablo a los Colosenses 3, 1-4

Hermanos: Puesto que han resucitado con Cristo, busquen los bienes de arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios. Pongan todo el corazón en los bienes del cielo, no en los de la tierra, porque han muerto y su vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando se manifieste Cristo, vida de ustedes, entonces también ustedes se manifestarán gloriosos, juntamente con él.

SECUENCIA

Victimae paschali laudes
Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado,
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es la vida,
triunfante se levanta.

“¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?’’
“A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,

los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!

Vengan a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí verán los suyos
la gloria de la Pascua’’.

Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.

Evangelio según San Juan 20, 1-9

El primer día después del sábado, estando todavía oscuro, fue María Magdalena al sepulcro y vio removida la piedra que lo cerraba. Echó a correr, llegó a la casa donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo habrán puesto”.

Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos iban corriendo juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro y llegó primero al sepulcro, e inclinándose, miró los lienzos puestos en el suelo, pero no entró.

En eso llegó también Simón Pedro, que lo venía siguiendo, y entró en el sepulcro. Contempló los lienzos puestos en el suelo y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, puesto no con los lienzos en el suelo, sino doblado en sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio y creyó, porque hasta entonces no habían entendido las Escrituras, según las cuales Jesús debía resucitar de entre los muertos.

Lecturas del Domingo: Julio 25, 2021 – El Milagro de la Multiplicación de los Panes

La multiplicación de panes y pescados
By Bernardo Strozzi – http://www.1st-art-gallery.com/Bernardo-Strozzi/The-Miracle-Of-The-Loaves-And-Fishes.html, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=8151360

El Evangelio de San Juan que leeremos el día de hoy, nos narra el milagro de la multiplicación de los panes y pescados. Juan nos dice que hay como 5,000 hombres, eso quiere decir que en promedio cada varón vendría con su esposa y tal vez con uno o dos hijos, así que hablamos de entre 10 mil y 15 mil personas en total, aproximadamente.

Y todos fueron alimentados con pan y pescado. ¡Y hasta sobró!

En aquel tiempo, Jesús se fue a la otra orilla del mar de Galilea o lago de Tiberíades. Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía curando a los enfermos. Jesús subió al monte y se sentó allí con sus discípulos.

Estaba cerca la Pascua, festividad de los judíos. Viendo Jesús que mucha gente lo seguía, le dijo a Felipe: “¿Cómo compraremos pan para que coman éstos?” Le hizo esta pregunta para ponerlo a prueba, pues él bien sabía lo que iba a hacer. Felipe le respondió: “Ni doscientos denarios de pan bastarían para que a cada uno le tocara un pedazo de pan”. Otro de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: “Aquí hay un muchacho que trae cinco panes de cebada y dos pescados. Pero, ¿qué es eso para tanta gente?” Jesús le respondió: “Díganle a la gente que se siente”. En aquel lugar había mucha hierba. Todos, pues, se sentaron ahí; y tan sólo los hombres eran unos cinco mil.

Enseguida tomó Jesús los panes, y después de dar gracias a Dios, se los fue repartiendo a los que se habían sentado a comer. Igualmente les fue dando de los pescados todo lo que quisieron. Después de que todos se saciaron, dijo a sus discípulos: “Recojan los pedazos sobrantes, para que no se desperdicien”. Los recogieron y con los pedazos que sobraron de los cinco panes llenaron doce canastos.

Entonces la gente, al ver el signo que Jesús había hecho, decía: “Éste es, en verdad, el profeta que habría de venir al mundo”. Pero Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró de nuevo a la montaña, él solo.

¿Cuál es el mensaje de este día? Para Dios, a través de Jesús, no hay imposibles. Por muy grande e imposible que parezca el obstáculo, Jesús todo lo puede.

Y si tu te encoges y te tapas la cara pensando que Jesús es el Hijo de Dios, y tú no tienes lo que se necesita para “hacer el milagro“, pues te felicito porque has reconocido que Cristo es el verdadero Hijo del Altísimo. Y segundo, recuerda que todos estamos llamados a ser sacerdotes y seguidores de Jesús, y por lo tanto tenemos también el poder.

Así que, ¡ánimo! ¡con fé grita “Dios mío, en el nombre de Jesús, ayúdame a…“!

Séptimo Domingo de Pascua: La Ascención del Señor

Ascención de Jesús
La Ascención de Jesús, por John Singleton Copley – abcgallery.com, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=11222497

La Pascua está por terminar, y hoy estamos en el séptimo domingo, en el que celebramos la Ascención del Señor a los cielos.

En la lectura de hoy, Jesús está despidiéndose de sus discípulos, minutos antes de ser arrestado. Les está dando un mensaje de lo que deben de hacer una vez que Él ya no esté con ellos. Dice el Evangelio de San Juan:

En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: “Padre Santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me diste; yo velaba por ellos y ninguno de ellos se perdió, excepto el que tenía que perderse para que se cumpliera la escritura.
Pero ahora voy a tí, y mientras aún estoy en el mundo, digo estas cosas para que mi gozo llegue a su plenitud en ellos. Yo les he entregado tu Palabra y el mundo los odia, porque no son del mundo, como yo tampoco soy del mundo. No te pido que los saques del mundo, sino que los libres del mal. Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Santifícalos en la Verdad. Tu Palabra es la Verdad. Así como tu me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Yo me santifico a mi mismo por ellos para que también ellos sean santificados en la Verdad”.

Los discípulos van a venir al mundo. Pero, ¿qué no vivían ellos en el mundo ya? Sí, en el planeta Tierra. Pero Jesús se refiere al plano Espiritual. Sólo el selecto grupo de ellos tienen la Palabra. Los demás, la gente que no conoce el mensaje de Jesús, son los bárbaros a los que los amigos de Cristo van a ir a llevar la buena nueva.

No todos los que la van a recibir lo van a hacer con alegría o aceptación. A los discípulos ya los empiezan a odiar, pero vienen muchas calamidades. Y sin embargo, también serán testigos de grandes milagros que los librarán del mal.

Después de esto, Jesús fue a orar en silencio y luego llegó Judas con un grupo de soldados romanos.

 

 

Sexto Domingo de Pascua: Domingo del Amor

Jesús instituyendo el mandamiento nuevo, por Duccio – This file was derived from:  Duccio di Buoninsegna 034.jpg, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=42762785

Hoy celebramos el Sexto Domingo de la Pascua, y se le conoce como el Domingo del Amor pues Jesús nos da una lección muy bella acerca de este tema el día de hoy en el Evangelio de San Juan:

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Como el Padre me ama, así los amo yo. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecen en mi amor; lo mismo que yo cumplo los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi alegría esté con ustedes.
Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande a sus amigos que el que da la vida por ellos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a ustedes los llamo amigos, porque le les he dado a conocer todo lo que le he oído a mi Padre.
No son ustedes los que me han elejido, soy yo quien los ha elegido y los ha destinado para que se vayan y den fruto y su fruto permanezca, de modo que el Padre les conceda cuanto le pidan en mi nombre. Esto es lo que les mando: que se amen los unos a los otros”.

En el nuevo testamento se nos hace mención del temor a Dios. Pero con Jesús, ahora conocemos del amor a Dios. Cristo nos dice que la salvación está a nuestro alcance no por temor de salirnos de los designios rigurosos de la Ley de Moisés, sino por el simple acto de amar a nuestro prójimo.

Y es que, al amar a nuestros hermanos, realmente no necesitamos de más reglas. Por amor mismo a nuestro prójimo no lo vamos a matar, ni a robar, ni a hacerle algún daño. Y por el amor a Jesús, no vamos a faltarle a Dios.

Dios ha puesto en nuestros corazones la verdadera semilla del amor con el sacrificio de nuestro Señor Jesucristo. Es responsabilidad nuestra regar esa semillita y hacerla germinar en medio de nuestros hermanos para Gloria a Dios Padre.

Lecturas del Domingo: Marzo 21, 2021 – El grano de trigo

La crucifixión
“La Crucifixión”, por Simon Vouet – Simon Vouet, Public Domain, Link

El Evangelio de San Juan del día de hoy contiene varios mensajes proféticos y detalla un episodio sobrenatural del que fueron testigos los apóstoles Andrés y Felipe:

Entre los que habían llegado a Jerusalén para adorar a Dios en la fiesta de Pascua, había unos griegos, los cuales se acercaron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le pidieron: “Señor, quisiéramos ver a Jesús”.
Felipe fue a decírselo a Andrés; Andrés y Felipe se lo dijeron a Jesús y él les respondió: “Ha llegado la hora de que El Hijo del Hombre sea glorificado. Yo les aseguro que si el grano de trigo, sembrado en la tierra, no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se asegura para la vida eterna.
El que quiera servirme, que me siga, para que donde yo esté, también esté mi servidor. El que me sirve será honrado por mi Padre.
Ahora que tengo miedo, ¿le voy a decir a mi Padre: ‘Padre, líbrame de esta hora’? No, pues precisamente para esta hora he venido. Padre, dale gloria a tu nombre”. Se oyó entonces una voz que decía: “Lo he glorificado y volveré a glorificarlo”.
De entre los que estaba ahí presentes y oyeron aquella voz, unos decían que había sido un trueno; otros, que le había hablado un ángel. Pero Jesús les dijo: “Esa voz no ha venido por mí, sino por ustedes. Está llegando el juicio de este mundo; ya va a ser arrojado el príncipe de este mundo. Cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí”.
Dijo esto indicando de qué manera habría de morir.

Jesús les dice alegóricamente a sus discípulos que está a punto de morir en la cruz. Sus parábolas, confusas para ellos, no tienen sentido aún, pero en tan sólo unos días se volverán claras.

La Voz de Dios que nos recuerda que Jesús ha glorificado a Dios, y que lo volverá a hacer, es escuchada como trueno para algunos y suave y bella para otros. La segunda glorificación pondrá a Jesús encima de cualquier persona sobre la Tierra, en ese tiempo y para siempre.

Y es que, a segunda glorificación será cuando Jesús sea “levantado de la tierra“, es decir cuando los soldados romanos levanten la cruz donde lo crucificaron, en la cima del monte Calvario. Desde ese momento, la imagen de la cruz será nuestro recordatorio de la muerte y resurrección de Jesús por todos nosotros.

Y para siempre.

Lecturas del Domingo: Enero 24, 2021 – Lo dejaron todo

Pescador
Pescador anónimo Charles Napier Hemyoil on canvas 46 × 61 cm (18.1 × 24 in), Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=4843747

Hoy es el tercer domingo del tiempo ordinario, y en el Evangelio de San Marcos, escucharemos una variación del primer encuentro de Jesús con Andrés y su hermano Simón –Pedro– de la que nos narró San Juan la semana pasada. Pero el mensaje es el mismo y la Palabra, igual de poderosa.

Después de que arrestaron a Juan el Bautista, Jesús se fue a Galilea para predicar el Evangelio de Dios y decía: “Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios ya está cerca. Arrepiéntanse y crean en el Evangelio“.
Caminaba Jesús por la orilla del Lago de Galilea, cuando vio a Simón y a su hermano Andrés, echando las redes en el lago, pues eran pescadores. Jesús les dijo: “Síganme y haré de ustedes pescadores de hombres“. Inmediatemente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante, vio a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que estaban en una barca, remendando sus redes. Los llamó, y ellos, dejando en la barca a su padre con los trabajadores, se fueron con Jesús.

El llamado de Dios es muy poderoso. El llamado de Dios es muy suave y gentil.

Nuestro amor a Dios es mayor que el que le debemos a nuestros padres, a nuestro trabajo, a nuestros amigos. Marcos nos habla de pescadores, personajes de los más humildes en el antiguo Israel. Santiago y Juan estaban trabajando, junto a sus compañeros y a su padre. Y dejaron todo por seguir a Jesús.

En nuestra cultura Hispana, esto es inconcebible, pues tenemos muy arraigaida la definición de familia en nuestras vidas. Pero Jesús nos indica aquí que el llamado de Dios es mayor que todo lo que nos rodea, y debemos estar listos para seguirlo y dejar todo por su Palabra.

Y la Palabra es la Sabiduría para vivir en paz con Dios. Es ley para sabernos gobernar. Es el amor para vivir todos juntos.

Seguir la Palabra de Dios no es fácil, pues a veces tenemos que sacrificar amigos, trabajo y hasta la familia. Pero, la recompensa es la Vida Eterna.

Lecturas del Domingo: Enero 17, 2021 – Escuchemos la voz del Señor

Jesús y Pedro
Jesús con Pedro y Andrés

Pero, no nada mas escuchémosla, sino que sepamos llevarla a cabo.

Dios, a través de Jesús, nos llama de muchas maneras todos los días: en tus hijos, en tus padres, en tu familia, en los más pobres, y a veces en los más ricos también. Sólo hay que estar atentos al llamado del Señor.

Dice el Evangelio de San Juan del día de hoy, el segundo domingo ordinario del año litúrgico:

En aquel tiempo, estaba Juan el Bautista con dos de sus discípulos, y fijando los ojos en Jesús, que pasaba, dijo: “Este es el Cordero de Dios“. Los dos discípulos, al oír esta palabras, siguieron a Jesús. Él se volvió hacia ellos, y viendo que lo seguían, les preguntó: “¿Qué buscan?” Ellos le contestaron: “¿Dónde vives, Rabí?” (Rabí significa maestro). Él les dijo: “Vengan a ver“.
Fueron pues, vieron dónde vivía y se quedaron con él ese día. Eran como las cuatro de la tarde. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron lo que Juan el Bautista decía y siguieron a Jesús. El primero a quien encontró Andrés, fue a su hermano Simón, y le dijo: “Hemos encontrado al Mesías” (que quiere decir “El Ungido”). Lo llevó a donde estaba Jesús y éste fijando en él la mirada, le dijo: “Tú eres Simón, hijo de Juan. Tu te llamarás Kefás” (que significa Pedro, es decir, “roca”).

Así, Juan el Bautista obedeció el llamado de Dios: dejó ir a sus discípulos y se quedó sólo. Y no renegó de su nueva condición, pues sabía por Dios que había llegado la hora de Jesús.

Andrés, junto con el otro discípulo, siguieron a Jesús, dejando atrás todo. Y Andrés fue por su hermano Simón, que al estar frente a Jesús fue bautizado como Pedro, la roca de los Apóstoles.

La Hora de los Pobres, los Perseguidos y los que Sufren

los cuatro seres vivientes
Cuatro seres vivientes, también conocidos como los portadores o asesores del trono

El domingo escuchamos el Sermón de la Montaña, la enseñanza de Jesús de que, a pesar de todo lo horrible por lo que podamos estar pasando, debemos tener esperanza de que pasará y nuestra recompensa será grande en el Reino de los Cielos.

Hoy escucharemos una parte del Apocalípsis del Apóstol San Juan que está muy relacionada a esta enseñanza.

Yo, Juan, vi un ángel que venía del oriente. Traía consigo el sello del Dios vivo y gritaba con voz poderosa a los cuatro ángeles encargados de hacer daño a la tierra y al mar.
Les dijo: “¡No hagan daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que terminemos de marcar con el sello la frente de los servidores de nuestro Dios!” Y pude oír el número de los que habían sido marcados: eran ciento cuarenta y cuatro mil, procedentes de todas las tribus de Israel.
Vi luego una muchedumbre tan grande, que nadie podía contarla. Eran individuos de todas las naciones y razas, de todos los pueblos y lenguas. Todos estaban de pie, delante del Trono y del Cordero; iban vestidos con una túnica blanca; levaban palmas en las manos y exclamaban con voz poderosa: “La salvación viene de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero”.
Y todos los ángeles que estaban alrededor del trono, de los ancianos y de los cuatro seres vivientes, cayeron rostro en tierra delante del trono y adoraron a Dios, diciendo: “Amén. La alabanza, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, el honor, el poder y la fuerza, se le deben para siempre a nuestro Dios”.
Entonces, uno de los ancianos me preguntó: “¿Quiénes son y de dónde han venido los que llevan la túnica blanca?” Yo le respondí: “Señor mío, tú eres quien lo sabe”. Entonces él me dijo: “Son los que han pasado por la gran persecución y han lavado y blanqueado su túnica con la sangre del cordero”.

 

Domingo de la Santísima Trinidad 2020

Santísima Trinidad
La Adoración a la Trinidad, por Albrecht Dürer. En medio, de arriba a abajo: El Espíritu Santo (la paloma), Dios Padre, y el Hijo, Jesucristo crucificado – _wGp9zTkz0OVqQ at Google Cultural Institute maximum zoom level, Public Domain, Link

Una semana depués del Domingo de Pentecostés, celebramos a la Santísima Trinidad, la cual es la dedicación a la doctrina de que sólo existe un Dios, pero que está formado por tres personas eternas e iguales: El Padre, el Hijo (Jesús) y el Espíritu Santo. Tres personas distintas, pero al mismo tiempo un mismo cuerpo y substancia.

Dice el Evangelio de San Juan de hoy:

“Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga la vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino que el mundo se salvara por Él. El que cree en Él no será condenado, pero el que no crea ya está condenado, por no haber creído en el Hijo único de Dios”.