Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura

Ascención de Jesús
La Ascención de Jesús, por John Singleton Copley – Public Domain, Link.

Primera Carta del Apostol San Pedro

1 P 5, 5-14
Queridos hermanos: Que en su trato mutuo la humildad esté siempre presente, pues Dios es enemigo de los soberbios, y en cambio, a los humildes les concede su gracia. Humíllense, pues, ante la mano poderosa de Dios, para que Él los levante y encumbre en el momento oportuno. Dejen en sus manos todas sus preocupaciones, pues Él cuida de ustedes.

Estén alerta y no se dejen sorprender, porque su enemigo, el diablo, como un león rugiente, anda buscando a quien devorar. Resístanle con la firmeza de la fe, sabiendo que sus hermanos, dispersos por el mundo, soportan los mismos sufrimientos que ustedes.

Dios, que es la fuente de todos los bienes, nos ha llamado a participar de su gloria eterna en unión con Cristo, y después de estos sufrimientos tan breves, los restaurará a ustedes, los afianzará, fortalecerá y hará inconmovibles. Suyos son la gloria y el poder para siempre. Amén.

Por medio de Silvano, a quien considero hermano digno de toda confianza, les he escrito esta breve carta para que sepan cuál es la verdadera gracia de Dios y animarlos a permanecer firmes en ella.

Los saluda la comunidad de Babilonia, a la que Dios ha elegido, lo mismo que a ustedes. También los saluda mi hijo Marcos. Salúdense los unos a los otros con el beso fraterno. Les deseo la paz a todos ustedes, los que son de Cristo.

Evangelio según San Marcos

Mc 16, 15-20
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado. Éstos son los milagros que acompañarán a los que hayan creído: arrojarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un veneno mortal, no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos y éstos quedarán sanos“.

El Señor Jesús, después de hablarles, subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes, y el Señor actuaba con ellos y confirmaba su predicación con los milagros que hacían.

Séptimo Domingo de Pascua: La Ascención del Señor

Ascención de Jesús
La Ascención de Jesús, por John Singleton Copley – abcgallery.com, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=11222497

La Pascua está por terminar, y hoy estamos en el séptimo domingo, en el que celebramos la Ascención del Señor a los cielos.

En la lectura de hoy, Jesús está despidiéndose de sus discípulos, minutos antes de ser arrestado. Les está dando un mensaje de lo que deben de hacer una vez que Él ya no esté con ellos. Dice el Evangelio de San Juan:

En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: “Padre Santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me diste; yo velaba por ellos y ninguno de ellos se perdió, excepto el que tenía que perderse para que se cumpliera la escritura.
Pero ahora voy a tí, y mientras aún estoy en el mundo, digo estas cosas para que mi gozo llegue a su plenitud en ellos. Yo les he entregado tu Palabra y el mundo los odia, porque no son del mundo, como yo tampoco soy del mundo. No te pido que los saques del mundo, sino que los libres del mal. Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Santifícalos en la Verdad. Tu Palabra es la Verdad. Así como tu me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Yo me santifico a mi mismo por ellos para que también ellos sean santificados en la Verdad”.

Los discípulos van a venir al mundo. Pero, ¿qué no vivían ellos en el mundo ya? Sí, en el planeta Tierra. Pero Jesús se refiere al plano Espiritual. Sólo el selecto grupo de ellos tienen la Palabra. Los demás, la gente que no conoce el mensaje de Jesús, son los bárbaros a los que los amigos de Cristo van a ir a llevar la buena nueva.

No todos los que la van a recibir lo van a hacer con alegría o aceptación. A los discípulos ya los empiezan a odiar, pero vienen muchas calamidades. Y sin embargo, también serán testigos de grandes milagros que los librarán del mal.

Después de esto, Jesús fue a orar en silencio y luego llegó Judas con un grupo de soldados romanos.