Séptimo Domingo de Pascua: No los dejaré desamparados

Ascención de Jesús
La Ascención de Jesús, por John Singleton Copley – Public Domain Link.

Hoy es el Séptimo Domingo de Pascua, y muchos lugares se celebra la Ascención del Señor.

Hechos de los Apóstoles

Hch 1, 12-14
Después de la ascensión de Jesús a los cielos, los apóstoles regresaron a Jerusalén desde el monte de los Olivos, que dista de la ciudad lo que se permite caminar en sábado. Cuando llegaron a la ciudad, subieron al piso alto de la casa donde se alojaban, Pedro y Juan, Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago (el hijo de Alfeo), Simón el cananeo y Judas, el hijo de Santiago. Todos ellos perseveraban unánimes en la oración, junto con María, la madre de Jesús, con los parientes de Jesús y algunas mujeres.

Salmo 26, 1. 4. 7-8a

El Señor es mi luz y mi salvación. Aleluya.

El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién voy a tenerle miedo?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién podrá hacerme temblar?.

El Señor es mi luz y mi salvación. Aleluya.

Lo único que pido, lo único que busco
es vivir en la casa del Señor toda mi vida,
para disfrutar las bondades del Señor
y estar continuamente en su presencia.

El Señor es mi luz y mi salvación. Aleluya.

Oye, Señor, mi voz y mis clamores
y tenme compasión;
el corazón me dice que te busque
y buscándote estoy.

El Señor es mi luz y mi salvación. Aleluya.

Primera Carta del Apóstol San Pedro

1 Ped 4, 13-16
Queridos hermanos: Alégrense de compartir ahora los padecimientos de Cristo, para que, cuando se manifieste su gloria, el júbilo de ustedes sea desbordante. Si los injurian por el nombre de Cristo, ténganse por dichosos, porque la fuerza y la gloria del Espíritu de Dios descansa sobre ustedes. Pero que ninguno de ustedes tenga que sufrir por criminal, ladrón, malhechor, o simplemente por entrometido. En cambio, si sufre por ser cristiano, que le dé gracias a Dios por llevar ese nombre.

Evangelio según San Juan

Jn 17, 1-11
En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo:

“Padre, ha llegado la hora. Glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo también te glorifique, y por el poder que le diste sobre toda la humanidad, dé la vida eterna a cuantos le has confiado. La vida eterna consiste en que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado.

Yo te he glorificado sobre la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste. Ahora, Padre, glorifícame en ti con la gloria que tenía, antes de que el mundo existiera.

He manifestado tu nombre a los hombres que tú tomaste del mundo y me diste. Eran tuyos y tú me los diste. Ellos han cumplido tu palabra y ahora conocen que todo lo que me has dado viene de ti, porque yo les he comunicado las palabras que tú me diste; ellos las han recibido y ahora reconocen que yo salí de ti y creen que tú me has enviado.

Te pido por ellos; no te pido por el mundo, sino por éstos, que tú me diste, porque son tuyos. Todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío. Yo he sido glorificado en ellos. Ya no estaré más en el mundo, pues voy a ti; pero ellos se quedan en el mundo’’.

 

Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura

Ascención de Jesús
La Ascención de Jesús, por John Singleton Copley – Public Domain, Link.

Primera Carta del Apostol San Pedro

1 P 5, 5-14
Queridos hermanos: Que en su trato mutuo la humildad esté siempre presente, pues Dios es enemigo de los soberbios, y en cambio, a los humildes les concede su gracia. Humíllense, pues, ante la mano poderosa de Dios, para que Él los levante y encumbre en el momento oportuno. Dejen en sus manos todas sus preocupaciones, pues Él cuida de ustedes.

Estén alerta y no se dejen sorprender, porque su enemigo, el diablo, como un león rugiente, anda buscando a quien devorar. Resístanle con la firmeza de la fe, sabiendo que sus hermanos, dispersos por el mundo, soportan los mismos sufrimientos que ustedes.

Dios, que es la fuente de todos los bienes, nos ha llamado a participar de su gloria eterna en unión con Cristo, y después de estos sufrimientos tan breves, los restaurará a ustedes, los afianzará, fortalecerá y hará inconmovibles. Suyos son la gloria y el poder para siempre. Amén.

Por medio de Silvano, a quien considero hermano digno de toda confianza, les he escrito esta breve carta para que sepan cuál es la verdadera gracia de Dios y animarlos a permanecer firmes en ella.

Los saluda la comunidad de Babilonia, a la que Dios ha elegido, lo mismo que a ustedes. También los saluda mi hijo Marcos. Salúdense los unos a los otros con el beso fraterno. Les deseo la paz a todos ustedes, los que son de Cristo.

Evangelio según San Marcos

Mc 16, 15-20
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado. Éstos son los milagros que acompañarán a los que hayan creído: arrojarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un veneno mortal, no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos y éstos quedarán sanos“.

El Señor Jesús, después de hablarles, subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes, y el Señor actuaba con ellos y confirmaba su predicación con los milagros que hacían.

La Ascensión del Señor, Jueves 26 de Mayo de 2022

Ascención de Jesús
La Ascención de Jesús, por John Singleton Copley – abcgallery.com, Public Domain, Link.

Hechos de los Apóstoles 1, 1-11

En mi primer libro, querido Teófilo, escribí acerca de todo lo que Jesús hizo y enseñó, hasta el día en que ascendió al cielo, después de dar sus instrucciones, por medio del Espíritu Santo, a los apóstoles que había elegido. A ellos se les apareció después de la pasión, les dio numerosas pruebas de que estaba vivo y durante cuarenta días se dejó ver por ellos y les habló del Reino de Dios.

Un día, estando con ellos a la mesa, les mandó: “No se alejen de Jerusalén. Aguarden aquí a que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que ya les he hablado: Juan bautizó con agua; dentro de pocos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo”.

Los ahí reunidos le preguntaban: “Señor, ¿ahora sí vas a restablecer la soberanía de Israel?” Jesús les contestó: “A ustedes no les toca conocer el tiempo y la hora que el Padre ha determinado con su autoridad; pero cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes, los llenará de fortaleza y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los últimos rincones de la tierra”.

Dicho esto, se fue elevando a la vista de ellos, hasta que una nube lo ocultó a sus ojos. Mientras miraban fijamente al cielo, viéndolo alejarse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: “Galileos, ¿qué hacen allí parados, mirando al cielo? Ese mismo Jesús que los ha dejado para subir al cielo, volverá como lo han visto alejarse”.

Salmo 46, 2-3. 6-7. 8-9

R. (6) Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono. Aleluya.
Aplaudan, pueblos todos,
aclamen al Señor, de gozos llenos;
que el Señor, el Altisimo, es terrible
y de toda la tierra, rey supremo. R.
R. Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono. Aleluya.
Entre voces de júbilo y trompetas,
Dios, el Señor, asciende hasta su trono.
Cantemos en honor de nuestro Dios,
al rey honremos y cantemos todos. R.
R. Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono. Aleluya.
Porque Dios es el rey del universo,
cantemos el mejor de nuestros cantos.
Reina Dios sobre todas las naciones
desde su trono santo. R.
R. Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono. Aleluya

Carta a los Efesios 1, 17-23

Hermanos: Pido al Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, que les conceda espíritu de sabiduría y de revelación para conocerlo.

Le pido que les ilumine la mente para que comprendan cuál es la esperanza que les da su llamamiento, cuán gloriosa y rica es la herencia que Dios da a los que son suyos y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para con nosotros, los que confiamos en Él, por la eficacia de su fuerza poderosa.

Con esta fuerza resucitó a Cristo de entre los muertos y lo hizo sentar a su derecha en el cielo, por encima de todos los ángeles, principados, potestades, virtudes y dominaciones, y por encima de cualquier persona, no sólo del mundo actual sino también del futuro.

Todo lo puso bajo sus pies y a Él mismo lo constituyó cabeza suprema de la Iglesia, que es su cuerpo, y la plenitud del que lo consuma todo en todo.

Evangelio según San Lucas 24, 46-53

En aquel tiempo, Jesús se apareció a sus discípulos y les dijo:

“Está escrito que el Mesías tenía que padecer y había de resucitar de entre los muertos al tercer día, y que en su nombre se había de predicar a todas las naciones, comenzando por Jerusalén, la necesidad de volverse a Dios para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de esto. Ahora yo les voy a enviar al que mi Padre les prometió. Permanezcan, pues, en la ciudad, hasta que reciban la fuerza de lo alto”.

Después salió con ellos fuera de la ciudad, hacia un lugar cercano a Betania; levantando las manos, los bendijo, y mientras los bendecía, se fue apartando de ellos y elevándose al cielo. Ellos, después de adorarlo, regresaron a Jerusalén, llenos de gozo, y permanecían constantemente en el templo, alabando a Dios.

 

Séptimo Domingo de Pascua: La Ascención del Señor

Ascención de Jesús
La Ascención de Jesús, por John Singleton Copley – abcgallery.com, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=11222497

La Pascua está por terminar, y hoy estamos en el séptimo domingo, en el que celebramos la Ascención del Señor a los cielos.

En la lectura de hoy, Jesús está despidiéndose de sus discípulos, minutos antes de ser arrestado. Les está dando un mensaje de lo que deben de hacer una vez que Él ya no esté con ellos. Dice el Evangelio de San Juan:

En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: “Padre Santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me diste; yo velaba por ellos y ninguno de ellos se perdió, excepto el que tenía que perderse para que se cumpliera la escritura.
Pero ahora voy a tí, y mientras aún estoy en el mundo, digo estas cosas para que mi gozo llegue a su plenitud en ellos. Yo les he entregado tu Palabra y el mundo los odia, porque no son del mundo, como yo tampoco soy del mundo. No te pido que los saques del mundo, sino que los libres del mal. Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Santifícalos en la Verdad. Tu Palabra es la Verdad. Así como tu me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Yo me santifico a mi mismo por ellos para que también ellos sean santificados en la Verdad”.

Los discípulos van a venir al mundo. Pero, ¿qué no vivían ellos en el mundo ya? Sí, en el planeta Tierra. Pero Jesús se refiere al plano Espiritual. Sólo el selecto grupo de ellos tienen la Palabra. Los demás, la gente que no conoce el mensaje de Jesús, son los bárbaros a los que los amigos de Cristo van a ir a llevar la buena nueva.

No todos los que la van a recibir lo van a hacer con alegría o aceptación. A los discípulos ya los empiezan a odiar, pero vienen muchas calamidades. Y sin embargo, también serán testigos de grandes milagros que los librarán del mal.

Después de esto, Jesús fue a orar en silencio y luego llegó Judas con un grupo de soldados romanos.

 

 

Domingo de Pentecostés 2019

Vitral de Pentecostés
Vitral conmemorando la venida del Espíritu Santo el Día de Pentecostés

Hoy finaliza la Pascua, y cerramos con una de las más importantes fechas de la Cristiandad: el Domingo de Pentecostés. Dice el Libro de los Hechos de los Apóstoles:

“El día de Pentecostés, todos los discípulos estaban reunidos en un mismo lugar. De repente se oyó un gran ruido que venía del cielo, como cuando sopla un viento fuerte, que resonó por toda la casa donde se encontraban. Entonces aparecieron lenguas de fuego que se distribuyeron y se posaron sobre ellos; se llenaron todos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en otros idiomas, según el Espíritu los inducía a expresarse.
“En esos días, había en Jerusalén judíos devotos, venidos de todas partes del mundo. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma.
“Atónito y llenos de admiración, preguntaban: ´¿No son galileos, todos estos que están hablando? ¿Cómo, pues, los oímos en nuestra lengua nativa?´”.

Pente” quiere decir cincuenta. Hoy hace cincuenta días que terminó la cuaresma e inició la Pascua y éste día conmemora el final de esta última. En Jerusalén se celebraba con un “festival”, una ocasión grande a la que asistía judíos de todas partes del “mundo” (recordemos que el “mundo” en ese entonces era considerado todo lo que el imperio romano abarcaba), pero principalmente del norte de África, todas las regiones de Grecia, Roma, y hasta Arabia y un poco más allá.

Imaginemos el desconcierto de estas multitudes al oír el estruendo, salir corriendo para ver qué estaba pasando, y llegar y escuchar a galileos, considerados como los más pobres y analfabetas, hablar en todos los idiomas. Pero, no sólo hablando por hablar, sino explicando lo que en las semanas pasadas acababa de ocurrir: la doctrina de Jesús, sus enseñanzas, su muerte y lo más importante: su resurrección.

Jesús ascendió a lo cielos y se perdió detrás de una nube. Pero antes de irse dejó un mensaje muy claro: esto no era el fin, sino el inicio. El inicio de la propagación de la Palabra. Y Jesús prometió que no nos dejaría solos. Primero, Él mismo había soplado el Espíritu Santo a los apóstoles; pero, ahora Dios mismo nos lo entrega a todos nosotros.

Es nuestra misión que los dones que el Espíritu Santo nos ha dado –hablar idiomas, ciencia, ayuda a los demás, etc.– los pongamos a trabajar para llevar el mensaje de Jesús a más y más lugares: Fe y Esperanza son necesarias en muchas partes del mundo, por gente que está pasando necesidades y no saben a quién recurrir.

Seamos inteligentes y usemos los dones del Espíritu Santo para servir a Dios y a los demás.