El mensaje del Evangelio de hoy es muy sencillo: servir a los demás. La semana pasada escuchábamos cómo Jesús, en una de sus primeras obras en público, al visitar una sinagoga expulsaba al demonio que se habÃa apoderado de un pobre hombre.
Dicho demonio reconoció a Jesús quien con autoridad le ordenó que dejara al hombre y no dijera quién era Él.
Hoy escuchamos que, al salir Jesús de la sinagoga, le llevaron todavÃa más enfermos y poseÃdos para que los curara: “Le llevaron a todos los enfermos y poseÃdos por el demonio, y todo el pueblo se apiñó junto a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó a muchos demonios, pero no dejó que los demonios hablaran porque sabÃan quién era Él“.
Lo más interesante de este relato, es que entre los enfermos que le llevaron se encontraba la esposa de Simón Pedro quien “estaba en cama, con fiebre“.
Dice la escritura: “Él –Jesús– se le acercó, y tomándola de la mano, la levantó. En ese momento se le quitó la fiebre y se puso a servirles“.
Este es el momento más importante del dÃa: ¿Quieres ser servidor de Cristo? ¡Levántate y comienza a servir a los demás!
Como lo dijo un gran Santo, el Dr. Martin Luther King Jr. en su discurso “The Drum Major Instinct”:
“Y quiero que puedas decir ese dÃa que sà hiciste lo posible por vestir a los que estaban desnudos.
Que si hiciste lo posible por visitar a los que están en prisión.
Que si hiciste lo posible por amar y servir a la humanidad”.
Simples valores universales, más allá de toda religión y de todo tiempo, pasador por Jesús a todas las generaciones.