Lecturas del Domingo: Julio 17, 2016 – ¡Marta, Marta, Marta!

Jesús en la casa de Marta y María. By Johannes Vermeer – fwE2zem7WDcSlA at Google Cultural Institute maximum zoom level, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=21865869
Primero, el relato de Abraham
En esta primera lectura escuchamos como Abraham recibe a tres visitantes. Él sabe que no se trata de personas cualquiera, y que él está en presencia divina.
Muchos estudios dicen que son ángeles. Sin embargo, Abraham hace algo que nos dejará en claro quiénes son:
“Al verlos, se dirigió a ellos rápidamente desde la puerta de la tienda, y postrándose en tierra les dijo: Señor mío, si he hallado gracia a tus ojos, te ruego que no pases junto a mí sin detenerte”.
Son tres personas, y él les llama “Señor mío”. Se trata de la Santísima Trinidad y Abraham lo sabe bien. De ellos recibirá una gran noticia: que su esposa Sara tendrá un niño el próximo año. Abraham y Sarah son viejos de 80 años. Sara escucha lo que sucede y se rie para sí, pensando en lo ridículo de esa profecía. El trio la amonesta diciéndole: “Nada es imposible para Dios“.
El relato de Marta y María
Este pasaje es hermoso e interesante. Jesús y todos los discípulos llegan a casa de María y Marta, dos hermanas que vivien juntas. Mientras el Señor predica la palabra, María se sienta a sus pies escuchándolo atentamente. Marta, por su parte, está ocupada sirviendo a los demás y en otros quehaceres de la casa. Llega un momento en que no aguanta más y le dice a Jesús: “Señor, ¿no te has dado cuenta de que mi hermana me ha dejado sola con todo el quehacer? Díle que me ayude”.
A veces, ¿no sientes como que se te deja todo a tí?, ¿no has pensado en ocasiones que es injusto cómo otros sólo se sientan a hacer otras tareas sencillas y tu estás todo ocupado(a)?
Jesús tiene la respuesta correcta: “Marta, Marta, muchas cosas te preocupan y te inquietan, siendo así que una sola es necesaria. María escogió la mejor parte y nadie se la quitará“.
No juzguemos a Marta. Alguien tiene que hacerse cargo del quehacer y del servicio. Y lo más importante: ella sí está poniendo atención, pero se ha sobrecargado de tareas y solita se está llenando de tensión y problemas.
¿Cómo sabemos que está poniendo atención? Más adelante, cuando el hermano de Marta y María, Lázaro, venga a escena, Marta le dirá a Jesús: “Tu eres resurrección y la vida“.
Sin duda, una lección bien aprendida.