¿Por qué no se ha vendido ese perfume en trescientos denarios para dárselos a los pobres?

Martha and Mary
“Jesús en la casa de Marta y María”, por Johannes Vermeer – Public Domain, Link

Isaías

Is 42, 1-7

Miren a mi siervo, a quien sostengo,
a mi elegido, en quien tengo mis complacencias.
En Él he puesto mi espíritu,
para que haga brillar la justicia sobre las naciones.
No gritará, no clamará, no hará oír su voz por las calles;
no romperá la caña resquebrajada,
ni apagará la mecha que aún humea.
Promoverá con firmeza la justicia,
no titubeará ni se doblegará
hasta haber establecido el derecho sobre la tierra
y hasta que las islas escuchen su enseñanza.

Esto dice el Señor Dios,
el que creó el cielo y lo extendió,
el que dio firmeza a la tierra, con lo que en ella brota;
el que dio el aliento a la gente que habita la tierra
y la respiración a cuanto se mueve en ella:
“Yo, el Señor, fiel a mi designio de salvación,
te llamé, te tomé de la mano, te he formado
y te he constituido alianza de un pueblo,
luz de las naciones,
para que abras los ojos de los ciegos,
saques a los cautivos de la prisión
y de la mazmorra a los que habitan en tinieblas”.

Evangelio según San Juan

Jn 12, 1-11
Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban con Él a la mesa. María tomó entonces una libra de perfume de nardo auténtico, muy costoso, le ungió a Jesús los pies con Él y se los enjugó con su cabellera, y la casa se llenó con la fragancia del perfume.

Entonces Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que iba a entregar a Jesús, exclamó: “¿Por qué no se ha vendido ese perfume en trescientos denarios para dárselos a los pobres?” Esto lo dijo, no porque le importaran los pobres, sino porque era ladrón, y como tenía a su cargo la bolsa, robaba lo que echaban en ella.

Entonces dijo Jesús: “Déjala. Esto lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tendrán siempre con ustedes, pero a mí no siempre me tendrán“.

Mientras tanto, la multitud de judíos, que se enteró de que Jesús estaba allí, acudió, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, a quien el Señor había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes deliberaban para matar a Lázaro, porque a causa de él, muchos judíos se separaban y creían en Jesús.

 

Quinto Domingo de Cuaresma 2023

La Resurrección de Lázaro
La Resurrección de Lázaro, por Duccio – Kimbell Art Museum, Public Domain, Link

Libro de Ezequiel

Ez 37, 12-14
Esto dice el Señor Dios:

“Pueblo mío, yo mismo abriré sus sepulcros, los haré salir de ellos y los conduciré de nuevo a la tierra de Israel.
Cuando abra sus sepulcros y los saque de ellos, pueblo mío, ustedes dirán que yo soy el Señor.
Entonces les infundiré mi espíritu y vivirán, los estableceré en su tierra y ustedes sabrán que yo, el Señor, lo dije y lo cumplí”.

Salmo 129, 1-2. 3-4ab. 4c-6. 7-8

Perdónanos, Señor, y viviremos.

Desde el abismo de mis pecados clamo a ti;
Señor, escucha mi clamor;
que estén atentos tus oídos
a mi voz suplicante.

Perdónanos, Señor, y viviremos.

Si conservaras el recuerdo de las culpas,
¿quién habría, Señor, que se salvara?
Pero de ti procede el perdón,
por eso con amor te veneramos.

Perdónanos, Señor, y viviremos.

Confío en el Señor,
mi alma espera y confía en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
mucho más que la aurora el centinela.

Perdónanos, Señor, y viviremos.

Como aguarda a la aurora el centinela,
Aguarde Israel al Señor,
porque del Señor viene la misericordia
y la abundancia de la redención,
y Él redimirá a su pueblo
de todas sus iniquidades.

Perdónanos, Señor, y viviremos.

Carta del Apostol San Pablo a los Romanos

Rm 8, 8-11
Hermanos: Los que viven en forma desordenada y egoísta no pueden agradar a Dios. Pero ustedes no llevan esa clase de vida, sino una vida conforme al Espíritu, puesto que el Espíritu de Dios habita verdaderamente en ustedes.

Quien no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. En cambio, si Cristo vive en ustedes, aunque su cuerpo siga sujeto a la muerte a causa del pecado, su espíritu vive a causa de la actividad salvadora de Dios.

Si el Espíritu del Padre, que resucitó a Jesús de entre los muertos, habita en ustedes, entonces el Padre, que resucitó a Jesús de entre los muertos, también les dará vida a sus cuerpos mortales, por obra de su Espíritu, que habita en ustedes.

Evangelio según San Juan

Jn 11, 1-45
En aquel tiempo, se encontraba enfermo Lázaro, en Betania, el pueblo de María y de su hermana Marta. María era la que una vez ungió al Señor con perfume y le enjugó los pies con su cabellera. El enfermo era su hermano Lázaro. Por eso las dos hermanas le mandaron decir a Jesús: “Señor, el amigo a quien tanto quieres está enfermo”.

Al oír esto, Jesús dijo: “Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella”.

Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Sin embargo, cuando se enteró de que Lázaro estaba enfermo, se detuvo dos días más en el lugar en que se hallaba. Después dijo a sus discípulos: “Vayamos otra vez a Judea”. Los discípulos le dijeron: “Maestro, hace poco que los judíos querían apedrearte, ¿y tú vas a volver allá?” Jesús les contestó: “¿Acaso no tiene doce horas el día? El que camina de día no tropieza, porque ve la luz de este mundo; en cambio, el que camina de noche tropieza, porque le falta la luz”.

Dijo esto y luego añadió: “Lázaro, nuestro amigo, se ha dormido; pero yo voy ahora a despertarlo”. Entonces le dijeron sus discípulos: “Señor, si duerme, es que va a sanar”. Jesús hablaba de la muerte, pero ellos creyeron que hablaba del sueño natural. Entonces Jesús les dijo abiertamente: “Lázaro ha muerto, y me alegro por ustedes de no haber estado allí, para que crean. Ahora, vamos allá”. Entonces Tomás, por sobrenombre el Gemelo, dijo a los demás discípulos: “Vayamos también nosotros, para morir con él”.

Cuando llegó Jesús, Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro. Betania quedaba cerca de Jerusalén, como a unos dos kilómetros y medio, y muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María para consolarlas por la muerte de su hermano. Apenas oyó Marta que Jesús llegaba, salió a su encuentro; pero María se quedó en casa. Le dijo Marta a Jesús: “Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aun ahora estoy segura de que Dios te concederá cuanto le pidas”. Jesús le dijo: “Tu hermano resucitará”. Marta respondió: “Ya sé que resucitará en la resurrección del último día”. Jesús le dijo:

Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y todo aquel que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees tú esto?

Ella le contestó: “Sí, Señor. Creo firmemente que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo”.

Después de decir estas palabras, fue a buscar a su hermana María y le dijo en voz baja: “Ya vino el Maestro y te llama”. Al oír esto, María se levantó en el acto y salió hacia donde estaba Jesús, porque Él no había llegado aún al pueblo, sino que estaba en el lugar donde Marta lo había encontrado. Los judíos que estaban con María en la casa, consolándola, viendo que ella se levantaba y salía de prisa, pensaron que iba al sepulcro para llorar allí y la siguieron.

Cuando llegó María adonde estaba Jesús, al verlo, se echó a sus pies y le dijo: “Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano”. Jesús, al verla llorar y al ver llorar a los judíos que la acompañaban, se conmovió hasta lo más hondo y preguntó: “¿Dónde lo han puesto?” Le contestaron: “Ven, Señor, y lo verás”. Jesús se puso a llorar y los judíos comentaban: “De veras ¡cuánto lo amaba!” Algunos decían: “¿No podía éste, que abrió los ojos al ciego de nacimiento, hacer que Lázaro no muriera?

Jesús, profundamente conmovido todavía, se detuvo ante el sepulcro, que era una cueva, sellada con una losa. Entonces dijo Jesús: “Quiten la losa”. Pero Marta, la hermana del que había muerto, le replicó: “Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días”. Le dijo Jesús: “¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?” Entonces quitaron la piedra.

Jesús levantó los ojos a lo alto y dijo:

Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Yo ya sabía que tú siempre me escuchas; pero lo he dicho a causa de esta muchedumbre que me rodea, para que crean que tú me has enviado”. Luego gritó con voz potente: “¡Lázaro, sal de allí!

Y salió el muerto, atados con vendas las manos y los pies, y la cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: “Desátenlo, para que pueda andar”.

Muchos de los judíos que habían ido a casa de Marta y María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en Él.

 

La Palabra del Martes 4 de Octubre de 2022

Martha and Mary
“Jesús en la casa de Marta y María”, por Johannes VermeerfwE2zem7WDcSlA at Google Cultural Institute Public Domain, Link

Carta del Apostol San Pablo a los Gálatas 1, 13-24

Hermanos: Ciertamente ustedes han oído hablar de mi conducta anterior en el judaísmo, cuando yo perseguía encarnizadamente a la Iglesia de Dios, tratando de destruirla. Deben saber que me distinguía en el judaísmo, entre los jóvenes de mi pueblo y de mi edad, porque los superaba en el celo por las tradiciones paternas.

Pero Dios me había elegido desde el seno de mi madre, y por su gracia me llamó. Un día quiso revelarme a su Hijo, para que yo lo anunciara entre los paganos. Inmediatamente, sin solicitar ningún consejo humano y sin ir siquiera a Jerusalén para ver a los apóstoles anteriores a mí, me trasladé a Arabia y después regresé a Damasco. Al cabo de tres años fui a Jerusalén, para ver a Pedro y estuve con él quince días. No vi a ningún otro de los apóstoles, excepto a Santiago, el pariente del Señor. Y Dios es testigo de que no miento en lo que les escribo.

Después me fui a las regiones de Siria y de Cilicia, de manera que las comunidades cristianas de Judea no me conocían personalmente. Lo único que habían oído decir de mí era: “El que antes nos perseguía, ahora va predicando la fe que en otro tiempo quería destruir”, y glorificaban a Dios por mi causa.

Evangelio según San Lucas 10, 38-42

En aquel tiempo, entró Jesús en un poblado, y una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa. Ella tenía una hermana, llamada María, la cual se sentó a los pies de Jesús y se puso a escuchar su palabra. Marta, entre tanto, se afanaba en diversos quehaceres, hasta que, acercándose a Jesús, le dijo: “Señor, ¿no te has dado cuenta de que mi hermana me ha dejado sola con todo el quehacer? Dile que me ayude”.

El Señor le respondió: “Marta, Marta, muchas cosas te preocupan y te inquietan, siendo así que una sola es necesaria. María escogió la mejor parte y nadie se la quitará”.

 

Lecturas del Domingo – 17 de Julio de 2022: Marta, Marta, muchas cosas te preocupan

Martha and Mary
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Génesis 18, 1-10a

Un día, el Señor se le apareció a Abraham en el encinar de Mambré. Abraham estaba sentado en la entrada de su tienda, a la hora del calor más fuerte. Levantando la vista, vio de pronto a tres hombres que estaban de pie ante él. Al verlos, se dirigió a ellos rápidamente desde la puerta de la tienda, y postrado en tierra, dijo: “Señor mío, si he hallado gracia a tus ojos, te ruego que no pases junto a mí sin detenerte. Haré que traigan un poco de agua para que se laven los pies y descansen a la sombra de estos árboles; traeré pan para que recobren las fuerzas y después continuarán su camino, pues sin duda para eso han pasado junto a su siervo“.

Ellos le contestaron: “Está bien. Haz lo que dices“. Abraham entró rápidamente en la tienda donde estaba Sara y le dijo: “Date prisa, toma tres medidas de harina, amásalas y cuece unos panes“.

Luego Abraham fue corriendo al establo, escogió un ternero y se lo dio a un criado para que lo matara y lo preparara. Cuando el ternero estuvo asado, tomó requesón y leche y lo sirvió todo a los forasteros. Él permaneció de pie junto a ellos, bajo el árbol, mientras comían. Ellos le preguntaron: “¿Donde está Sara, tu mujer?” Él respondió: “Allá, en la tienda“. Uno de ellos le dijo: “Dentro de un año volveré sin falta a visitarte por estas fechas; para entonces, Sara, tu mujer, habrá tenido un hijo“.

Salmo 14, 2-3ab. 3cd-4ab. 5

R. (1a) ¿Quién será grato a tus ojos, Señor?
El hombre que procede honradamente
y obra con justicia;
el que es sincero en sus palabras
y con su lengua a nadie desprestigia.
R. ¿Quién será grato a tus ojos, Señor?
Quien no hace mal al prójimo
ni difama al vecino;
quien no ve con aprecio a los malvados
pero honra a quienes temen al AltÍsimo.
R. ¿Quién será grato a tus ojos, Señor?
Quien presta sin usura
y quien no acepta soborno en perjuicio de inocentes.
Quienes vivan así
serán gratos a Dios eternamente.
R. ¿Quién será grato a tus ojos, Señor?

Carta a los Colosenses 1, 24-28

Hermanos: Ahora me alegro de sufrir por ustedes, porque así completo lo que falta a la pasión de Cristo en mí, por el bien de su cuerpo, que es la Iglesia.

Por disposición de Dios, yo he sido constituido ministro de esta Iglesia para predicarles por entero su mensaje, o sea el designio secreto que Dios ha mantenido oculto desde siglos y generaciones y que ahora ha revelado a su pueblo santo.

Dios ha querido dar a conocer a los suyos la gloria y riqueza que este designio encierra para los paganos, es decir, que Cristo vive en ustedes y es la esperanza de la gloria. Ese mismo Cristo es el que nosotros predicamos cuando corregimos a los hombres y los instruimos con todos los recursos de la sabiduría, a fin de que todos sean cristianos perfectos.

Evangelio según San Lucas 10, 38-42

En aquel tiempo, entró Jesús en un poblado, y una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa. Ella tenía una hermana, llamada María, la cual se sentó a los pies de Jesús y se puso a escuchar su palabra. Marta, entre tanto, se afanaba en diversos quehaceres, hasta que, acercándose a Jesús, le dijo: “Señor, ¿no te has dado cuenta de que mi hermana me ha dejado sola con todo el quehacer? Dile que me ayude”.

El Señor le respondió: “Marta, Marta, muchas cosas te preocupan y te inquietan, siendo así que una sola es necesaria. María escogió la mejor parte y nadie se la quitará”.

Lecturas del Domingo: Marzo 29, 2019 – Lázaro

La Resurrección de Lázaro
La Resurrección de Lázaro por Duccio – Kimbell Art Museum, Public Domain, Link

En el Evangelio de San Juan de hoy, tenemos a la familia de Marta, María y Lázaro. Tres hermanos de los que sabemos son mayores y huérfanos, buenos amigos de Jesús. Ya ha pasado un episodio donde Marta le reclama a Jesús que, en una de sus visitas, su hermana María no le ayuda, sino que se ha puesto a escuchar la prédica.

Jesús oye que Lázaro está gravemente enfermo, y se dirige a su casa. Pero en el camino, sabe la realidad y se las dice a los discípulos en forma de parábola: “Lázaro se ha dormido, pero yo voy a ir a despertarlo“. Los seguidores no entienden el mensaje, al contrario, piensan que si ha dormido ¡es que está mejorando!

Marta, al saber que Jesús viene, sale a su encuentro… y otra vez le reclama en el camino: “Señor, si hubieras estado aquí, no hubiera muerto mi hermano“.

María, por su parte, ni siquiera salió a recibir a Jesús. Está triste, dolida, no sólo por la muerte de su hermano, sino porque siente que Jesús le ha fallado.

¿No nos pasa lo mismo a nosotros? ¿No nos pasa que cuando pedimos con mucho fervor por un favor a Dios, y no lo recibimos, a veces nos revelamos contra Él?

Jesús le dice a Marta: “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y todo aquel que esté vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees tu esto?” Marta respondió: “Sí, Señor. Creo firmemente que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo”.

Jesús va al sepulcro de Lázaro, profundamente conmovido pues hasta los judíos ven el dolor de la pérdida en sus ojos, y ordena que remuevan la losa.

Marta le dice: “Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días“. Con esto, san Juan el narrador del evangelio, nos presenta un hecho muy importante: que no quede duda de que el muerto… ¡está bien muerto! En el relato anterior del ciego que recuperó la vista, ¿se acuerdan todo el circo que los judios y muchos del pueblo hicieron investigando si realmente estaba ciego, si realmente nació sin ver, etc? Bueno, pues hoy no habrá duda.

Jesús levantó los ojos a lo alto y dijo: “Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Yo ya sabía que Tú siempre me escuchas; pero lo he dicho a causa de esta muchedumbre que me rodea, para que crean que tú me has enviado”. Luego gritó con voz potente: “¡Lázaro, sal de ahí!” Y salió el muerto, atado con vendas las manos y los pies, y la cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: “desátenlo para que pueda andar”.

Lecturas del Domingo: Julio 21, 2019 – ¿Qué es lo que te preocupa?

Martha and Mary
“Jesús en la casa de Marta y María”, por Johannes VermeerfwE2zem7WDcSlA at Google Cultural Institute maximum zoom level, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=21865869

La semana pasada, el evangelio de San Lucas nos hablaba de la parábola del Buen Samaritano y conocimos quién era el prójimo. Esta semana, San Lucas nos pasa el mensaje de Jesús de que no debemos preocuparnos por las cosas terrenales como lo hacemos todos los días, sino que hay cosas más importantes que merecen nuestra atención, y el ejemplo lo ponen las hermanas Marta y María:

“En aquel tiempo, entró Jesús en un poblado, y una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa. Ella tenía una hermana, llamada María, la cual se sentó a los pies de Jesús y se puso a escuchar su palabra. Marta, entretanto, se afanaba en diversos quehaceres, hasta que, acercándose a Jesús, le dijo: ‘Señor, ¿no te has dado cuenta de que mi hermana me ha dejado sola con todo el quehacer? Dile que me ayude'”.

En nuestra vida, siempre tenemos situaciones que nos preocupan: la escuela, el trabajo, el dinero, la hipoteca de la casa, y una lista sin fin de cosas que siempre nos causan ansiedad y hasta nos hacen perder el trabajo.

Durante nuestra vida diaria, la monotonía puede hacer que perdamos de vista lo que realmente importa: Nuestra relación con Dios a veces se ve afectada cuando no tenemos ni tiempo para rezar y hablar con nuestro Dios, o al menos leer un poco de su palabra. Pero también nuestras familias y los cercanos a nosotros –nuestro prójimos– sufren de nuestra pérdida de vista de lo que verdaderamente importa.

Jesús le respondió a Marta:

“Marta, Marta, muchas cosas te preocupan y te inquietan, siendo así que una sola es necesaria. María escogió la mejor parte y nadie se la quitará”.

Este día, hagamos una pausa en nuestras ajetreadas vidas y tomemos una o dos horas para dedicarlos a nuestras familias. En alguna oportunidad también volvamos nuestra atención a los voluntariados para los más necesitados. Y, principalmente, démonos un tiempo para asistir a misa, rezar el rosario –si no lo sabes, pues comenzar a aprenderlo– leer alguno de los evangelios, ver el canal católico en la televisión, conocer un poco más la vida de alguno de los santos, etc.

Hay mucho que nos falta en nuestro corazón. No ignoremos a Jesús que nos llama y nos habla todos los días.

Lecturas del Domingo: Abril 2, 2017 – La Resurrección

La Resurrección de Lázaro
La Resurrección de Lázaro por Duccio – Kimbell Art Museum, Public Domain, Link

Las lecturas de hoy nos hablan de uno de los acontecimientos más impresionantes –¿escalofriantes?– en la historia humana: la resurrección de los muertos. Una cosa si te digo: Si después de hoy, no crees en Jesús, la verdad es que ¡ni reviviendo a los muertos te haremos creer!

Primero, la profecía: Ezequiel, el primero de los profetas que estuvo con el pueblo de Israel cuando fueron cautivos de los egipcios, nos dice lo siguiente:

“Esto dice el Señor: Pueblo mío, yo mismo abriré los sepulcros, los haré salir de ellos, y los conduciré de nuevo a la tierra de Israel.
“Cuando abra los sepulcros y los saque de ellos, pueblo mío, ustedes dirán que yo soy el Señor”.

En el Evangelio, tenemos a la familia de Marta, María y Lázaro. 3 hermanos de los que sabemos son mayores y huérfanos, buenos amigos de Jesús. Ya ha pasado un episodio donde Marta le reclama a Jesús que, en una de sus visitas, su hermana María no le ayuda, sino que se ha puesto a escuchar la prédica.

Jesús oye que Lázaro está gravemente enfermo, y se dirige a su casa. Pero en el camino, sabe la realidad y se las dice a los discípulos en forma de parábola: “Lázaro se ha dormido, pero yo voy a ir a despertarlo“. Los seguidores no entienden el mensaje, al contrario, piensan que si ha dormido ¡es que está mejorando!

Marta, al saber que Jesús viene, sale a su encuentro… y otra vez le reclama en el camino: “Señor, si hubieras estado aquí, no hubiera muerto mi hermano“.

María, por su parte, ni siquiera salió a recibir a Jesús. Está triste, dolida, no sólo por la muerte de su hermano, sino porque siente que Jesús le ha fallado.

¿No nos pasa lo mismo a nosotros? ¿No nos pasa que cuando pedimos con mucho fervor por un favor a Dios, y no lo recibimos, a veces nos revelamos contra Él?

Jesús va al sepulcro, profundamente conmovido pues hasta los judíos ven el dolor de la pérdida en sus ojos, y ordena que remuevan la losa.

Marta le dice: “Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días“. Con esto, Juan el narrador del evangelio, nos presenta un hecho muy importante: que no quede duda de que el muerto… ¡está bien muerto! En el relato anterior del ciego que recuperó la vista, ¿se acuerdan todo el circo que los judios y muchos del pueblo hicieron investigando si realmente estaba ciego, si realmente nació sin ver, etc? Bueno, pues hoy no habrá duda.

Jesús levantó los ojos a lo alto y dijo: “Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Yo ya sabía que Tú siempre me escuchas; por lo he dicho a causa de esta muchedumbre que me rodea, para que crean que tú me has enviado”. Luego gritó con voz potente: “¡Lázaro, sal de ahí!” Y salió el muerto, atado con vendas las manos y los pies, y la cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: “desátenlo para que pueda andar”.

Jesús dice: “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y todo aquel que esté vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees tu esto?”

 

 

 

Lecturas del Domingo: Julio 17, 2016 – ¡Marta, Marta, Marta!

Martha and Mary
Jesús en la casa de Marta y María. By Johannes VermeerfwE2zem7WDcSlA at Google Cultural Institute maximum zoom level, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=21865869

Primero, el relato de Abraham

Abraham y los tres visitantesEn esta primera lectura escuchamos como Abraham recibe a tres visitantes. Él sabe que no se trata de personas cualquiera, y que él está en presencia divina.

Muchos estudios dicen que son ángeles. Sin embargo, Abraham hace algo que nos dejará en claro quiénes son:

“Al verlos, se dirigió a ellos rápidamente desde la puerta de la tienda, y postrándose en tierra les dijo: Señor mío, si he hallado gracia a tus ojos, te ruego que no pases junto a mí sin detenerte”.

Son tres personas, y él les llama “Señor mío”. Se trata de la Santísima Trinidad y Abraham lo sabe bien. De ellos recibirá una gran noticia: que su esposa Sara tendrá un niño el próximo año. Abraham y Sarah son viejos de 80 años. Sara escucha lo que sucede y se rie para sí, pensando en lo ridículo de esa profecía. El trio la amonesta diciéndole: “Nada es imposible para Dios“.

El relato de Marta y María

Este pasaje es hermoso e interesante. Jesús y todos los discípulos llegan a casa de María y Marta, dos hermanas que vivien juntas. Mientras el Señor predica la palabra, María se sienta a sus pies escuchándolo atentamente. Marta, por su parte, está ocupada sirviendo a los demás y en otros quehaceres de la casa. Llega un momento en que no aguanta más y le dice a Jesús: “Señor, ¿no te has dado cuenta de que mi hermana me ha dejado sola con todo el quehacer? Díle que me ayude”.

A veces, ¿no sientes como que se te deja todo a tí?, ¿no has pensado en ocasiones que es injusto cómo otros sólo se sientan a hacer otras tareas sencillas y tu estás todo ocupado(a)?

Jesús tiene la respuesta correcta: “Marta, Marta, muchas cosas te preocupan y te inquietan, siendo así que una sola es necesaria. María escogió la mejor parte y nadie se la quitará“.

No juzguemos a Marta. Alguien tiene que hacerse cargo del quehacer y del servicio. Y lo más importante: ella sí está poniendo atención, pero se ha sobrecargado de tareas y solita se está llenando de tensión y problemas.

¿Cómo sabemos que está poniendo atención? Más adelante, cuando el hermano de Marta y María, Lázaro, venga a escena, Marta le dirá a Jesús: “Tu eres resurrección y la vida“.

Sin duda, una lección bien aprendida.