
La semana pasada, el evangelio de San Lucas nos hablaba de la parábola del Buen Samaritano y conocimos quién era el prójimo. Esta semana, San Lucas nos pasa el mensaje de Jesús de que no debemos preocuparnos por las cosas terrenales como lo hacemos todos los dÃas, sino que hay cosas más importantes que merecen nuestra atención, y el ejemplo lo ponen las hermanas Marta y MarÃa:
“En aquel tiempo, entró Jesús en un poblado, y una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa. Ella tenÃa una hermana, llamada MarÃa, la cual se sentó a los pies de Jesús y se puso a escuchar su palabra. Marta, entretanto, se afanaba en diversos quehaceres, hasta que, acercándose a Jesús, le dijo: ‘Señor, ¿no te has dado cuenta de que mi hermana me ha dejado sola con todo el quehacer? Dile que me ayude'”.
En nuestra vida, siempre tenemos situaciones que nos preocupan: la escuela, el trabajo, el dinero, la hipoteca de la casa, y una lista sin fin de cosas que siempre nos causan ansiedad y hasta nos hacen perder el trabajo.
Durante nuestra vida diaria, la monotonÃa puede hacer que perdamos de vista lo que realmente importa: Nuestra relación con Dios a veces se ve afectada cuando no tenemos ni tiempo para rezar y hablar con nuestro Dios, o al menos leer un poco de su palabra. Pero también nuestras familias y los cercanos a nosotros –nuestro prójimos– sufren de nuestra pérdida de vista de lo que verdaderamente importa.
Jesús le respondió a Marta:
“Marta, Marta, muchas cosas te preocupan y te inquietan, siendo asà que una sola es necesaria. MarÃa escogió la mejor parte y nadie se la quitará”.
Este dÃa, hagamos una pausa en nuestras ajetreadas vidas y tomemos una o dos horas para dedicarlos a nuestras familias. En alguna oportunidad también volvamos nuestra atención a los voluntariados para los más necesitados. Y, principalmente, démonos un tiempo para asistir a misa, rezar el rosario –si no lo sabes, pues comenzar a aprenderlo– leer alguno de los evangelios, ver el canal católico en la televisión, conocer un poco más la vida de alguno de los santos, etc.
Hay mucho que nos falta en nuestro corazón. No ignoremos a Jesús que nos llama y nos habla todos los dÃas.