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Festividad de San Joaquín y Santa Ana, venerables padres de la Santísima Virgen María

Santa ana y San Joaquín, con la virgen María en medio de ellos.

Jeremías

Jer 3, 14-17

“Vuélvanse a mí, hijos rebeldes, porque yo soy su dueño, dice el Señor: Iré tomando conmigo a uno de cada ciudad, a dos de cada familia y los traeré a Sión; les daré pastores según mi corazón, que los apacienten con sabiduría y prudencia.
Después, cuando ustedes se hayan multiplicado y hayan prosperado en el país, palabra del Señor, ya no habrá necesidad de invocar el arca de la alianza del Señor, pues ya no pensarán en ella, ni se acordarán de ella, ni la echarán de menos, ni se les ocurrirá hacer otra.
En aquel tiempo, llamarán a Jerusalén ‘el trono del Señor’, acudirán a ella todos los pueblos en el nombre del Señor y ya no seguirán la maldad de su corazón obstinado”.

Evangelio según San Mateo

Mt 13, 18-23
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:

“Escuchen ustedes lo que significa la parábola del sembrador. A todo hombre que oye la palabra del Reino y no la entiende, le llega el diablo y le arrebata lo sembrado en su corazón. Esto es lo que significan los granos que cayeron a lo largo del camino.
Lo sembrado sobre terreno pedregoso significa al que oye la palabra y la acepta inmediatamente con alegría; pero, como es inconstante, no la deja echar raíces, y apenas le viene una tribulación o una persecución por causa de la palabra, sucumbe.
Lo sembrado entre los espinos representa a aquel que oye la palabra, pero las preocupaciones de la vida y la seducción de las riquezas, la sofocan y queda sin fruto.
En cambio, lo sembrado en tierra buena, representa a quienes oyen la palabra, la entienden y dan fruto; unos, el ciento por uno; otros, el sesenta; y otros, el treinta’’.

 

Señor, tú eres nuestra esperanza

Parábola del Sembrador
Representación de la parábola del sembrador, por Sulfababy of en.wiki – Wikipedia en inglés, CC BY 2.5, Enlace

Jeremías

Jer 1, 1. 4-10
Palabras de Jeremías, hijo de Jilquías, uno de los sacerdotes residentes en Anatot, territorio de Benjamín.
En tiempo de Josías, el Señor me dirigió estas palabras:

“Desde antes de formarte en el seno materno, te conozco;
desde antes de que nacieras,
te consagré como profeta para las naciones”.

Yo le contesté: “Pero, Señor mío,
yo no sé expresarme,
porque apenas soy un muchacho“.

El Señor me dijo:

“No digas que eres un muchacho,
pues irás a donde yo te envíe
y dirás lo que yo te mande.
No tengas miedo,
porque yo estoy contigo para protegerte”,

Palabra del Señor.

El Señor extendió entonces su brazo,
con su mano me tocó la boca y me dijo:

“Desde hoy pongo mis palabras en tu boca
y te doy autoridad sobre pueblos y reyes,
para que arranques y derribes,
para que destruyas y deshagas,
para que edifiques y plantes”.

Evangelio según San Mateo

Mt 13, 1-9
Un día salió Jesús de la casa donde se hospedaba y se sentó a la orilla del mar. Se reunió en torno suyo tanta gente, que Él se vio obligado a subir a una barca, donde se sentó, mientras la gente permanecía en la orilla. Entonces Jesús les habló de muchas cosas en parábolas y les dijo:

“Una vez salió un sembrador a sembrar, y al ir arrojando la semilla, unos granos cayeron a lo largo del camino; vinieron los pájaros y se los comieron. Otros granos cayeron en terreno pedregoso, que tenía poca tierra; ahí germinaron pronto, porque la tierra no era gruesa; pero cuando subió el sol, los brotes se marchitaron, y como no tenían raíces, se secaron. Otros cayeron entre espinos, y cuando los espinos crecieron, sofocaron las plantitas. Otros granos cayeron en tierra buena y dieron fruto: unos, ciento por uno; otros, sesenta; y otros, treinta. El que tenga oídos, que oiga”.

 

Lecturas del Domingo – Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor; yo las conozco y ellas me siguen

The Good Shepard
El Buen Pastor, por Alfred Handel,  CC BY-SA 3.0, via Wikimedia Commons

Jeremías

Jer 23, 1-6
¡Ay de los pastores que dispersan y dejan perecer a las ovejas de mi rebaño!“, dice el Señor.

Por eso habló así el Señor, Dios de Israel, contra los pastores que apacientan a mi pueblo:

“Ustedes han rechazado y dispersado a mis ovejas y no las han cuidado. Yo me encargaré de castigar la maldad de las acciones de ustedes. Yo mismo reuniré al resto de mis ovejas de todos los países a donde las había expulsado y las volveré a traer a sus pastos, para que ahí crezcan y se multipliquen. Les pondré pastores que las apacienten. Ya no temerán ni se espantarán y ninguna se perderá.
Miren: Viene un tiempo, dice el Señor,
en que haré surgir un renuevo en el tronco de David:
será un rey justo y prudente
y hará que en la tierra se observen la ley y la justicia.
En sus días será puesto a salvo Judá,
Israel habitará confiadamente
y a Él lo llamarán con este nombre:
‘El Señor es nuestra justicia’ “.

Salmo 22

El Señor es mi pastor, nada me faltará.

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace reposar
y hacia fuentes tranquilas me conduce
para reparar mis fuerzas.

El Señor es mi pastor, nada me faltará.

Por ser un Dios fiel a sus promesas,
me guía por el sendero recto;
así, aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú estás conmigo.
Tu vara y tu cayado me dan seguridad.

El Señor es mi pastor, nada me faltará.

Tú mismo me preparas la mesa,
a despecho de mis adversarios;
me unges la cabeza con perfume,
y llenas mi copa hasta los bordes.

El Señor es mi pastor, nada me faltará.

Tu bondad y tu misericordia me acompañarán
todos los días de mi vida;
y viviré en la casa del Señor
por años sin término.

El Señor es mi pastor, nada me faltará.

Carta del Apostol San Pablo a los Efesios

Ef 2, 13-18
Hermanos: Ahora, unidos a Cristo Jesús, ustedes, que antes estaban lejos, están cerca, en virtud de la sangre de Cristo.
Porque Él es nuestra paz; Él hizo de los judíos y de los no judíos un solo pueblo; Él destruyó, en su propio cuerpo, la barrera que los separaba: el odio; Él abolió la ley, que consistía en mandatos y reglamentos, para crear en sí mismo, de los dos pueblos, un solo hombre nuevo, estableciendo la paz, y para reconciliar a ambos, hechos un solo cuerpo, con Dios, por medio de la cruz, dando muerte en sí mismo al odio.
Vino para anunciar la buena nueva de la paz, tanto a ustedes, los que estaban lejos, como a los que estaban cerca.
Así, unos y otros podemos acercarnos al Padre, por la acción de un mismo Espíritu.

Evangelio según San Marcos

Mc 6, 30-34
En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Entonces Él les dijo: “Vengan conmigo a un lugar solitario, para que descansen un poco“, porque eran tantos los que iban y venían, que no les dejaban tiempo ni para comer.
Jesús y sus apóstoles se dirigieron en una barca hacia un lugar apartado y tranquilo. La gente los vio irse y los reconoció; entonces de todos los poblados fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron.
Cuando Jesús desembarcó, vio una numerosa multitud que lo estaba esperando y se compadeció de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.

 

Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan decía de éste, era verdad

Jesús desenrollando libro
Jesús desenrollando el libro en la sinagoga. Autor: James Tissot. Fuente: www.brooklynmuseum.org

Jeremías

Jer 20, 10-13
En aquel tiempo, dijo Jeremías:

“Yo oía el cuchicheo de la gente que decía:
‘Denunciemos a Jeremías,
Denunciemos al profeta del terror’.
Todos los que eran mis amigos espiaban mis pasos,
esperaban que tropezara y me cayera, diciendo:
‘Si se tropieza y se cae, lo venceremos
y podremos vengarnos de él’.
Pero el Señor, guerrero poderoso, está a mi lado;
por eso mis perseguidores caerán por tierra
y no podrán conmigo;
quedarán avergonzados de su fracaso
y su ignominia será eterna e inolvidable.
Señor de los ejércitos, que pones a prueba al justo
y conoces lo más profundo de los corazones,
haz que yo vea tu venganza contra ellos,
porque a ti he encomendado mi causa.
Canten y alaben al Señor,
porque Él ha salvado la vida de su pobre
de la mano de los malvados’’.

Evangelio según San Juan

Jn 10, 31-42
En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, los judíos cogieron piedras para apedrearlo. Jesús les dijo: “He realizado ante ustedes muchas obras buenas de parte del Padre, ¿por cuál de ellas me quieren apedrear?
Le contestaron los judíos: “No te queremos apedrear por ninguna obra buena, sino por blasfemo, porque tú, no siendo más que un hombre, pretendes ser Dios”.
Jesús les replicó: “¿No está escrito en su ley: Yo les he dicho: Ustedes son dioses? Ahora bien, si ahí se llama dioses a quienes fue dirigida la palabra de Dios (y la Escritura no puede equivocarse), ¿cómo es que a mí, a quien el Padre consagró y envió al mundo, me llaman blasfemo porque he dicho: ‘Soy Hijo de Dios’? Si no hago las obras de mi Padre, no me crean. Pero si las hago, aunque no me crean a mí, crean a las obras, para que puedan comprender que el Padre está en mí y yo en el Padre”. Trataron entonces de apoderarse de Él, pero se les escapó de las manos.
Luego regresó Jesús al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había bautizado en un principio y se quedó allí. Muchos acudieron a Él y decían: “Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan decía de éste, era verdad”. Y muchos creyeron en Él allí.

 

Lecturas del Domingo 17 de Marzo de 2024: “Lo he glorificado y volveré a glorificarlo”

Jesús crucificado
Detalle de cuadro en relieve de Jesús crucificado. santuario del Santo Rosario. Lawrence, MA. Foto NosRodea.

Jeremías

Jer 31, 31-34

“Se acerca el tiempo, dice el Señor,
en que haré con la casa de Israel
y la casa de Judá una alianza nueva.
No será como la alianza que hice con los padres de ustedes,
cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto.
Ellos rompieron mi alianza
y yo tuve que hacer un escarmiento con ellos.
Ésta será la alianza nueva
que voy a hacer con la casa de Israel:
Voy a poner mi ley en lo más profundo de su mente
y voy a grabarla en sus corazones.
Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.
Ya nadie tendrá que instruir a su prójimo ni a su hermano,
diciéndole: ‘Conoce al Señor’,
porque todos me van a conocer,
desde el más pequeño hasta el mayor de todos,
cuando yo les perdone sus culpas
y olvide para siempre sus pecados”.

Salmo 50

Crea en mí, Señor, un corazón puro.

Por tu inmensa compasión y misericordia,
Señor, apiádate de mí y olvida mis ofensas.
Lávame bien de todos mis delitos,
y purifícame de mis pecados.

Crea en mí, Señor, un corazón puro.

Crea en mí, Señor, un corazón puro,
un espíritu nuevo para cumplir tus mandamientos.
No me arrojes, Señor, lejos de ti,
ni retires de mí tu santo espíritu.

Crea en mí, Señor, un corazón puro.

Devuélveme tu salvación, que regocija
y mantén en mí un alma generosa.
Enseñaré a los descarriados tus caminos,
y volverán a ti los pecadores.

Crea en mí, Señor, un corazón puro.

Carta del Apostol San Pablo a los Hebreos

Heb 5, 7-9
Hermanos: Durante su vida mortal, Cristo ofreció oraciones y súplicas, con fuertes voces y lágrimas, a aquel que podía librarlo de la muerte, y fue escuchado por su piedad. A pesar de que era el Hijo, aprendió a obedecer padeciendo, y llegado a su perfección, se convirtió en la causa de la salvación eterna para todos los que lo obedecen.

Evangelio según San Juan

Jn 12, 20-33
Entre los que habían llegado a Jerusalén para adorar a Dios en la fiesta de Pascua, había algunos griegos, los cuales se acercaron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le pidieron: “Señor, quisiéramos ver a Jesús”.
Felipe fue a decírselo a Andrés; Andrés y Felipe se lo dijeron a Jesús y Él les respondió:

“Ha llegado la hora de que el Hijo del hombre sea glorificado. Yo les aseguro que si el grano de trigo, sembrado en la tierra, no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se asegura para la vida eterna.
El que quiera servirme, que me siga, para que donde yo esté, también esté mi servidor. El que me sirve será honrado por mi Padre.
Ahora que tengo miedo, ¿le voy a decir a mi Padre: ‘Padre, líbrame de esta hora’? No, pues precisamente para esta hora he venido. Padre, dale gloria a tu nombre”.

Se oyó entonces una voz que decía: “Lo he glorificado y volveré a glorificarlo”.

De entre los que estaban ahí presentes y oyeron aquella voz, unos decían que había sido un trueno; otros, que le había hablado un ángel. Pero Jesús les dijo: “Esa voz no ha venido por mí, sino por ustedes. Está llegando el juicio de este mundo; ya va a ser arrojado el príncipe de este mundo. Cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí”. Dijo esto, indicando de qué manera habría de morir.

Nadie ha hablado nunca como ese hombre

Jesús y los fariseos
Jesús dirigiéndose a los fariseos, Por James Tissot – Public Domain, Link

Jeremías

Jer 11, 18-20
En aquel tiempo, dijo Jeremías:

El Señor me instruyó y yo comprendí; Él me explicó lo que hacían. Yo era como un manso cordero que es llevado a degollar, y no sabía lo que tramaban contra mí, diciendo: ‘Talemos el árbol en su pleno vigor, arranquémoslo de la tierra de los vivos y que su nombre no se pronuncie más’.
Ahora tú, Señor de los ejércitos, justo juez,
que sondeas lo más íntimo del corazón,
haz que yo vea tu venganza contra ellos,
porque a ti he encomendado mi causa“.

Evangelio según San Juan

Jn 7, 40-53
En aquel tiempo, algunos de los que habían escuchado a Jesús comenzaron a decir: “Éste es verdaderamente el profeta“. Otros afirmaban: “Éste es el Mesías“. Otros, en cambio, decían: “¿Acaso el Mesías va a venir de Galilea? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá de la familia de David, y de Belén, el pueblo de David?” Así surgió entre la gente una división por causa de Jesús. Algunos querían apoderarse de Él, pero nadie le puso la mano encima.

Los guardias del templo, que habían sido enviados para apresar a Jesús, volvieron a donde estaban los sumos sacerdotes y los fariseos, y éstos les dijeron: “¿Por qué no lo han traído?” Ellos respondieron: “Nadie ha hablado nunca como ese hombre“. Los fariseos les replicaron: “¿Acaso también ustedes se han dejado embaucar por Él? ¿Acaso ha creído en Él alguno de los jefes o de los fariseos? La chusma ésa, que no entiende la ley, está maldita“.

Nicodemo, aquel que había ido en otro tiempo a ver a Jesús, y que era fariseo, les dijo: “¿Acaso nuestra ley condena a un hombre sin oírlo primero y sin averiguar lo que ha hecho?” Ellos le replicaron: “¿También tú eres galileo? Estudia las Escrituras y verás que de Galilea no ha salido ningún profeta“. Y después de esto, cada uno de ellos se fue a su propia casa.

El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama

Imagen del Exorcismo del poseido
“Exorcismo del poseido”, Public Domain, Link

Jeremías

Jer 7, 23-28
Esto dice el Señor:

“Ésta es la orden que di a mi pueblo: ‘Escuchen mi voz, y yo seré su Dios y ustedes serán mi pueblo; caminen siempre por el camino que yo les mostraré, para que les vaya bien’.
Pero ellos no escucharon ni prestaron oído. Caminaron según sus ideas, según la maldad de su corazón obstinado, y en vez de darme la cara, me dieron la espalda, desde que sus padres salieron del país de Egipto hasta hoy.
Yo les envié a mis siervos, los profetas, un día y otro día; pero ellos no los escucharon ni les prestaron oído. Endurecieron su cabeza y fueron peores que sus padres. Tú les dirás, pues, todas estas palabras, pero no te escucharán; los llamarás y no te responderán. Entonces les dirás: ‘Éste es el pueblo que no escuchó la voz del Señor, su Dios, ni aceptó la corrección. Ya no existe fidelidad en Israel; ha desaparecido de su misma boca’ “.

Evangelio según San Lucas

Lc 11, 14-23
En aquel tiempo, Jesús expulsó a un demonio, que era mudo. Apenas salió el demonio, habló el mudo y la multitud quedó maravillada. Pero algunos decían: “Éste expulsa a los demonios con el poder de Belzebú, el príncipe de los demonios“. Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal milagrosa.

Pero Jesús, que conocía sus malas intenciones, les dijo:

“Todo reino dividido por luchas internas va a la ruina y se derrumba casa por casa. Si Satanás también está dividido contra sí mismo, ¿cómo mantendrá su reino? Ustedes dicen que yo arrojo a los demonios con el poder de Satanás. Entonces, ¿con el poder de quién los arrojan los hijos de ustedes? Por eso, ellos mismos serán sus jueces. Pero si yo arrojo a los demonios con el dedo de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el Reino de Dios.
Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros; pero si otro más fuerte lo asalta y lo vence, entonces le quita las armas en que confiaba y después dispone de sus bienes. El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama”.

 

Padre Abraham, ten piedad de mí. Manda a Lázaro que moje en agua la punta de su dedo y me refresque la lengua

Imagen de Lázaro
Lázaro por Meister des Codex Aureus Epternacensis – Public Domain, link.

Jeremías

Jer 17, 5-10
Esto dice el Señor:

“Maldito el hombre que confía en el hombre,
que en él pone su fuerza
y aparta del Señor su corazón.
Será como un cardo en la estepa,
que nunca disfrutará de la lluvia.
Vivirá en la aridez del desierto,
en una tierra salobre e inhabitable.
Bendito el hombre que confía en el Señor
y en Él pone su esperanza.
Será como un árbol plantado junto al agua,
que hunde en la corriente sus raíces;
cuando llegue el calor, no lo sentirá
y sus hojas se conservarán siempre verdes;
en año de sequía no se marchitará
ni dejará de dar frutos.
El corazón del hombre
es la cosa más traicionera y difícil de curar.
¿Quién lo podrá entender?
Yo, el Señor, sondeo la mente
y penetro el corazón,
para dar a cada uno según sus acciones,
según el fruto de sus obras”.

Evangelio según San Lucas

Lc 16, 19-31
En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos:

“Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y telas finas y banqueteaba espléndidamente cada día. Y un mendigo, llamado Lázaro, yacía a la entrada de su casa, cubierto de llagas y ansiando llenarse con las sobras que caían de la mesa del rico. Y hasta los perros se acercaban a lamerle las llagas.
Sucedió, pues, que murió el mendigo y los ángeles lo llevaron al seno de Abraham. Murió también el rico y lo enterraron. Estaba éste en el lugar de castigo, en medio de tormentos, cuando levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham y a Lázaro junto a él.
Entonces gritó: ‘Padre Abraham, ten piedad de mí. Manda a Lázaro que moje en agua la punta de su dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas’. Pero Abraham le contestó: ‘Hijo, recuerda que en tu vida recibiste bienes y Lázaro, en cambio, males. Por eso él goza ahora de consuelo, mientras que tú sufres tormentos. Además, entre ustedes y nosotros se abre un abismo inmenso, que nadie puede cruzar, ni hacia allá ni hacia acá’.
El rico insistió: ‘Te ruego, entonces, padre Abraham, que mandes a Lázaro a mi casa, pues me quedan allá cinco hermanos, para que les advierta y no acaben también ellos en este lugar de tormentos’. Abraham le dijo: ‘Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen’. Pero el rico replicó: ‘No, padre Abraham. Si un muerto va a decírselo, entonces sí se arrepentirán’. Abraham repuso: ‘Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso, ni aunque resucite un muerto’ “.

El Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar la vida por la redención de todos

Jeremías
Jeremías frente a la ruinas de Jerusalén“, por Horace Vernet – Public Domain, Link

Jeremías

Jer 18, 18-20
En aquellos días, los enemigos del profeta se dijeron entre sí:

“Vengan, tendamos un lazo a Jeremías, porque no le va a faltar doctrina al sacerdote, consejo al sabio, ni inspiración al profeta. Vengan, ataquémoslo de palabra y no hagamos caso de sus oráculos”.

Jeremías le dijo entonces a Dios:

“Señor, atiéndeme.
Oye lo que dicen mis adversarios.
¿Acaso se paga bien con mal?
Porque ellos han cavado una fosa para mí.
Recuerda cómo he insistido ante ti,
intercediendo en su favor,
para apartar de ellos tu cólera”.

Evangelio según San Mateo

Mt 20, 17-28
En aquel tiempo, mientras iba de camino a Jerusalén, Jesús llamó aparte a los Doce y les dijo:

“Ya vamos camino de Jerusalén y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, que lo condenarán a muerte y lo entregarán a los paganos para que se burlen de Él, lo azoten y lo crucifiquen; pero al tercer día, resucitará”.

Entonces se acercó a Jesús la madre de los hijos de Zebedeo, junto con ellos, y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: “¿Qué deseas?” Ella respondió: “Concédeme que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, en tu Reino“. Pero Jesús replicó: “No saben ustedes lo que piden. ¿Podrán beber el cáliz que yo he de beber?” Ellos contestaron: “Sí podemos“. Y Él les dijo: “Beberán mi cáliz; pero eso de sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; es para quien mi Padre lo tiene reservado“.

Al oír aquello, los otros diez discípulos se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús los llamó y les dijo: “Ya saben que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. Que no sea así entre ustedes. El que quiera ser grande entre ustedes, que sea el que los sirva, y el que quiera ser primero, que sea su esclavo; así como el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar la vida por la redención de todos“.

 

José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María

Imagen de San José
San José con el niño Jesús, por Guido Reni – Public Domain, Link

Jeremías

Jr 23, 5-8

“Miren: Viene un tiempo, dice el Señor,
en que haré surgir un renuevo en el tronco de David:
será un rey justo y prudente
y hará que en la tierra se observen la ley y la justicia.

En sus días será puesto a salvo Judá,
Israel habitará confiadamente
y a él lo llamarán con este nombre:
El Señor es nuestra justicia‘.

Por eso, miren que vienen tiempos, oráculo del Señor, en los que no se dirá: ‘Bendito sea el Señor, que sacó a los israelitas de Egipto‘, sino que se dirá: ‘Bendito sea el Señor, que sacó a los hijos de Israel del país del norte y de los demás países donde los había dispersado, y los trajo para que habitaran de nuevo su propia tierra‘ “.

Evangelio según San Mateo

Mt 1, 18-24
Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto.

Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: “José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados“.

Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros.

Cuando José despertó de aquel sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y recibió a su esposa.