Recuerdo mi TÃa Amelia llevándome un dÃa frente a una estatua que tenÃa una representación de Dios, de Jesús y sobre ellos una paloma con rayos de luz cubriéndolos. Me decÃa mi tÃa que está con nosotros siempre, y que era un misterio que 3 personas estuvieran juntas al mismo tiempo.
El misterio de la SantÃsima Trinidad.
Cada vez que hacemos el signo de la cruz, invocamos a la SantÃsima Trinidad: En el nombre del Padre, del Hijo y del EspÃritu Santo, Amén. 3 personas diferentes en una sola entidad. Los tres existiendo desde la Creación.
A veces se nos presenta al EspÃritu Santo como la conciencia de Dios, pues cuando escuchamos las lecturas del Génesis –especialmente durante la Creación del mundo– nos damos cuenta de que Dios establece un diálogo con “alguien más”. Dios habla con alguien y le explica lo que quiere hacer y lo que hará.
El Hijo es la encarnación de Dios en este mundo. Dios es una entidad de energÃa, de amor, algo que escapa de la lógica de nuestro pequeño mundo. Pero no de la ciencia, pues dentro de nuestro entendimiento Dios es el principal elemento de la naturaleza, es la energÃa que mueve todo el Universo. Pero, ¿cómo presentar esto ante los hombres? Hace 2000 años, tratar de explicar esto hubiera resultado inútil, y hasta escalofriante. El mensaje de Dios no hubiera tenido el efecto de que Dios es Amor, sino temor. ¿La solución? Hacerse humano, igual que los demás, y expresarse en sus mismos términos y palabras. Ahà está el Hijo, Dios hecho hombre.
Todo esto está explicado en términos sencillos, pero la verdad es que la Trinidad es más que eso. La función de las personas haciendo mover al Universo está más allá de nuestra comprensión… por ahora.
La SantÃsima Trinidad es el misterio más central de nuestra fé.