¡Seguir a Cristo debería ser más fácil!

Cristo cargando su cruz
“Cristo cargando su cruz” por Sebastiano del Piombohttp://www.museodelprado.es/enciclopedia/enciclopedia-on-line/voz/cristo-con-la-cruz-a-cuestas-sebastiano-del-piombo/, Public Domain, Link

El llanto de muchos es que ojalá y nos pusieran las cosas más fáciles para ir al cielo. Comentábamos el Domingo pasado que Jesús nos enseñó que el primer y segundo mandamiento resumen toda la Ley de Dios, y que al seguirlos, realmente los demás no importan, pues los estaremos cumpleindo automáticamente.

Pero en la realidad, tenemos nuestra carga humana de responsabilidades, deberes, deudas, y muchos otros problemas que nos preocupan, apartan y distraen de Dios.

Esas son nuestras cargas, nuestras cruces.

Dice Jesús:

“El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y me siga”.

Es el profeta Jeremías, en la primera lectura del Domingo pasado, lo explica de una hermosa forma casi poética:

“Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir;
fuiste más fuerte que yo y me venciste.
He sido el hamerreír de todos;
día tras día se burlan de mí.
Desde que comencé a hablar,
he tenido que anunciar a gritos violencia y destrucción.
Por anunciar la palabra del Señor,
me he convertido en objeto de orpobio y de burla todo el día.
He llegado a decirme: ‘Ya no me acordaré del Señor
ni hablaré más en su nombre’.
Pero había en mí como un fuego ardiente,
encerrado en mis huesos;
Yo me esforzaba en contenerlo,
pero no podía”.

Seguir a Dios no es fácil. Seguir a Dios es fácil. Tú decides.

Lecturas del Domingo: Agosto 30, 2020 – Toma tu cruz y sígueme

Doce apóstoles
Jesús enseñando a los doce Apóstoles, por James Tissot – Online Collection of Brooklyn Museum; Photo: Brooklyn Museum, 2007, 00.159.129_PS2.jpg, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=10957411

Esto dice el Evangelio de San Mateo del día de hoy, vigésimo segundo Domingo ordinario:

“En aquel tiempo, comenzó Jesús a anunciar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén para padecer ahí mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que tenía que ser condenado a muerte y resucitar al tercer día.
“Pedro se lo llevó aparte y trató de disuadirlo, diciéndole: ‘No lo permita Dios, Señor. Eso no te puede suceder a tí’. Pero Jesús se volvió a Pedro y le dijo: ‘¡Apártete de mí, Satanás, y no intentes hacerme tropezar en mi camino, porque tu modo de pensar no es el de Dios, sino el de los hombres'”.

La semana pasada comentábamos las cualidades humanas de Pedro: cómo tuvo miedo, furia, insensatez. Hoy, en el Evangelio, corroborámos más de sus cualidades humanas, y una vez mas, Jesús pierde la paciencia con él y lo regaña.

Pero Jesús menciona algo muy importante: Pedro no está juzgando con el criterio correcto, sino con el del mundo, el de los hombres: “Tu modo de pensar no es el de Dios, sino el de los hombres“.

Sigue la lectura:

“Luego, Jesús dijo a sus discípulos: ‘El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará. ¿De qué sirve a uno ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar uno a cambio para recobrarla?
Porque el Hijo de Dios ha de venir rodeado de la gloria de su Padre, en compañía de sus ángeles, y entonces le dará a cada uno lo que merecen sus obras”.

Seguir a Dios es fácil, pues lo único que tenemos que hacer es seguir sus mandamientos. Y Jesús nos lo puso todavía más fácil al decirnos que todo se puede resumir en los primeros dos.

Sin embargo, al igual que Pedro, nos pesa nuestra naturaleza humana y es por eso que tenemos que cargar con una cruz a nuestras espaldas día con día.

La clave no está en caer por ese peso de culpas, malas acciones, malas decisiones y tropiezos.

La verdadera clave está, como dice Jesús, en levantarnos y seguir nuestro camino cargando esa cruz.