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El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre

Carta del Apostol San Pablo a los Hebreos

Hebreos 10, 1-10
Hermanos: Puesto que la ley de la antigua alianza no contiene la imagen real de los bienes definitivos, sino solamente una sombra de ellos, es absolutamente incapaz, por medio de los sacrificios, siempre iguales y ofrecidos sin cesar año tras año, de hacer perfectos a quienes intentan acercarse a Dios. Porque si la ley fuera capaz de ello, ciertamente tales sacrificios hubieran dejado de ofrecerse, puesto que los que practican ese culto, de haber sido purificados para siempre, no tendrían ya conciencia de pecado. Por el contrario, con esos sacrificios se renueva cada año la conciencia de los pecados, porque es imposible que pueda borrarlos la sangre de toros y machos cabríos.

Por eso, al entrar al mundo, Cristo dijo, conforme al salmo: No quisiste víctimas ni ofrendas; en cambio, me has dado un cuerpo. No te agradaron los holocaustos ni los sacrificios por el pecado; entonces dije –porque a mí se refiere la Escritura –: “Aquí estoy, Dios mío; vengo para hacer tu voluntad“.

Comienza por decir: No quisiste víctimas ni ofrendas, no te agradaron los holocaustos ni los sacrificios por el pecado –siendo así que eso es lo que pedía la ley –; y luego añade: “Aquí estoy, Dios mío; vengo para hacer tu voluntad”.

Con esto, Cristo suprime los antiguos sacrificios, para establecer el nuevo. Y en virtud de esta voluntad, todos quedamos santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez por todas.

Salmo 39

Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Esperé en el Señor con gran confianza;
Él se inclinó hacia mí y escuchó mis plegarias.
El me puso en la boca un canto nuevo,
un himno a nuestro Dios.
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Sacrificios y ofrendas no quisiste,
abriste, en cambio, mis oídos a tu voz.
No exigiste holocaustos por la culpa,
así que dije: “Aquí estoy“.
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
He anunciado tu justicia
en la gran asamblea;
no he cerrado mis labios:
tú lo sabes, Señor.
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
No callé tu justicia, antes bien, proclamé tu lealtad y tu auxilio.
Tu amor y tu lealtad no los he ocultado
a la gran asamblea.
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Evangelio según San Marcos

Marcos 3, 31-35
En aquel tiempo, llegaron a donde estaba Jesús, su madre y sus parientes; se quedaron fuera y lo mandaron llamar. En torno a Él estaba sentada una multitud, cuando le dijeron: “Ahí fuera están tu madre y tus hermanos, que te buscan“.

Él les respondió: “¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?” Luego, mirando a los que estaban sentados a su alrededor, dijo: “Éstos son mi madre y mis hermanos. Porque el que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre“.

 

La Palabra del Sábado 8 de Octubre de 2022

Imagen del Sagrado Corazón de Jesús
Vitral del Sagrado Corazón de Jesús, en San Pablo, Brazil. WilfredorOwn work, CC0, Link

Carta del Apostol San Pablo a los Gálatas 3, 21-29

Hermanos: Si la ley dada por medio de Moisés fuera capaz de dar la vida, su cumplimiento bastaría para hacer justos a los hombres. Pero, en realidad, la ley escrita aprisionó a todos bajo el pecado para que, por medio de la fe en Jesucristo, los creyentes pudieran recibir los bienes prometidos.

Antes de que llegara la etapa de la fe, estábamos presos y bajo la custodia de la ley, en espera de la fe que estaba a punto de manifestarse. De modo que la ley se hizo cargo de nosotros, como si fuéramos niños, para conducirnos a Cristo, a fin de que fuéramos justificados por la fe. Pero una vez que la fe ha llegado, ya no estamos sujetos a la ley.

Así pues, todos ustedes son hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús, pues, cuantos han sido incorporados a Cristo por medio del bautismo, se han revestido de Cristo. Ya no existe diferencia entre judíos y no judíos, entre esclavos y libres, entre varón y mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús. Y si ustedes son de Cristo, son también descendientes de Abraham y la herencia que Dios le prometió les corresponde a ustedes.

Evangelio según San Lucas 11, 27-28

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a la multitud, una mujer del pueblo, gritando, le dijo: “¡Dichosa la mujer que te llevó en su seno y cuyos pechos te amamantaron!” Pero Jesús le respondió: “Dichosos todavía más los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica”.

 

La Primera Oveja de Jesús

Virgen María, Madre de Jesucristo
“La Virgen en oración”, por Giovanni Battista Salvi da SassoferratoWeb Gallery of Art:   Image  Info about artwork, Public Domain, Link

Al Evangelio de esta semana se le conoce como el del buen pastor, y nos dice:

Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy la vida eterna y no perecerán jamás. Nadie las arrebatará de mi mano. Me las ha dado mi Padre, y Él es superior a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. El Padre y yo somos uno”

Pero, ¿Quién fue la primer oveja de Jesús? La primer oveja del rebaño fue la mujer que estuvo desde el principio obediente a la voluntad de Dios. La mujer que cuidaba al niño Dios recién nacido en el pobre pesebre. La mujer que cuidó en sus años de niño, adolescente, y hombre.

La mujer que lo vio caminando rumbo al Calvario, y que no podía llorar porque sino entonces Jesús se habría quebrado por verla destrozada de dolor.

Esa mujer era María, su madre.

Recordando a Juan Gabriel

Imagen de juan gabriel
Juan Gabriel By Bernardin at English Wikipedia – Photo by Bernardin. Transferred from en.wikipedia to Commons., Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=6818961

Hace ya un año de la muerte de Juan Gabriel. Una muerte inesperada, que causó mucho dolor y que sin duda representa la pérdida de uno de los más grandes artistas mexicanos.

Me da mucha pena no haber apreciado o disfrutado más sus canciones. Durante mi juventud, sólo decíamos que él era “joto“, “maricón“, y todos los adjetivos despectivos referentes a los homosexuales. Si querías insultar a alguien, sólo bastaba decirle que era como Juan Gabriel.

Cuando lanzó la canción “Querida“, si tú querías insultar a alguien diciéndole homosexual, pues le decías: “Ay si, querida“.

Y sin embargo, al ver recientemente una de sus biografías, me he dado cuenta de cómo nuestra cultura hispana ha hecho mucho daño a individuos que, por su identidad sexual, prefieren estar escondidos y pasan desapercibidos. La humanidad ha perdido muchos avances por esta causa.

En esta serie de televisión me dio muchísima pena todas las tristes situaciones por las que tuvo que pasar para lograr triunfar en la vida. Empezando por su familia y el desprecio tan violento de sus hermanos; y lo más terrible fue el desprecio de su mamá.

Pareciera que hay un designio, tal vez divino, de que los más grandes miembros de la sociedad tienen que pasar por una prueba de fuego tan grande como lo es el desprecio de los suyos. Muchas de las canciones más exitosas de Juan Gabriel fueron, en secreto, dedicadas no su pareja, sino a su madre, quien siempre encontraba la forma para minimizar el gran esfuerzo de su hijo.

Juan Gabriel fue grande. Su pena era mayor. Pero, en su grandeza pudo superar su pena y no se dejó caer. Supo salir adelante por más de 50 años de carrera. Dios le dio muchos dones y él los supo aprovechar para gloria a Dios y  embellecimiento de nuestras vidas.

No olvidemos al Divo de Juárez.