La Primera Oveja de Jesús

Virgen María, Madre de Jesucristo
“La Virgen en oración”, por Giovanni Battista Salvi da SassoferratoWeb Gallery of Art:   Image  Info about artwork, Public Domain, Link

Al Evangelio de esta semana se le conoce como el del buen pastor, y nos dice:

Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy la vida eterna y no perecerán jamás. Nadie las arrebatará de mi mano. Me las ha dado mi Padre, y Él es superior a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. El Padre y yo somos uno”

Pero, ¿Quién fue la primer oveja de Jesús? La primer oveja del rebaño fue la mujer que estuvo desde el principio obediente a la voluntad de Dios. La mujer que cuidaba al niño Dios recién nacido en el pobre pesebre. La mujer que cuidó en sus años de niño, adolescente, y hombre.

La mujer que lo vio caminando rumbo al Calvario, y que no podía llorar porque sino entonces Jesús se habría quebrado por verla destrozada de dolor.

Esa mujer era María, su madre.

Lecturas del Domingo: Noviembre 26, 2017 – Jesucristo, Rey del Universo

Jesús
Mosaico de Jesús en una catedral en Estambúl, Turquía. Foto por Dianelos GeorgoudisOwn work, CC BY-SA 3.0, Link

Hoy es el último Domingo del tiempo ordinario en el calendario de la Iglesia Católica, y esta semana terminamos el año litúrgico. Este día celebramos a Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo. La próxima semana comienza el tiempo de adviento, que quiere decir preparación. y, ¿para qué nos preparamos? pues para la llegada del mesías, el nacimiento del Salvador, el nacimiento de Jesús.

En las lecturas de hoy, escuchamos que el profeta Ezequiel hace mención a los rebaños de ovejas y de cómo el pastor es el líder que las cuida y vela por ellas. Así mismo, Jesús nos dice en el Evangelio de hoy, hablándole a los discípulos:

“Cuando venga el Hijo del Hombre, rodeado de su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria. Entonces serán congregadas ante Él todas las naciones, y Él apartará los unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha, y a los cabritos a su izquierda”.

Hasta aquí, es la imagen que siempre hemos tenido de los buenos a un lado y los malos al otro. Sin embargo, pongamos atención que originalmente Jesús está hablando de Él mismo (el Hijo del Hombre), pero ahora cambiará a tercera persona:

“Entonces dirá el rey a los de su derecha: ´Vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión del reino preparado para ustedes desde la creación del mundo´”.

Ahora, Jesús explicará cómo es que se ha hecho la selección de buenos y malos. A través de una lista de acciones:

“Porque estuve hambriento, y me dieron de comer.
Sediento, y me dieron de beber.
Era forastero, y me hospedaron.
Estuve desnudo, y me vistieron.
Enfermo, y me visitaron.
Encarcelado y fueron a verme.”

“Los justos le contestaron entonces: ´Señor,
¿Cuándo te vimos hambriento y tedimos de comer?
¿Sediento y te dimos de beber?
¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos?
¿O desnudo y te vestimos?
¿Cuándo te vismos enfermo?
¿O encarcelado, y te fueimos a ver?´
Y el rey les dirá: ´Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron?”

¿Cuál es la clave de la enseñanza de Jesús? Se trata de la misericordia, la ayuda y compasión por los demás que no se queda sólo en buena intención.

Y, ¿qué hay para los otros, los de la izquierda? Jesús les da este mensaje:

“¡Apártense de mí, malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles.”

Y volverá a presentar la lista anterior, pero en forma negativa:

“Porque estuve hambriento, y NO me dieron de comer.
Sediento, y NO me dieron de beber.
Era forastero, y NO me hospedaron.
Estuve desnudo, y NO me vistieron.
Enfermo, y NO me visitaron.
Encarcelado y NO fueron a verme.”

Obviamente, esperamos los acusados reaccionarán ofendidos ¡Cuándo pasó todo eso!. Jesús les responderá:

“Yo les aseguro que cuando NO lo hicieron con uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo. Entoncés irán estos al castigo eterno y los justos, a la vida eterna”.

El que tenga oídos, que oiga.