Lecturas del Domingo: Septiembre 13, 2020 – Perdón y Misericordia

parabola del administrador astuto
“Parábola del administrador injusto” por Phillip Medhurst – Photo by Harry Kossuth, FAL, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=7550875

En este domingo, número 24 del tiempo ordinario, terminamos una serie de lecturas en las cuales hemos esuchado acerca de pesadas cargas, cruces, correcciones a nuestros hermanos. Si después de todo esto no hemos aprendido nada, seguramente la lectura de hoy nos dará una buena lección:

“En aquel tiempo, Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: ‘Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?’ Jesús le contestó: ‘No sólo hasta siete, sino hasta setenta veces siete’.
Entonces Jesús le dijo: ‘El Reino de los Cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus servidores. El primero que le presentaron le debía muchos millones. Como no tenía con que pagar, el señor mandó que lo vendieran a él, a su mujer, a sus hijos y todas sus posesiones, para saldar la deuda. El servidor, arrojándose a sus pies, le suplicaba, diciendo: Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo. El rey tuvo lástima de aquel servidor, lo soltó y hasta le perdonó la deuda.
Pero, apenas había salido aquel servidor, se encontró con uno de sus compañeros, que le debía poco dinero. Entonces, lo agarró por el cuello y casi lo estrangulaba, mientras le decía: ‘Págame lo que me debes’. El compañero se arrodilló y le rogaba: ‘Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo’. Pero el otro no quiso escucharlo, sino que fue y lo metió en la cárcel hasta que le pagara la deuda.
Al ver lo ocurrido, sus compañeros se llenaron de indignación y fueron a contar al rey lo sucedido. Entonces, el señor lo llamó y le dijo: ‘Siervo malvado. Te perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también haber tenido compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?’ Y el señor, encolerizado, lo entregó a los verdugos para que no lo soltaran hasta que pagara lo que debía.
Pues lo mismo hará mi Padre celestial con ustedes, si cada cual no perdona de corazón a su hermano”.

Algo tan sencillo como la clemencia y la piedad no deberían ser cosas que se enseñan. Deberíamos tenerlas a flor de piel y activas todos los días.

Como todos los músculos de nuestro cuerpo, lo que no se ejercita se atrofia. Simples actos cada día nos ayudan a tener un corazón compasivo: Ceder el paso a alguien, pedir disculpas, aceptar disculpas, perdonar de corazón, ayudar sin esperar nada a cambio, etc.

Y un corazón compasivo será parte de nuestra llave al Reino de los Cielos.

Lecturas del Domingo: Noviembre 26, 2017 – Jesucristo, Rey del Universo

Jesús
Mosaico de Jesús en una catedral en Estambúl, Turquía. Foto por Dianelos GeorgoudisOwn work, CC BY-SA 3.0, Link

Hoy es el último Domingo del tiempo ordinario en el calendario de la Iglesia Católica, y esta semana terminamos el año litúrgico. Este día celebramos a Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo. La próxima semana comienza el tiempo de adviento, que quiere decir preparación. y, ¿para qué nos preparamos? pues para la llegada del mesías, el nacimiento del Salvador, el nacimiento de Jesús.

En las lecturas de hoy, escuchamos que el profeta Ezequiel hace mención a los rebaños de ovejas y de cómo el pastor es el líder que las cuida y vela por ellas. Así mismo, Jesús nos dice en el Evangelio de hoy, hablándole a los discípulos:

“Cuando venga el Hijo del Hombre, rodeado de su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria. Entonces serán congregadas ante Él todas las naciones, y Él apartará los unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha, y a los cabritos a su izquierda”.

Hasta aquí, es la imagen que siempre hemos tenido de los buenos a un lado y los malos al otro. Sin embargo, pongamos atención que originalmente Jesús está hablando de Él mismo (el Hijo del Hombre), pero ahora cambiará a tercera persona:

“Entonces dirá el rey a los de su derecha: ´Vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión del reino preparado para ustedes desde la creación del mundo´”.

Ahora, Jesús explicará cómo es que se ha hecho la selección de buenos y malos. A través de una lista de acciones:

“Porque estuve hambriento, y me dieron de comer.
Sediento, y me dieron de beber.
Era forastero, y me hospedaron.
Estuve desnudo, y me vistieron.
Enfermo, y me visitaron.
Encarcelado y fueron a verme.”

“Los justos le contestaron entonces: ´Señor,
¿Cuándo te vimos hambriento y tedimos de comer?
¿Sediento y te dimos de beber?
¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos?
¿O desnudo y te vestimos?
¿Cuándo te vismos enfermo?
¿O encarcelado, y te fueimos a ver?´
Y el rey les dirá: ´Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron?”

¿Cuál es la clave de la enseñanza de Jesús? Se trata de la misericordia, la ayuda y compasión por los demás que no se queda sólo en buena intención.

Y, ¿qué hay para los otros, los de la izquierda? Jesús les da este mensaje:

“¡Apártense de mí, malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles.”

Y volverá a presentar la lista anterior, pero en forma negativa:

“Porque estuve hambriento, y NO me dieron de comer.
Sediento, y NO me dieron de beber.
Era forastero, y NO me hospedaron.
Estuve desnudo, y NO me vistieron.
Enfermo, y NO me visitaron.
Encarcelado y NO fueron a verme.”

Obviamente, esperamos los acusados reaccionarán ofendidos ¡Cuándo pasó todo eso!. Jesús les responderá:

“Yo les aseguro que cuando NO lo hicieron con uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo. Entoncés irán estos al castigo eterno y los justos, a la vida eterna”.

El que tenga oídos, que oiga.