La Sagrada Familia – 2022

Sagrada Familia
La Sagrada Familia” por Kok Leng YeoFuente, CC BY 2.0, Link

Evangelio según San Mateo 2, 13-15. 19-23

Después de que los Magos partieron de Belén, el ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allá hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo“.

José se levantó y esa misma noche tomó al niño y a su madre y partió para Egipto, donde permaneció hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo.

Después de muerto Herodes, el ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre y regresa a la tierra de Israel, porque ya murieron los que intentaban quitarle la vida al niño“.

Se levantó José, tomó al niño y a su madre y regresó a tierra de Israel. Pero, habiendo oído decir que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre, Herodes, tuvo miedo de ir allá, y advertido en sueños, se retiró a Galilea y se fue a vivir en una población llamada Nazaret. Así se cumplió lo que habían dicho los profetas: Se le llamará nazareno.

Sagrada Familia de Jesús, María y José

Sagrada Familia
“La Sagrada Familia” por Kok Leng Yeohttps://www.flickr.com/photos/yeowatzup/314819829/, CC BY 2.0, Link

Primer Libro de Samuel 1, 20-22. 24-28

En aquellos días, Ana concibió, dio a luz un hijo y le puso por nombre Samuel, diciendo: “Al Señor se lo pedí”. Después de un año, Elcaná, su marido, subió con toda la familia para hacer el sacrificio anual para honrar al Señor y para cumplir la promesa que habían hecho, pero Ana se quedó en su casa.

Un tiempo después, Ana llevó a Samuel, que todavía era muy pequeño, a la casa del Señor, en Siló, y llevó también un novillo de tres años, un costal de harina y un odre de vino.

Una vez sacrificado el novillo, Ana presentó el niño a Elí y le dijo: “Escúchame, señor: te juro por mi vida que yo soy aquella mujer que estuvo junto a ti, en este lugar, orando al Señor. Éste es el niño que yo le pedía al Señor y que Él me ha concedido. Por eso, ahora yo se lo ofrezco al Señor, para que le quede consagrado de por vida”. Y adoraron al Señor.

Salmo 83, 2-3. 5-6. 9-10

R. (cf. 5a) Señor, dichosos los que viven en tu casa.
Anhelando los atrios del Señor
se consume mi alma.
Todo mi ser de gozo se estremece
y el Dios vivo es la causa. R.
R. Señor, dichosos los que viven en tu casa.
Dichosos los que viven en tu casa,
te alabarán para siempre;
dichosos los que encuentran en ti su fuerza
y la esperanza de su corazón. R.
R. Señor, dichosos los que viven en tu casa.
Escucha mi oración, Señor de los ejércitos;
Dios de Jacob, atiéndeme.
Míranos, Dios y protector nuestro,
y contempla el rostro de tu Mesías. R.
R. Señor, dichosos los que viven en tu casa.

Primera Carta de Juan 3, 1-2. 21-24

Queridos hijos: Miren cuánto amor nos ha tenido el Padre, pues no sólo nos llamamos hijos de Dios, sino que lo somos. Si el mundo no nos reconoce, es porque tampoco lo ha reconocido a Él.

Hermanos míos, ahora somos hijos de Dios, pero aún no se ha manifestado cómo seremos al fin. Y ya sabemos que, cuando Él se manifieste, vamos a ser semejantes a Él, porque lo veremos tal cual es.

Si nuestra conciencia no nos remuerde, entonces, hermanos míos, nuestra confianza en Dios es total. Puesto que cumplimos los mandamientos de Dios y hacemos lo que le agrada, ciertamente obtendremos de Él todo lo que le pidamos.

Ahora bien, éste es su mandamiento: que creamos en la persona de Jesucristo, su Hijo, y nos amemos los unos a los otros, conforme al precepto que nos dio. Quien cumple sus mandamientos permanece en Dios y Dios en él. En esto conocemos, por el Espíritu que Él nos ha dado, que Él permanece en nosotros.

Evangelio según San Lucas 2, 41-52

Niño Jesús
El niño Jesús, perdido y hallado en el tempo. Detalle de un vitral en Holy Rosary Shrine, Lawrence, MA.

Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén para las festividades de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, fueron a la fiesta, según la costumbre. Pasados aquellos días, se volvieron, pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que sus padres lo supieran. Creyendo que iba en la caravana, hicieron un día de camino; entonces lo buscaron, y al no encontrarlo, regresaron a Jerusalén en su busca.

Al tercer día lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que lo oían se admiraban de su inteligencia y de sus respuestas. Al verlo, sus padres se quedaron atónitos y su madre le dijo: “Hijo mío, ¿por qué te has portado así con nosotros? Tu padre y yo te hemos estado buscando llenos de angustia”. Él les respondió: “¿Por qué me andaban buscando? ¿No sabían que debo ocuparme en las cosas de mi Padre?” Ellos no entendieron la respuesta que les dio. Entonces volvió con ellos a Nazaret y siguió sujeto a su autoridad. Su madre conservaba en su corazón todas aquellas cosas.

Jesús iba creciendo en saber, en estatura y en el favor de Dios y de los hombres.

 

Sagrada Familia de Jesús, María y José, 2020

Sagrada Familia
“La Sagrada Familia” por Kok Leng Yeohttps://www.flickr.com/photos/yeowatzup/314819829/, CC BY 2.0, Link

En este último domingo del año, escucharemos acerca de la hermosa familia de Jesús y su confirmación por parte de dos personas importantes en su vida. Pero también escucharemos la dolorosa profecía que recibirá María.

Del Evangelio de San Lucas:

“Transcurrido el tiempo de la Purificación de María, según la ley de Moisés, ella y José llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley: Todo primogénito varón será consagrado al Señor, y también para ofrecer, como dice la ley: un par de tórtolas o dos pichones.
“Vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón, varón justo y temeroso de Dios, que aguardaba el consuelo de Israel; en él moraba el Espíritu Santo, el cual le había revelado que no moriría sin haber visto antes al Mesías del Señor. Movido por el Espíritu, fue al templo, y cuando José y María entraban con el niño Jesús para cumplir con lo prescrito por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios, diciendo:
“‘Señor, ya puedes dejar morir en paz a tu siervo,
según lo que me habías prometido, porque he visto a tu Salvador,
al que has preparado para bien de todos los pueblos;
luz que alumbra a las naciones
y gloria de tu pueblo, Israel’
“El padre y la madre del niño estaban admirados de semejantes palabras. Simeón los bendijo, y a María, la madre de Jesús, le anunció: ‘Este niño ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en Israel, como signo que provocará contradicción, para que queden al descubierto los pensamientos de todos los corazones. Y a ti, una espada te atravesará el alma‘.
“Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de a tribu de Aser. Era una mujer muy anciana. De joven, había vivido siete años casada, y tenía ya ochenta y cuatro años de edad. No se apartaba del templo ni de noche ni de día, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Ana se acercó en aquel momento, dando gracias a Dios y hablando del niño a todos los que aguardaban la liberación de Israel.
“Y cuando cumplieron con todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y fortaleciéndose. Se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios estaba con él”.

María, José y Jesús como el modelo a seguir para todas las familias futuras: María aceptó, José creyó, y Jesús fue la Palabra.

Lecturas del Domingo: Diciembre 30, 2018 – La Sagrada Familia

Imagen de la sagrada familia
La Sagrada Familia

El día de hoy celebramos a La Sagrada Familia: el pequeño Jesús, su padre San José y la Virgen María. Y la lectura del Evangelio de este día es conocida por la tradición popular –y en los misterios del rosario– como el relato del “niño perdido y hallado en el templo”:

“Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén para las festividades de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, fueron a la fiesta, según la costumbre. Pasados aquellos días, se volvieron, pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que los padres lo supieran.
“Creyendo que iba en la caravana, hicieron un día de camino; entonces lo buscaron, y al no encontrarlo, regresaron a Jerusalén en su busca”.

Conozcamos un poco del contexto de esta historia. El camino de Jerusalén a Belén no es nada fácil. Se trata de una distancia de aproximadamente 90 millas (135 Kms), que la gente pobre tenía que recorrer en caravanas, algunos en carros tirados por animales, otros en mulas, y los más pobres a pie. Pero dichas caravanas se dividían: primero salían los niños uno o dos días antes, luego las mujeres y al final los hombres, con un día de atraso pues ellos caminaban más rápido que los demás.

Pasó un día de viaje cuando San José y María, de alguna forma se dieron cuenta de que Jesús no iba en la caravana de los niños. Posiblemente era la mitad del camino, y es entonces que se deciden regresar. Definitivamente, no se trata ni de un chiste ni de algo que se toma a la ligera.

¿Qué actitud hubieran tenido mis padres si les hubiera hecho eso?

En fin, sigue el relato:

“Al tercer día lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que lo oían se admiraban de su inteligencia y de sus respuestas.
“Al verlo, sus padres se quedaron atónitos y su madre le dijo: ´Hijo mío, ¿porqué te has portado así con nosotros? Tu padre y yo te hemos estado buscando, llenos de angustia´. Él les respondió: ´¿Porqué me andaban buscando? ¿No sabían que debo ocuparme de las cosas de mi Padre?´. Ellos no entendieron la respuesta que les dió.
“Entonces volvió con ellos a Nazaret y siguió sujeto a su autoridad. Su madre conservaba en su corazón todas aquellas cosas.
“Jesús iba creciendo en saber, en estatura y en el favor de Dios y de los hombres”.

El contenido de este relato del Evangelio de San Lucas nos habla de muchas cosas; por ejemplo, de cómo la adolescencia marca el parteaguas de la vida de una persona: el joven que, basado en lo que ha aprendido en su familia, tiene que buscar su propio camino, veces ante la incomprensión de sus padres que han montado en sus mentes y corazones expectativas a las que los hijos no responderán necesariamente.

Hagamos de la Sagrada Familia un ejemplo para las nuestras. Ante la incomprensión y la desesperación que a veces sentimos con nuestros hijos, recordemos que hasta el mismo Jesús nos dio una lección de ellos también deben buscar sus vidas, pero siguiendo sometidos a la autoridad de sus padres.

 

Lecturas del Domingo: Diciembre 31, 2017 – La Sagrada Familia

Imagen de la sagrada familia
La Sagrada Familia

En este día, el último del año, tenemos a María, José y Jesús como el modelo a seguir para todas las familias futuras: María aceptó, José creyó, y Jesús fue la Palabra.

Pero, no se trata de aceptar sin pensar, creer a ciegas, o simplemente hablar por hablar. Se acepta por convicción, se cree con el corazón, y la palabra no es nada sin acción. Y la Sagrada Familia es el mejor ejemplo de todas estas afirmaciones, pues cuando María se convirtió en la “esclava del Señor”, lo hizo sabiendo de corazón que no iba a ser algo sencillo. José sufrió, sin duda, fuertes dolores de confianza al enterarse que su esposa sería madre, sin siquiera haber tenido contacto con ella.

Finalmente, Jesús, no sólo predicó, sino que nos trajo la salvación pasando las pruebas más fuertes, más dolorosas, y al final dio su vida por todos nosotros.