Siempre hemos hablado de lo rigurosa que son las leyes originales otorgadas por Dios a Moisés, y que casi por mil quinientos años gobernaron directamente al pueblo JudÃo.
Después de la Resurrección de Jesús, y luego de muchos años de apostolado y enseñanzas de Pablo, muchos grupos de paganos –los que no conocÃan a Jesús– las leyes judÃas parecÃa excesivamente injustas, estrictas y fuera de tiempo.
Cuando Pablo habló de esta situación con unas comunidades, éstas explotaron violentamente, dejando en claro que no querÃan seguir siguiendo una cultura arcaica, que estaba muriendo poco a poco.
Pablo y Bernabé, en lugar de caer en las provocaciones, decidieron tomar el tema con los apóstoles, quienes enviaron una carta dirigida a esas comunidades, y en las que expresaron un verdadero cambio en la doctrina de la Ley de Moisés:
“El EspÃritu Santo y nosotros hemos decidido no imponerles más cargas que las estrictamente necesarias”.
Y asÃ, el dominio que por más de 15 siglos habÃa mantenido La Ley, comenzaba a desmoronarse, dando pie a La Palabra, el nuevo mensaje de amor de Jesús.